Autismo y formación policial

Las personas neurodivergentes están sobrerrepresentadas en el sistema judicial y penitenciario en todas sus instancias y se enfrentan también a dificultades en tener un acceso igualitario a la justicia. Las personas con autismo señalan que tienen dificultades para entender y comunicarse con los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad y que echan en falta disponer de un apoyo adecuado cuando les toca relacionarse con la policía o tienen cualquier tipo de problema con la ley.

Steve Silberman contaba en el New York Tines el caso de una madre que dejó a su hijo autista de 14 años unos minutos en el parque mientras iba a hacer un recado para su otra hija. Cuando regresó, no podía creer lo que veía: un agente de policía estaba encima del chico con las esposas preparadas, inmovilizándolo contra un árbol. El muchacho gritaba y el policía parecía muy nervioso. Mientras la madre intentaba averiguar qué había ocurrido, llegaron más agentes, que salieron de ocho coches patrulla en respuesta a la frenética petición de refuerzos del agente. Pronto quedó claro para la madre que el policía desconocía que el niño tiene autismo y había interpretado los movimientos rígidos y desconocidos del niño -que incluían llevarse un trozo de hilo a la nariz para olerlo repetidamente- como un signo de intoxicación por drogas. Mientras tanto el muchacho repetía «estoy bien, estoy bien» para intentar calmarse. Silberman tituló su artículo «La policía necesita entender el autismo».

Los cuerpos de seguridad tienen muy clara su labor de servir y proteger y, en general, hacen un excelente trabajo, pero pueden tener carencias en saber identificar y tratar a una persona con autismo. Un policía, por otro lado, es la persona que está a tu lado en alguno de los peores momentos de tu vida y una mejor formación puede hacer que ese episodio sea más satisfactorio para todas las personas implicadas.

Debido a sus dificultades de comunicación y a los posibles problemas cognitivos, las personas con discapacidad tienen que luchar para construir una narrativa clara y consistente de un suceso, no entienden bien sus derechos legales y las implicaciones de lo que dicen a la policía, y pueden ser más sugestionables y más propensos a fabular que aquellos que no tienen una condición similar. Las dificultades sociales y de comunicación que afectan a las personas autistas pueden ser muy diferentes y, a menudo, menos obvias que en el caso de las personas con discapacidad intelectual. Una persona autista puede no entender unas instrucciones sencillas y un policía puede interpretar mal cosas como no mirar a los ojos, no seguir las instrucciones, las estereotipias o intentar irse de un sitio que le ha generado una gran tensión. Aunque la discapacidad intelectual afecta a un tercio de las personas autistas (35.2% según Maenner et al., 2021), la mayoría de los autistas tienen un cociente de inteligencia igual o superior a 70, lo que hace que sus dificultades sociales y de comunicación sean más difíciles de identificar puesto que su aspecto es normal y su conversación puede mostrar un vocabulario rico y complejo.

Los policías señalan que tienen una necesidad no atendida de una formación especializada, que experimentan a menudo dificultades para identificar a las personas con una condición neurodivergente y echan en falta procedimientos que salvaguarden un mejor servicio a las personas con discapacidad intelectual u otra condición minoritaria. Todos los países que han firmado la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad (UNCRPD), 92 hasta estos momentos, están obligados a proporcionar formación a los cuerpos y fuerzas de seguridad y al personal del sistema judicial según estipula el artículo 13-2. Parece bastante evidente que poner en marcha esta formación ayudaría a afrontar el exceso de personas con necesidades especiales que terminan en el sistema judicial y también que es necesario hacer una evaluación sistemática de la efectividad de ese entrenamiento para que se alcancen los objetivos deseados.

