acompaña mi tarde
una edición de las Meditaciones
de Marco Aurelio, Marcus
Antoninus imperator
ad se ipsum, seguida
de su correspondencia
con Frontón. Varias cartas
cruzadas entre el príncipe
y el profesor, que siempre
se dirige a su alumno
respetuosamente:
Domino Antonino Augusto.
En sus respuestas, el Emperador
es aún más sencillo.
Sólo escribe:
Magistro.
Juan Antonio González Iglesias