Una de las expresiones más injustas y ofensivas es denominar a la universidad española como «fábrica de parados». Nace de una triste realidad: que una parte de ese 43 % de jóvenes en paro que tenemos tiene titulación universitaria pero obvia tres aspectos no menos reales y que compensan ese mensaje destructivo y derrotista: que las posibilidades de encontrar empleo entre un joven sin formación universitaria y otro con ella se triplican para el segundo, que tener una población educada es crucial para el futuro de nuestro país y que nuestros titulados universitarios tienen buenos empleos en empresas, universidades y hospitales de Europa y Estados Unidos. Tengo antiguos alumnos trabajando en Hamburgo, Nantes, París, San Diego, Berlín o Estocolmo sin que les exigieran formación complementaria y, algunos, en poco tiempo, han alcanzado niveles de responsabilidad y excelentes remuneraciones. ¿Por qué? Porque son considerados, de forma prácticamente unánime, como magníficos trabajadores, comprometidos, con una buena disposición y, subrayo, con una excelente formación. Es decir, un título universitario de Salamanca, e imagino que parecido de otras universidades públicas españolas, es valorado como una garantía en algunos de los sectores más competitivos y pujantes del mundo. Entonces, ¿qué es lo que falla? Falla que nuestro país no genera puestos de trabajo en cantidad y calidad suficiente para esos jóvenes que acaban sus carreras. Un problema es conocido: creamos pocas empresas y muchas fracasan en los primeros años pero hay otro problema igualmente importante y menos comentado: nuestras empresas, las que sobreviven, no crecen. Hay empresas norteamericanas que pasan en diez años de tener cinco empleados a tener miles. Eso no sucede en España y deberíamos analizar qué es lo que lo impide. Pero las universidades hacen su trabajo y lo hacen, en la mayoría de los casos bastante bien. La responsabilidad de crear puestos de trabajo o de los niveles de paro juvenil no puede echársela a ellas.
Publicado en mi columna semanal del Día de Salamanca.
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