Lady Macbeth, la mujer del protagonista de la obra de William Shakespeare, es un referente literario basado en un personaje histórico del siglo XI. Lady Macbeth presiona a su marido para que asesine al rey Duncan y así se puedan convertir en reyes de Escocia, algo que consiguen pero que termina en un trágico final llevados por esas pasiones, la traición, la ambición desmedida… Se dice que Lady Macbeth encarna el conflicto entre las supuestas características femeninas (compasión, dulzura, fragilidad, empatía) y las supuestas características masculinas (ambición, crueldad, ansia de poder, brutalidad).
Ese conflicto interno afecta a la psique de la Lady Macbeth que tiene episodios de sonambulismo acosada por los remordimientos. Así es la Escena I del Acto V:
Castillo de Dunsinania. Antesala en el castillo.
UN MÉDICO, UNA DAMA Y LADY MACBETH
EL MÉDICO. – Aunque hemos permanecido dos noches en vela, nada he visto que confirme vuestros temores. ¿Cuándo la visteis caminar por última vez?
LA DAMA. – Después que el Rey se fue a la guerra, la he visto muchas veces levantarse, vestirse, sentarse a su mesa, tomar papel, escribir una carta, cerrarla, sellarla, y luego volver a acostarse: todo ello dormida.
EL MÉDICO. – Grave trastorno de su razón arguye el ejecutar en sueños los actos de la vida. ¿Y recuerdas que haya dicho alguna palabra?
LA DAMA. – Si, pero nunca las repetiré.
EL MÉDICO. – A mí puedes decírmelas y debes hacerlo.
LA DAMA. – Ni a ti, ni a nadie, porque no podría yo presentar testigos en apoyo de mi relato.
(Entra Lady Macbeth, sonámbula, y con una luz en la mano)
Aquí está, como suele, y dormida del todo. Acércate y repara.
EL MÉDICO. – ¿Dónde tomó esa luz?
LA DAMA. – La tiene siempre junto a su lecho. Así lo ha mandado.
EL MÉDICO. – Tiene los ojos abiertos.
LA DAMA. – Pero no ve.
EL MÉDICO. – ¿Qué es lo que hace ahora? Mira cómo se retuerce las manos.
LA DAMA. – Es su ademán más frecuente. Hace como que se las lava. La he visto hacerlo durante un cuarto de hora.
LADY MACBETH. – Todavía están manchadas.
EL MÉDICO. – Oiré cuanto hable, y no lo borraré de la memoria.
LADY MACBETH. – ¡Lejos de mí esta horrible mancha!… Ya es la una… Las dos… Ya es hora… Qué triste está el infierno… ¡Vergüenza para ti, marido mío!… ¡Guerrero y cobarde!… ¿Y qué importa que se sepa, si nadie puede juzgarnos?… ¿Pero cómo tenía aquel viejo tanta sangre?
EL MÉDICO. – ¿Oyes?
LADY MACBETH. – El señor de Fife tenía una esposa ¿Dónde está ella ahora?… ¿Pero por qué no se lavan nunca mis manos?… No más, señor, no más… ¡Qué dañinos son esos arrebatos!
EL MÉDICO. – Oye, oye: ya sabemos lo que no debíamos saber.
LA DAMA. – No tiene conciencia de lo que dice. Estoy segura de algo: La verdad sólo Dios la sabe.
LADY MACBETH. – Todavía siento el olor de la sangre. Todos los aromas de Oriente no bastarían a quitar de esta pequeña mano mía el olor de la sangre.
EL MÉDICO. – ¡Qué oprimido está ese corazón!
LA DAMA. – No le llevaría yo en el pecho, por toda la dignidad que ella pueda tener.
EL MÉDICO. – Bien, bien, bien…
LA DAMA. – Dios lo quiera señor.
EL MÉDICO. – No sé curar tal enfermedad, pero he visto sonámbulos que han muerto como unos santos en sus lechos.
LADY MACBETH. – Lávate las manos. Vístete. Vuelva el color a tu semblante. Te lo digo otra vez: Banquo está bien muerto, y no ha de volver de su sepulcro… A la cama, a la cama… Llaman a la puerta… Ven, dame la mano… Lo que se ha hecho no se puede deshacer. A la cama, a la cama, a la cama.
EL MÉDICO. – ¿Se acuesta ahora?
LA DAMA. – En seguida.
EL MÉDICO. – Ya la murmuración pregona su crimen. La maldad suele trastornar el entendimiento, y la mente infectada descarga sus secretos en las sordas almohadas. Necesita el apoyo de Dios y no de un médico. Dios, Dios nos perdone a todos. No te alejes de su lado: aparta de ella cuanto pueda molestarla. Y aún así no le pierdas de vista. Buenas noches. Me ha anonadado la mente y deslumbrado la vista. Pero más vale callar.
