En el sueño
pinto como Vermeer van Delf.
Hablo el griego con soltura
y no sólo con los que están vivos.
Conduzco el coche,
que me obedece.
Tengo talento
escribo grandes poemas.
Escucho voces
casi como los graves santos.
Se asombrarían
lo bien que toco el piano.
Vuelo, tal como debería hacerse,
es decir, por mí misma.
Cayendo del techo
sé caer suavemente en lo verde.
No me resulta difícil
respirar bajo el agua.
No me quejo;
logré descubrir la Atlántida.
Me alegra poder despertarme
siempre antes de la muerte.
Apenas estalla la guerra
me doy vuelta al otro lado.
Soy, aunque no lo necesito,
hija de la época.
Hace un par de años
ví dos soles.
Y antes de ayer un pingüino
totalmente nítido.
5 respuestas a «Elogio de los sueños»
Que bueno sería poder interpretar los sueños.
Voy a ser padre a finales de Junio, y he soñado varias veces con la que puede ser mi hija.
¿Me querrá decir algo?
Tu sí puedes decirle algo a ella. Se sabe que a esta edad, la niña, desde el útero, reconoce ya la voz de sus padres. Y si le lees un cuento ahora, mientras piensas en qué carita tendrá, resulta que ese cuento le gustará más cuando se lo vuelvas a leer antes de dormir. ¡Puro experimento neurocientífico! Muchas felicidades y como dicen en Salamanca, que tu mujer tenga “una horita corta”.
jeje, me has puesto lo bellos de punta.
Gracias José Ramón.
Pues deja a los bellos tranquilos, que tendrán que ir a hacer de modelos o algo así.
Gracias a ti y disculpa la pequeña broma
Abrazo sabatino
ups!, vellos.
Disculpado.