El poema de amor debe tener previsto
el transcurso futuro de los astros
pero también
el vocabulario de la derrota
y la gloria muy simple del minuto.
Debe tener prevista la palabra Albentur
sólo porque está escrita en el costado
del autobús nocturno que te devuelve a casa.
Debe decir la periferia urbana,
y saber convertirse, si es preciso,
en oda a las ciudades encendidas.
Debe tener previstos los fracasos,
toda nuestra pobreza,
el miedo a que se quiebre nuestro amor extramuros.
El poema de amor debe negar el oro.
El poema de amor debe saber que somos
iguales, y por tanto debe incluir palabras
libres de tradición y de sabiduría.
No diré que Petrarca no nos sirve.
Diré que no nos basta. Nuestro fuego sucede
más acá de los limites del mundo.
El poema de amor debe incluir mi nombre y tu nombre
de la misma manera que mi nombre incluye el tuyo.
El poema de amor debe afirmar definitivamente
que no somos oscuros, ni pobres de aventura.
Juan Antonio González Iglesias