LA DAMA. – Buenas noches, doctor.
Es llamativo, algo que no sucede en ningún otro carácter importante de la obra de Shakespeare que su parlamento es en prosa mientras que a ella se le “niega la dignidad del verso”. Shakespeare usa este recurso porque, se piensa, el ritmo regular del verso no encaja con un personaje que ha perdido su equilibrio mental y está invadida por las imágenes de sus actos, del asesinato cometido.
El sonambulismo es uno de los trastornos del sueño más famosos y peor conocidos. En torno a un 30% de los adultos hemos tenido al menos un episodio de esta parasomnia, normalmente cuando éramos niños. Algunos repiten y un 3% lo ha tenido el último año. En la infancia es más frecuente en niñas y en la edad adulta, en hombres. El sonámbulo se levanta de la cama en un estado de baja consciencia y realiza actividades que pueden ser benignas como sentarse en la cama, ir al baño o limpiar, claramente arriesgadas como cocinar, conducir o tener relaciones sexuales con desconocidos e incluso cometer actos violentos u homicidios.
El episodio de sonambulismo puede durar unos pocos segundos o extenderse durante más de media hora y ocurre normalmente en el primer tercio de la noche. Coincide con las fases 3 o 4 del sueño, es decir, la etapa denominada sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL). Los movimientos del sonámbulo no son la representación externa de un sueño que está teniendo porque las imágenes oníricas se producen en otra fase, en la llamada de movimientos oculares rápidos o REM. En contra de la imagen popular, los sonámbulos no van con los ojos cerrados y los brazos extendidos, sino con los ojos abiertos y utilizan sus manos con cierta normalidad pero no son conscientes de sus actos.
Por esa falta de consciencia no pueden realizar movimientos que requieran un gran esfuerzo y tampoco hablar, tan solo emitir algunos sonidos incoherentes. Es difícil despertarlos aunque, en contra de lo que se cree comúnmente, no resulta peligroso. Al despertar se encuentran desorientados y confusos.
Hay informaciones de algunos sonámbulos que han conducido, montado a caballo o incluso intentado pilotar un helicóptero. También se desplazan por sitios donde no lo harían normalmente, incluso con cierto peligro.En el año 2005, en Inglaterra, una muchacha de 15 años fue rescatada del extremo del brazo de una grúa de construcción de 40 metros de altura donde se había quedado dormida tras subir sonámbula.
Tampoco son conscientes de los actos que realizan durante sus episodios de sonambulismo. Una mujer de 54 no entendía cómo era posible que hubiera subido 45 kilogramos de peso hasta que su marido e hijos le explicaron que se levantaba sonámbula en medio de la noche y se ponía a comer sin medida. En 2004, Peter Buchanan del Instituto Woolcock de Investigación Médica en Sydney (Australia) informó de que había tratado con éxito a una mujer de mediana edad que en episodios de sonambulismo salía de su casa y tenía relaciones sexuales con desconocidos. Esta conducta se alargó durante meses y evidencias circunstanciales como preservativos distribuidos por la casa alertaron a la pareja del problema. Se presta al chiste fácil pero el médico que le trató indicó que el estrés de la pareja y un análisis clínico en profundidad le convenció de que era un caso serio de sonambulismo y no un problema psiquiátrico o un ejemplo llamativo de cara dura y cascos más bien ligeros. Hay también informes clínicos de una mujer que en episodios de sonambulismo mandaba correos electrónicos semicoherentes en los que por ejemplo invitaba a cenar o a tomar copas a un amigo, e-mails de los que luego no recordaba nada.
También se ha visto que el sonambulismo puede ser un riesgo importante para las personas afectadas o para sus seres cercanos. En 1987, Kenneth Parks un hombre de Pickering, Ontario condujo 23 kilómetros hasta la casa de los padres de su mujer donde estranguló a su suegro hasta dejarlo inconsciente y apuñaló a su suegra hasta matarla. Luego, volvió a subir a su coche y condujo hasta la comisaría más cercana donde, ensangrentado y supuestamente todavía dormido, se entregó a los policías diciendo “Creo que he matado a alguien”. Fue absuelto de asesinato por el jurado por estar bajo los efectos del sonambulismo, algo que fue ratificado por el Tribunal Supremo de Canadá que solo le obligó a tomar una medicación contra los trastornos del sueño para evitar que algo parecido se pudiera repetir. En 2008 hubo un caso parecido en el Reino Unido donde Brian Thomas y su esposa, ambos sonámbulos habituales, estaban de vacaciones con su caravana cuando un grupo de jóvenes les empezó a molestar. Decidieron irse con su caravana y aparcar en otra zona donde pudieran descansar. Mientras dormían, Thomas soñó que los jóvenes habían entrado en su caravana y se defendía de ellos. En realidad estaba estrangulando a su esposa y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, era ya tarde pues ella había fallecido. Según el Dr Michael Cramer-Bornemann, especialista del Centro Regional de Trastornos del sueño de Minnesota: “Cualquiera que sea sonámbulo puede matar”. Se presta lógicamente a la picaresca de intentar hacer pasar un asesinato como algo involuntario y es algo difícil de demostrar para inocentes y difícil de excluir para los culpables. Recientemente se ha visto que algunos sonidos, como el ladrido de un perro en la fase SOl induce un episodio de sonambulismo en quien tiene esta parasomnia. De esta manera se estará más cerca de probar si alguien es realmente sonámbulo o simplemente lo está fingiendo.
