Fomentar la inclusión en el autismo

Las personas con autismo tienen todo tipo de capacidades, puntos fuertes y habilidades que ofrecer a la sociedad. Muchos tienen también dificultades de comunicación, interacción social y procesamiento sensorial. Estas dificultades pueden dificultar su actividad en la sociedad, en tiendas, en grupos y a la hora de seguir los comportamientos esperados. Ya vale de pedir que se adapten a nuestros modelos y no hacer nada por nuestra parte para reducir las distancias y encontrarnos, como mínimo, a mitad del puente. Podemos hacer más si aumentamos nuestra concienciación sobre los retos a los que se enfrentan las personas con autismo y sus familias, y si modificamos nuestros comportamientos para interactuar mejor. Eso es inclusión.

Un artículo publicado en la web Psychology Today proponía 10 maneras de promover la inclusión de las personas con autismo. Hay que ver lo que nos gustan los decálogos desde la época de Moisés. La idea es conocer mejor a esa persona con autismo que tenemos en el aula o en el trabajo o en la familia y colaborar para que las cosas funcionen mejor:

Comunicación: Muchas personas con autismo tienen dificultades con la comunicación y es diferente para cada persona. Hablar de una manera que permita a la persona con la que nos estamos comunicando entendernos mejor e interactuar con nosotros es clave. Utilizar gestos durante la comunicación que acompañen a lo que estamos diciendo puede ayudar a comunicarse con las personas con autismo, al igual que hablar de forma sencilla y directa. Refuerza y simplifica la comunicación.

Señalización: Disponer de pictogramas con palabras escritas e imágenes puede ayudar a las personas con autismo a comprender mejor el mensaje que transmite la señal. Pueden usarse en un planificador para indicar los viajes o en una agenda semanal para indicar los horarios.

Saludos: Los saludos pueden variar mucho de una persona a otra. Un español intentando saludar con dos besos a una japonesa que te acaban de presentar puede ser mirado con estupor y miedo (hablo por experiencia). Es importante tener en cuenta cómo saludamos a los demás y cuál es su nivel de comodidad. Por ejemplo, algunos pueden sonreír, dar la mano, dar uno, dos o tres besos según los países, o decir “hola”. El simple hecho de preguntar cómo saluda una persona o una familia ayuda a comprender mejor que todos somos diferentes y facilita ajustarnos a lo que la otra parte prefiere. Nos pasa en cierta medida a todos. Hay personas que rechazan los besos como forma de saludo y para otros es aceptable o lo prefieren.

Espacio personal: Algunas personas con autismo tienen dificultades para comprender las distancias del espacio personal y se pueden poner demasiado cerca o demasiado lejos (para nuestras preferencias). Saber esto puede ayudarnos a entender que una interacción con una persona con autismo no pretende ser ofensiva, sino simplemente algo en lo que todavía está aprendiendo y trabajando. Podemos pedir amablemente al individuo que dé un paso atrás o hacerle saber que vamos a dar un paso atrás. Comunicar esto aumenta el respeto por la persona.

Interacción social: Esto va unido a la comunicación. Todos nos comunicamos e interactuamos de forma diferente. Aceptar que algunas personas con autismo pueden no mantener contacto visual o mantenerlo brevemente puede ayudarnos a interactuar mejor con ellas. No está mintiendo ni es que no le interese la conversación, simplemente no le “sale” mirar a los ojos.

Formación: Invertir tiempo y esfuerzo en uno mismo, en el personal, en el grupo o en la familia para aprender a interactuar más y de formas diferentes con las personas con autismo ayuda a promover la inclusión, a difundir la concienciación y a aumentar la aceptación de las diferencias. Hay una gran variedad de cursos de formación, pero además de los colectivos más implicados como maestros, médicos y psicólogos tenemos que llegar a otros sectores: policía, empleadores, otros servidores públicos, periodistas, comerciantes…

Mente abierta: Mantener una mente abierta en nuestra forma de comunicarnos o, tal vez, una petición de un cliente que esté dentro de lo razonable y sea factible para su empresa, puede abrir una puerta para iniciar una conversación o estudiar qué podemos cambiar para aumentar la inclusión y la accesibilidad. Ahí ganamos todos.

Curiosidad: Mantener una postura de interés y hacer preguntas para aprender y realizar modificaciones, sin dejar de ser respetuoso, es crucial. Esto nos permite adquirir más conocimientos sobre cómo podemos ser inclusivos con las personas con autismo y sus familias.

Paciencia: Tener paciencia al relacionarse con una persona con autismo puede darle el tiempo y el espacio que necesita para comunicarse, interactuar y acceder a lo que necesita. Por ejemplo, dale tiempo para responder después de pedir algo o hacer una pregunta. Ten en cuenta que sólo debes hacer una pregunta cada vez, para que la persona tenga tiempo de procesar y responder. Sé paciente y amable. Puedes alegrarle el día a alguien.

No juzgar: Puede ser difícil no juzgar, es algo que nos sale de forma inmediata, pero es algo que debemos tener en cuenta y practicar activamente para ser más inclusivos. Ser curioso, respetuoso, amable y paciente mientras se intenta ayudar o interactuar con una persona con autismo es un paso hacia la aceptación y el fomento de la inclusión.

Estamos juntos en este mundo. Piensa cómo te gustaría que trataran a esa persona autista si fuera tu hijo o tu hermana. En cierta manera, es lo que son.

 

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