Una start-up es una empresa de nueva creación con una historia breve de funcionamiento, que se distingue por su perfil innovador y sus grandes posibilidades de crecimiento. Muchas de ellas están asociadas a las nuevas tecnologías y el mundo web.
Start-Up Compass (algo así como “Brújula de las Nuevas empresas”) es una compañía de análisis que estudia los resultados de las start-up comparando sus ventas, retención de clientes y otras métricas de negocios, y permitiendo tomar decisiones sobre tendencias de mercado, criterios de apertura de nuevas empresas o destino de capital-riesgo e inversiones. Tras encuestar a 50.000 emprendedores Start-Up Compass ha sacado un ranking de los mejores ecosistemas para el desarrollo de una nueva empresa. La lista la lidera Silicon Valley, algo que no es extraño por el ambiente de innovación, el fácil acceso al capital semilla, la jornada laboral de 9,95 horas y una cultura de la emprendeduría como en ningún otro lugar. Que en esa lista no aparezca ninguna ciudad española es algo triste pero no sorprendente. Lo curioso es que aparece Santiago de Chile.
El éxito de Santiago surge de un programa del gobierno, Start-up Chile. Este programa se inició en 2010 con 22 compañías de 14 países diferentes a los que se proporcionó 40.000 dólares de capital semilla, un visado temporal de un año y acceso a las redes sociales y de capital del país. Las empresas no tenían porqué continuar en el país tras ese plazo. Una condición esencial era que los emprendedores seleccionados tuvieran una visión global, donde la vía al éxito era la expansión y no el aislamiento. En la primera convocatoria de 2011 se recibieron 330 solicitudes de las que se eligieron 87 de 30 países. La segunda convocatoria de 2011 (julio) tuvo 650 solicitudes para 100 puestos. En la última convocatoria ha contado con 1.500 solicitantes. Los emprendedores llegan desde Gran Bretaña, Singapur, Estados Unidos o España. A lo largo del proceso se hace un seguimiento con indicadores cuantitativos, se les hace participar en eventos locales, se les apoya para realizar talleres sobre sus campos concretos de actividad, y se les abren las puertas para buscar capital nacional e internacional y para contratar personal local. Las ventajas del programa son que anima a que surjan emprendedores nacionales, posibilita la formación de equipos internacionales para conseguir redes de emprendedores, ha tenido un enorme impacto positivo en la imagen mediática, política y de inversores sobre Chile y ha generado un debate sobre la nueva economía donde participan algunos de los talentos más interesantes del Cono Sur, Europa y Estados Unidos. Start-Up Chile ha servido de modelo para programas similares como Startup América, Gran Bretaña, Grecia o Italia.
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