Los datos científicos procedentes de la evaluación de los programas de formación a escala internacional son escasos. Una revisión sistemática de 13 bases de datos sobre programas de formación en sensibilidad hacia las personas con discapacidad dirigidos a agentes de policía de todo el mundo entre 1980 y 2015 informó de solo tres estudios disponibles en este ámbito, dos de los cuales evaluaban la formación en discapacidad intelectual (Viljoen et al., 2017). Esta revisión encontró «pruebas limitadas de la eficacia de los programas de formación para mejorar los conocimientos y las habilidades de los agentes de policía hacia las personas con discapacidad», destacó la necesidad de «formación diseñada a medida» y recomendó que se siguiera investigando «para desarrollar, implementar y evaluar dichos programas». Los dos estudios incluidos en la revisión de Viljoen et al. 2017 se llevaron a cabo en Irlanda del Norte e incluyeron ejercicios de juegos de rol en los que a los agentes de policía del grupo de tratamiento se les asignaron papeles de personas con discapacidad intelectual o dificultades de aprendizaje con observación por parte del resto de participantes y debate posterior. Ambos estudios hallaron actitudes «más favorables» hacia las personas con discapacidad intelectual en el grupo de formación en comparación con un grupo de control de que no realizó la formación. Además, la evaluación de un curso de 45 minutos impartido a los comandantes del distrito de Londres (Reino Unido) no incluido en las revisiones anteriores halló que la formación en sensibilización sobre discapacidad mejoraba los niveles de conocimiento y confianza declarados por ellos mismos de los agentes de policía a la hora de interactuar o comunicarse con personas con discapacidad intelectual y trastorno del espectro autista.

Una encuesta recomendaba que los aspectos clave de la formación de los policías eran reconocer la discapacidad, desarrollar habilidades de comunicación incluyendo cómo proporcionar información que fuese fácil de entender y establecer protocolos para ofrecer apoyo a las personas con discapacidad intelectual en las primeras etapas del sistema judicial.

El programa de entrenamiento debería desarrollarse de forma natural con un equipo que trate aspectos básicos de la salud mental, apoyo a la discapacidad, aspectos éticos y expertos en el sistema legal incluyendo personas con conocimientos sobre la vulnerabilidad de los sospechosos y los procedimientos policiales.

Los principales objetivos de aprendizaje de la formación eran los siguientes:

  1. Comprender las cuestiones jurídicas y los procedimientos sobre el terreno (sospechosos y víctimas),
  2. Reconocer cuándo un sospechoso puede tener una discapacidad intelectual o una condición neurodivergente,
  3. Proporcionar información al sospechoso vulnerable,
  4. Mejorar las habilidades de comunicación de los agentes, incluidas aquellas en situaciones de crisis, y
  5. Apoyar a la persona con discapacidad intelectual bajo custodia.

La formación se puede hacer interactiva, presencial u online, con viñetas, noticias de prensa y entrevistas en vídeo a personas con discapacidad intelectual en referencia a sus interacciones con las fuerzas del orden. Las asociaciones de familia pueden ser un excelente aliado en esta formación pues nadie sabe tanto de autismo como ellos ni le importa tanto la situación de sus hijos. Las experiencias previas indican que los policías implicados declaraban que sentían que habían mejorado sus conocimientos y que podrían realizar mejor su trabajo. Es algo que es potencialmente aplicable a los países que han ratificado la UNCRPD.

 

 

Para leer más:

  • Gulati G, Cusack A, Murphy V, Kelly BD, Kilcommins S, Dunne CP (2021) The evaluation of a training course to enhance intellectual disability awareness amongst law enforcement officers: a pilot study.
  • Maenner, M. J. , Shaw, K. A. , Bakian, A. V. , Bilder, D. A. , Durkin, M. S. , Esler, A. , Furnier, S., Hallas, L., Hall‐Lande, J., Hudson, A., Hughes, M., Patrick, M., Pierce, K., Poynter, J., Salinas, A., Shenouda, J., Vehorn, A., Warren, Z., Constantino, J., … & Cogswell, M. E. (2021). Prevalence and characteristics of autism spectrum disorder among children aged 8years—Autism and developmental disabilities monitoring network, 11 sites, United States, 2018. MMWR Surveillance Summaries 70(11): 1–16.
  • Silberman S (2017) The police needs to understand autism. New York Times https://www.nytimes.com/2017/09/19/opinion/police-autism-understanding.html
  • Slavny‐Cross R, Allison C, Griffiths S, Baron‐Cohen S (2022) Autism and the criminal justice system: An analysis of 93 cases. Autism Res 15(5): 904–914.
  • Viljoen E, Bornman J, Wiles L, Tönsing KM (2017). Police officer disability sensitivity training: A systematic review. The Police Journal 90(2): 143–159.

 

 

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

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