Apnea Obstructiva del Sueño y neurodegeneración

Las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por una pérdida neuronal progresiva e inexorable, que se manifiesta clínicamente en un deterioro gradual de los dominios cognitivo, psíquico y/o motor, con diferentes grados de gravedad y edad de aparición en función de la afección específica de que se trate. La causa de la neurodegeneración varía según la enfermedad, pero la incapacidad de las células para plegar proteínas específicas en su conformación original, dando lugar a una acumulación anormal en forma de agregados fibrilares o cuerpos de inclusión, parece ser un mecanismo común a la mayoría de estas afecciones.

Aunque se le ha dado poca importancia, el sueño se ve alterado en las principales enfermedades neurodegenerativas. En la enfermedad de Alzheimer, aproximadamente una cuarta parte de los pacientes presentan una alteración del ritmo circadiano que conduce a la fragmentación del sueño, un aumento de las siestas diurnas y el fenómeno del “sundowning”, caracterizado por un estado de confusión que se produce al caer la noche. En la enfermedad de Parkinson, entre el 40 y el 90% de los pacientes tienen problemas relacionados con el sueño. Estas alteraciones incluyen el trastorno del comportamiento del sueño REM (RBD: REM-Sleep Behavior DIsease), que se encuentra en el 15-33% de los pacientes. El RBD se considera actualmente un factor predictivo del desarrollo de la enfermedad de Parkinson y otras sinucleinopatías. Estudios prospectivos han demostrado que aproximadamente el 80% de los pacientes con RBD idiopático pasan a presentar una de estas afecciones en las siguientes dos décadas.

El método de referencia para diagnosticar la AOS es la polisomnografía nocturna realizada en un laboratorio del sueño o en casa, siendo la medida principal el índice de apnea-hipopnea (IAH), que cuantifica múltiples características como la ausencia o reducción del flujo aéreo, las desaturaciones de oxígeno o los cambios en el grado de alerta (arousal). Los tratamientos suelen incluir cambios en el estilo de vida para contrarrestar factores de riesgo como la obesidad, el consumo de alcohol, la falta de ejercicio o el tabaquismo, y presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) durante la noche, que mantiene abiertas las vías respiratorias. También existen dispositivos orales, tratamientos odontológicos o, en algunos casos, procedimientos quirúrgicos. Cada vez hay más pruebas del impacto de la AOS en la disminución de la cognición, la alteración de la estructura cerebral y la fisiopatología neurodegenerativa. Además, se ha demostrado que el tratamiento de la AOS mitiga algunas de sus consecuencias negativas, lo que sugiere que, con opciones de tratamiento fácilmente disponibles, la AOS es un objetivo prometedor para retrasar la aparición de trastornos neurodegenerativos como la demencia, la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson.

Los investigadores llevan tiempo detectando una asociación consistente entre la apnea del sueño y varios tipos de demencia. Una revisión sistemática publicada por Guay-Gagnon y su grupo en 2022 consolidó la correlación, al constatar que la apnea del sueño aumenta “significativamente” el riesgo de padecer Alzheimer y Parkinson.

 

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Para leer más:

  • Guay-Gagnon M, Vat S, Forget MF, Tremblay-Gravel M, Ducharme S, Nguyen QD, Desmarais P (2022) Sleep apnea and the risk of dementia: A systematic review and meta-analysis. J Sleep Res 31(5):e13589.
  • Weihs A, Frenzel S, Grabe HJ (2021) The Link Between Obstructive Sleep Apnoea and Neurodegeneration and Cognition. Curr Sleep Medicine Rep 7: 87–96.
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