Internet es ya la mayor biblioteca del mundo y crece a un ritmo exponencial. Los contenidos de hoy no tienen nada que ver con los que había hace cinco años y serán muchísimo mayores dentro de otros cinco. Cada vez hay más libros digitalizados, más archivos y bibliotecas puestos a disposición del internauta, más fotografías y videos de uso libre o restringuido, y más experiencias y pensamientos personales que nos pueden guiar y dar una información única y enormemente valiosa.
El principal problema de buscar información en Internet para un estudiante es distinguir el material fiable del que no lo es. En una biblioteca de investigación tradicional todos los artículos, libros y otros documentos han tenido una evaluación por especialistas y editores. En Internet, cualquier persona puede colgar cualquier dato, cualquier información, sin ningún tipo de control. En la misma pantalla de búsqueda aparecerán documentos importantes y de gran calidad, junto a auténtica basura electrónica.
Para el estudiante que prepara un trabajo docente o inicia una investigación es necesario hacer una estimación de la calidad y la veracidad de los documentos y datos que va a usar. Aunque el principal factor siempre será el sentido común, fijarnos en algunos aspectos de la página web o el documento descargado nos puede ayudar a estimar la calidad del sitio que estamos visitando:
Autor. ¿Quién es? ¿Qué es? Es importante comprobar si alguien se hace responsable de la información de la página o es anónima (quién es). Acredita si tiene una afiliación profesional (qué es) bajo el título o en la firma. Mira si es accesible y localizable a través de una dirección de correo electrónico o una dirección postal. Intenta buscar información biográfica sobre él, si puede hablar con autoridad sobre el tema recogido en ese documento. Puedes hacer una búsqueda sobre su nombre en Amazon o en Google Books para ver si ha publicado algún libro en ese tema. Puedes buscar en foros especializados en el tema (grupos de Usenet) para ver si alguien hace críticas positivas o negativas sobre esa información o ese autor. Comprueba si es citado por otros autores, en particular por alguno que conozcas o en el que confíes. Es interesante si llegas a ese documento por la cita de otro documento de calidad y confianza. Finalmente, si hay un correo electrónico o un teléfono y esa información es crucial para ti, puedes contactar con el autor para conocer más información sobre su trabajo y contrastar la información recogida.
Organización que está detrás. No es lo mismo que sea un ministerio, una fundación prestigiosa, una universidad o que, por el contrario, sea una asociación de particulares, una empresa o un individuo. Es necesario distinguir si esa organización produce esa información o simplemente la conserva o la difunde. Por ejemplo, una magnífica biblioteca puede estar llena de libros cargados de inexactitudes y eso no es responsabilidad de la biblioteca. Del mismo modo, un sistema abierto en una página web de una organización seria recibirá comentarios y opiniones útiles y otros, totalmente descabellados o sesgados.
Tipo de dominio de la página web. Son más fiables los dominios de tipo .gov (gobierno), .mil, (ejército estadounidense), .org (organizaciones) o .edu (instituciones educativas) que los que sean .com (actividades comerciales). En otros países, puede estar menos claro porque los dominios no siempre están claramente clasificados. Sin embargo, en esto hay que tener también ciertas precauciones. Muchos portales web de universidades contienen un número importante de trabajos realizados por estudiantes, cuya fiabilidad puede ser también discutible, aunque estén almacenados en una institución de prestigio.
Clase de documento. No es lo mismo encontrar una estadística en un repositorio oficial (por ejemplo, en España, el Instituto Nacional de Estadística o el Centro de Investigaciones Sociológicas) que en un trabajo universitario, que en el blog de un particular.
Cantidad y calidad de los revisores. Hay información que pasa por numerosos filtros y, por lo tanto, tiene más posibilidades de estar comprobada y ser exacta. Por ejemplo, en el ámbito académico, un posible ranking sería:
- Artículos publicados en revistas internacionales prestigiosas (han sido revisados por expertos y editores de primer nivel)
- Libros académicos. Suelen estar escritos por un auténtico experto que ha hecho un esfuerzo considerable de documentación, pensamiento y síntesis. En algunas disciplinas pueden quedar anticuados con cierta rapidez.
- Tesis doctorales (realizadas por una persona que lleva años trabajando en ese tema y revisado en detalle por su director). Los tribunales de tesis suelen encontrar algunos fallos mientras lo que se cuelga en el repositorio de la Universidad suele ser lo que se ha llevado para la exposición y defensa, así que son más fiables las publicaciones derivadas a posteriori de la tesis, que la propia tesis. Si tienes duda de algún dato, puedes intentar contactar con el autor y aclararlo con él.
- Tesinas, proyectos fin de carrera, trabajos de grado y de máster. La persona tiene ya una formación
importante, pero es su primer trabajo serio. Pasa por un tribunal de expertos pero es posible que lo que estés viendo es la versión que conoció el tribunal, sin sus comentarios y correcciones.
- Trabajos académicos de estudiantes. Aquí el margen es enorme, puedes tener trabajos originales con una enorme calidad a un auténtico desastre resultado de un corta y pega indiscriminado.
Estructura de la información. Los documentos más rigurosos con el manejo de la información son los científicos, donde los datos son referidos, contrastados y explicados. El otro extremo puede ser un escrito literario, donde los personajes son inventados, todos los datos pueden ser ficticios y no tiene por qué haber ninguna adscripción a una verdad objetiva. Un documento científico tiene unas pautas básicas que son de uso obligado:
- Alude a la forma de obtener la información y atribuye los datos a su autor.
- Las fuentes citadas son recogidas adecuadamente en una bibliografía.
- El autor muestra conocimiento de las teorías, escuelas de pensamiento y técnicas normalmente consideradas apropiadas para el estudio de un tema.
- Si está utilizando como base para su trabajo una nueva teoría, una nueva técnica, una nueva herramienta, discutirá las ventajas y limitaciones del enfoque que está utilizando.
- Si el tema o el planteamiento es controvertido, el autor reconocerá esta circunstancia, dejando claro que no hay un consenso general y que hay otros puntos de vista.
Nivel de actualización y revisión. Una página web que se actualiza con frecuencia, que tiene muchos lectores que hacen comentarios y proponen datos adicionales o contradicen algo de lo allí incluido para que sea corregido, tiene mucha más garantía que algo que lleva cubriéndose de polvo (si es que hay polvo electrónico en internet) desde que alguien lo colgó en la Red.
Grado de inmediatez. Un chat o un correo electrónico pueden tener información valiosa pero puede ser que no esté contrastada, incluso si ha sido escrita por un auténtico especialista en el tema. Si el tipo de página web indica que esa información no se revisa y el autor no ha tenido tiempo a pensarla o escribirla con cuidado, hay que leerlo con precaución.
Acceso abierto. Si cualquiera puede añadir información en un portal web, el riesgo de que contenga información errónea es mayor. Un ejemplo evidente es Wikipedia. Es una fuente muy útil y en proceso continuo de depuración y de búsqueda de sistemas de aseguramiento de la calidad de la información pero aun así todavía contiene mucha información errónea.
Tipo de publicidad. Una página web que trabaje con calidad no tendrá una publicidad indiscriminada o de productos sospechosos. No buscará ganar unos euros a cualquier costa.
Internet es ya la mayor fuente de información y ha multiplicado el número de autores pero esa información se ordena posteriormente en función del número de enlaces y visitas recibidas. Una información controvertida y errónea aparecerá normalmente en los buscadores por encima de páginas serias, exactas y aburridas.
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