Estudiantes sin papeles

En un post reciente, comentaba sobre el caso de Eric Balderas, un estudiante modelo de 2º de Biología en Harvard, que corría el riesgo de ser deportado a México por su situación ilegal en Estados Unidos. Sin embargo, vivía desde niño en Estados Unidos y allí estaban su madre y hermanos, sus amigos y referencias personales, su vida entera.

El New York Times del 8 de agosto de 2010 indicaba que la administración Obama, aún con unas leyes de inmigración que no han variado frente a su antecesora, el gobierno republicano de Bush hijo, está siguiendo políticas distintas. Así, mientras que la actual administración ha deportado una cifra récord de inmigrantes condenados por algún delito (142.526 el año pasado), está evitando la deportación a un grupo concreto: estudiantes que llegaron a los Estados Unidos sin papeles cuando eran niños. Parece que no hay casos conocidos de alguno que haya sido deportado. En 2009, fueron deportadas 389.834 personas, unas 20.000 más que en 2008, el último año de la administración Bush. En el caso de los estudiantes, cuando se identificaba a alguno que estaba de forma ilegal en los Estados Unidos, se le liberaba de la cárcel y los juicios de deportación han sido aplazados o cancelados. Según grupos de activistas el número de estudiantes deportados creció enormemente en los gobiernos republicanos (ver gráfica). Tampoco han sido deportados los estudiantes que han declarado abiertamente su estatus ilegal en manifestaciones y protestas públicas. Sin embargo, sobre muchos pende esa posibilidad como una espada de Damocles. Al menos un grupo de 7, tuvo su deportación pospuesta por un año en 2009, con la esperanza quizá por parte de los jueces de que para entonces el tema estuviese resuelto legalmente.

Los funcionarios de inmigración han dicho que no hay un cambio de política para permitir a estos estudiantes quedarse, sino que tienen otras prioridades más urgentes. John Morton, responsable del Immigration and Customs Enforcement, declaró en una entrevista “En un mundo de recursos limitados, nuestro tiempo está mejor empleado en alguien que está aquí ilegalmente y está cometiendo crímenes en el vecindario frente a alguien que vino a este país de niño y ha pasado la mayor parte de su vida aquí”. Habría que añadir “estudiando”. Los republicanos han atacado estas políticas indicando que las autoridades deben perseguir a todos los inmigrantes ilegales (un término que enfurece a muchas asociaciones de defensa de derechos pues indican que ningún ser humano es ilegal). Brian P. Bilbray, congresista republicano de California, ha declarado “parece que la administración selecciona y escoge qué leyes va a cumplir y cuáles no”. Todo ello se enmarca en el debate de la legislación DREAM (Development, Relief, and Education for Alien Minors Act), que evitaría definitivamente esas deportaciones. Para que la ley DREAM les ampare, primero tiene que aprobarse (en 2007 fue rechazada en el Senado), pero los términos son haber terminado el bachillerato, ausencia de condenas judiciales, haber vivido en los Estados Unidos durante al menos cinco años y haber completado dos años de Universidad o servicio en el ejército. El mes pasado, el Migration Policy Institute, un centro de investigación independiente de Washington calculo que 726.000 jóvenes serían candidatos inmediatos en cuanto se aprobara esa ley. Sería la mejor noticia en mucho tiempo para ellos. Y también para todos los demás. En el pedestal de la Estatua de la Libertad hay grabado un hermoso poema de Emma Lazarus titulado “The New Colossus”. Sus últimos versos dicen así:

“Give me your tired, your poor,

Your huddled masses yearning to breathe free,

The wretched refuse of your teeming shore.

Send these, the homeless, tempest-tost to me,

I lift my lamp beside the golden door!”

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