El Dr. Chris Idzikowski, director del Centro del Sueño de Edimburgo fue llamado a declarar como perito en el caso de Thomas para lo que hizo un estudio en prisión monitorizando su comportamiento durante el sueño, incluyendo su respiración, ondas cerebrales, movimientos oculares y de las extremidades. Un sonámbulo tiene signos típicos tales como episodios de alta actividad cerebral antes de volver a las ondas cortas típicas del sueño en fase no-REM. Durante el episodio de sonambulismo la parte del cerebro que se encarga del juicio moral, la corteza prefrontal, está desactivada. Por el contrario otras partes están sobreactivadas durante el sueño, incluyendo el sistema límbico y la amígdala. Estas áreas intervienen en el control emocional de la experiencia de despertar y le dan a los sueños su profundidad y su intensidad. El comportamiento del sonámbulo sería por tanto emocional e irracional. Con respecto a los movimientos, el estado de consciencia cambia muy rápidamente y puede producirse un desajuste en el cual la mente consciente todavía no se ha hecho cargo de la voluntad y de las órdenes motoras y se produce el deambular inconsciente del sonámbulo.
No se conocen muy bien las causas del sonambulismo, es más frecuente en niños y cuando se produce en adultos se relaciona con una inmadurez del sistema nervioso central. También se cree que tiene una base genética, localizada al parecer en el cromosoma 20 y por eso es típico que ocurra en varios miembros de la misma familia. De hecho, la posibilidad de que un niño lo sufra aumenta un 45% si lo tiene un progenitor y un 60% si lo tienen los dos. Realizando un análisis genético de 30 personas con sonambulismo y 30 controles, se ha visto que las personas con sonambulismo tienen un 350% de posibilidades de tener una variante del gen HLA llamado HLA-DBQ1. Se supone que este gen interviene en otros trastornos del sueño como la narcolepsia y esa variante daría una propensión al sonambulismo que sería luego modulada por factores ambientales. Entre las cosas que aumentan la posibilidad de tener un episodio de sonambulismo están el estrés, el cansancio extremo, la falta de sueño, la fiebre y estar tomando algunos medicamentos como narcolépticos o antipsicóticos.
El sonambulismo es también más frecuente en las personas con depresión, con una historia de abuso de alcohol y con un trastorno obsesivo-compulsivo, como en ese gesto repetido de Lady Macbeth de intentar lavarse una y otra vez las manos, un gesto característico de este tipo de trastorno.
El tema del sueño sale continuamente en Macbeth. El sueño es un elemento esencial en la vida, similar a respirar a comer y la falta de sueño se asocia con una tensión emocional donde hay altos niveles de estrés, ansiedad o problemas psicológicos. Tanto Macbeth como su esposa tienen dificultades para conciliar el sueño por su culpabilidad. Macbeth siente que el tiempo de relajamiento y tranquilidad, representado por el sueño, ha muerto para él para siempre, reemplazado con una época de locura, horror, miedos y pesadillas. También Lady Macbeth atribuye su extraño comportamiento a la falta de sueño. En el Acto II, Escena II, Macbeth le dice a Lady Macbeth
“Me pareció oír que alguien gritó:
`Macbeth no puedes dormir´
Porque has asesinado al sueño,
el sueño inocente,
que cura las heridas del corazón valiente
que desteje la intrincada trama del dolor,
que desenvuelve la madeja de nuestra angustia,
lavando el sudor de la fatiga,
alienta y repara nuestro ser y
lo nutre en el festín de la vida.
Para leer más:
- Adam, L. (2010) The science of defending sleepwalkers that kill. BBC Radio 4. 25 de marzo de 2010.
- Teen ‘sleepwalks to top of crane’ http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/4654579.stm
- http://www.sciencespacerobots.com/blog/51420125
Una respuesta a «El asesino del sueño»
Me gustó mucho los relatos .gracias