El 17 de febrero de 1904, una joven abandonada se subió al escenario de La Scala de Milán para rogar que volviera su amado. Así el mundo conoció por primera vez a Madame Butterfly, la protagonista de la ópera de Giacomo Puccini y su creación más famosa. Su historia, situada en el Japón del cambio de siglo, era una tragedia sobre la inocencia traicionada.
Puccini conoció esta historia en un teatro de Londres, en una obra con el mismo nombre “Madame Butterfly”. Le cautivó la historia de un teniente americano, B.F. Pinkerton que se casa en un matrimonio de conveniencia y abandona a Cio-Cio-San, una adolescente japonesa, de quince años, tierna y vulnerable. Cio-Cio sueña que su vida va a mejorar y el amor se instalará en su vida. Puccini tardó cuatro años en poner música a esta bella historia de amor y desamor, a esta tragedia sobre una joven que termina quitándose su propia vida. tras entregar el hijo nacido a su esposo y su mujer americana.
Renata Scotto, una de las más famosas “butterflies” de la historia de la ópera, decía que “no debes dejar que el papel te envuelva demasiado, de otra manera sufres y no puedes cantar”
El estreno en Milán fue un desastre , con un fracaso absoluto y enormes críticas del público.
Cio-Cio canta el aria Bel di Vedremo en el puerto de Nagasaki, junto a su criada Suzuki, confiando que “volverá”.
En la web hay cientos de versiones, y es interesante compararlas. Con ustedes, contigo, María Callas
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Renata Tebaldi, el 21 de noviembre de 1973 en la NHK de Tokio
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Una respuesta a «Bel di vedremo»
Sin duda, es una de las óperas más bellas del firmamento musical. La volví a escuchar hace pocas semanas desde la ópera de San Francisco. Maravillosa versión con un Benjamin Franklin Pinkerton soberbio en cuanto a voz, cuerpo y actuación frente a una Cio Cio San transformada en víctima propiciatoria de la inmoralidad de un hombre hecho uniforme que está desprovisto de sentimientos y ternura y que tan solo representa los intereses emergente imperio norteamericano. Desde mi punto de vista, el libreto de la ópera y la música están unidas en representar el choque entre civilizaciones, mentalidades, géneros, visiones del amor y de la vida irreconciliables. En resumidas cuentas no se trata tan solo de música y sí de un manifiesto político vital sobre las relaciones humanas en el ámbito de las diferencias culturales. Es fundamental escuchar cómo uno de los leitmotifs de la música es el himno norteamericano que aparece en los momentos en los que Benjamin Franklin P., emulando a su homónimo del XVIII, se recrea en el juejo entre apariencia y realidad. En esos momentos concretos el himno con su solemnidad acompaña las actitudes deshonestas y falsas del militar norteamericano que con su lenguaje falso y aparente está deshonrando los valores de la nación a la que representa. Una magnífica relectura de este mito operístico es la versión teatral del dramaturgo chinoamericano H. D. Hwang “M. Butterfly” quien inspirado por el caso real de espionaje entre un diplomático francés y un/a cantante de la ópera de Beijing, plantea abiertamente todas estas cuestiones para comprender el mito de “la mariposa” oriental destrozada por la arrogancia del mundo occidental. Muy recomendable la película de D. Cronenberg sobre la obra de teatro del autor norteamericano.
Como ves, el mito ha dado mucho de sí y la música también que sigue siendo simplemente excelsa. La versión de Mirella Frenni y Plácido Domingo es una de las más memorables y maravillosas que puedo recordar.
Ópera, siempre ópera……