El presidente Obama dijo que las prioridades de su mandato iban a ser la educación, la sanidad y la investigación en energías. Creo que el mensaje es claro y contundente. Vivimos en un mundo complejo con retos de gran calado pero también rodeados de oportunidades. Nuestro crecimiento económico se ha basado en el empleo de combustibles fósiles pero ese modelo está tocando a su fin. La extinción en las próximas décadas de buena parte de los yacimientos de petróleo, la demanda creciente de productos energéticos en todos los continentes y el calentamiento global y la respuesta que le demos, están cambiando el perfil social y económico de nuestro planeta.
El ministerio de energía norteamericano y su agencia de investigación ARPA-E (Advanced Research Projects Agency-Energy) ha lanzado un programa potente de financiación de investigación este año con 151 millones de dólares de presupuesto. Un primer dato: palabras respaldadas con fondos suficientes. Obama planteó superar el 3% del PIB dedicado a I+D, superando el récord establecido hace 45 años, en 1964, en plena carrera espacial. Los responsables de ARPA-E han anunciado que cuentan con que muchos de los 37 proyectos que financian en esta convocatoria serán un fracaso. Ese segundo dato es una magnífica noticia (que me encanta): si ya sabemos lo que va a salir de una investigación, nunca será rompedora y los responsables aclaran que si algo falla, no es que los investigadores sean unos sinvergüenzas ni que ellos estén tirando el dinero, sino que las cosas importantes se consiguen arriesgando. Se presentaron 3700 proyectos preliminares. Una tercera conclusión: hay ideas y grupos de investigación (empresas, universidades y organismos públicos de investigación) con ganas de hacer cosas. La selección la hizo un grupo de 400 investigadores líderes en su campo. Cuarto mensaje: Necesitas una estructura de filtro adecuada. Puede parecer una exageración: 400 árbitros, pero si hay un mínimo de dos evaluadores por proyecto, eso supone que cada uno habrá estudiado veinte propuestas y ese es casi el límite para poder hacer un trabajo serio. Quinto: Obama anuncia financiación para establecer 46 Centros de investigación sobre Fronteras de la Energía. La conclusión es obvia, la ciencia no puede ser como un pasodoble, un pasito para adelante y otro para atrás y hay que generar infraestructuras y mantenerlas. Por último, y aunque parezca deformación profesional, el director de ARPA-E es Arunava Majumdar, catedrático en la Universidad de California, Berkeley. La sexta y última conclusión: parece que Obama piensa que los universitarios no solo valen para dar clase.
Creo que puede ser interesante repasar algo sobre esos proyectos financiados en una convocatoria anunciada en mayo de 2009 y que ya está resuelta :
- Foro Energy, una empresa de perforación se llevó la mayor financiación (9.1 millones). La idea es un nuevo taladro capaz de atravesar varios kilómetros de roca profunda de alta dureza y que permita aprovechar la energía geotérmica.
- DuPont, el gigante químico, se llevó el segundo proyecto (9 millones) a compartir con su pequeña empresa Bio Architecture Lab. La idea es producir biobutanol a partir de algas.
Las algas marinas evitan tener que usar terreno cultivable o agua potable, dos recursos que van a ser cada vez más escasos. El biobutanol es más energético que el bioetanol y se puede mezclar en mayor proporción con la gasolina. The NewScientist calculaba que usando 2.5% de las costas de Estados Unidos se podrían producir suficiente biobutanol para reemplazar 26.000 millones de litros de gasolina al año.
- FloDesign se llevó el tercer proyecto para desarrollar un nuevo molino de viento destinado a incrementar enormemente el rendimiento de la energía eólica, obteniendo el doble de energía eólica que molinos del mismo tamaño. Solo dos de los proyectos eran sobre energía eólica, algo que puede ser una oportunidad para España.
- Eagle Pitcher Technologies obtuvo el cuarto mayor proyecto (7.2 millones) para desarrollar baterías de bajo coste para almacenar los picos de energía que producen muchas fuentes renovables. Esas baterías tienen un objetivo de fabricación concreto: costar 200 dólares por kilowatio de capacidad frente a los 500 que cuestan las actuales.
- EL MIT (Massachusetts Institute of Technology se llevó otro proyecto de 6.9 millones para otra batería de metal líquido, con el objetivo de almacenar energía renovable, evitando picos en la red y haciendo que desaparezcan los apagones.
- Delphi Automotives, 6.7 millones para baterías más eficientes para coches eléctricos. Las baterías, un tema con poco charm, se convierte según esta convocatoria en la investigación más prioritaria en estos momentos. Otro mensaje interesante.
- Univeture, 6 millones para un nuevo sistema de cosechar algas.
- Arizona State University, 5.2 millones para cianobacterias que producen ácidos grasos para biodiesel.
- La Universidad de Stanford, 5 millones para sensores, software y sistemas de control para mejorar el rendimiento energético de los edificios.
- Otros proyectos son capturar CO2 usando enzimas artificiales (La idea es usar estas enzimas en centrales energéticas que utilizan carbón o gas natural y en empresas que producen grandes cantidades de gases); Cristales de bajo coste para la producción de iluminación LED (La iluminación supone entre un 10 y un 15% de nuestro consumo energético); nuevas placas solares; mejorar el rendimiento de las refinerías; ingeniería genética para producir más biomasa o que la propia planta inicie bioquímicamente su degradación para facilitar la producción de biofuel.
Como vemos, son proyectos ambiciosos y, al mismo tiempo, sensatos. Cubren todos los sectores energéticos, en algunos casos con investigación de alto riesgo y en otros buscando conseguir resultados tangibles en el corto plazo. Alguno pensará que no debemos preocuparnos y que debemos recurrir a una de las pocas citas españolas en el ámbito científico: “Que inventen ellos”.