Categoría: Bases genéticas, moleculares y celulares
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Migración postnatal y TEA
Antes de nacer y después de nacer, el cerebro va creciendo, añadiendo nuevas células y las neuronas recién formadas migran desde las zonas de proliferación hasta su destino final, donde empiezan a construir circuitos funcionales. Es decir, unos meses antes de nacer y unos meses después de nacer un ejército de células neuronales jóvenes —las […]
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Problemas gastrointestinales y TEA
Los niños con TEA tienen una probabilidad cuatro veces mayor de sufrir problemas gastrointestinales que el resto de la población. Es un dato que se conocía desde la primera descripción clínica del autismo en los años 1940 y es muy posible que esas molestias tengan que ver con la tendencia de muchos niños con autismo […]
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Hermanas y autismo
La Autism Science Foundation ha lanzado el proyecto Autism Sisters, hermanas y autismo. El objetivo es intentar entender lo que se ha llamado el «efecto protector femenino», es decir porqué las niñas tienen mucho menos autismo que los niños. Los científicos no sabemos porqué el autismo es de cuatro a cinco veces más común en […]
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Hevina, neurexinas y neuroliginas
Los estudios sobre genes, proteínas, sinapsis, etc. son más difíciles de entender por las familias con autismo pues son temas muy especializados pero para los investigadores son de enorme importancia porque vamos entendiendo, con pasos cada vez más sólidos, qué es lo que hace que un cerebro termine teniendo autismo. En Cell, una de las […]
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Un pliegue anómalo
Lo más llamativo del cerebro humano es su superficie densamente plegada, las circunvoluciones corticales. En ellas se distinguen sulci o surcos, las hendiduras, y gyri o giros, las elevaciones tortuosas. El plegamiento cortical es un éxito evolutivo que permite conseguir mucha más superficie cortical con el mismo volumen cerebral y, por tanto, tener espacio para un […]
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GABA y TEA
El GABA, ácido gamma aminobutírico, es el principal transmisor inhibitorio en el sistema nervioso: «apaga» o «calma» los circuitos neuronales en los que interviene. Durante mucho tiempo se ha sospechado una relación entre el GABA y los trastornos del espectro autista (TEA) pero, por primera vez, Caroline Robertson de la Universidad de Harvard