El mapa de John Snow

53b9555488261f57413ead2e5de9fc6fA mediados del siglo XIX, Londres era la ciudad más poderosa del mundo, la más grande con tres millones de habitantes y el centro del Imperio Británico. Sin embargo, al igual que las demás grandes capitales, sufría cada cierto tiempo brotes de cólera que dejaban cientos de muertos y desaparecían un tiempo después igual que habían surgido. La idea general era que los causantes eran los miasmas, unos efluvios malignos que, según se creía, nacían de los cuerpos enfermos, la materia en putrefacción y el agua estancada y que además del cólera provocaban también otras enfermedades como la viruela, la clamidia o la sífilis. La teoría miasmática explicaba porqué las epidemias eran más devastadoras en los barrios pobres, donde la suciedad, la falta de higiene y la presencia de animales y basuras cerca de las viviendas era la norma común. cholera2Allí, los olores eran peores y sus habitantes eran supuestamente «más depravados» lo que debilitaba sus organismos y les hacía más vulnerables a la enfermedad.

Un médico, John Snow, nacido en York, ciudad famosa por su jamón cocido, pensó que el cólera no era causado por los miasmas sino que era algo que se reproducía en el cuerpo humano y se contagiaba y extendía por el agua contaminada. Esto contradecía las precauciones que se tomaban entonces para protegerse del «mal aire» (de donde deriva «malaria») y de los llamados aires nocturnos y algunos tratamientos totalmente ineficaces entonces y ahora como la homeopatía.

La red de suministro de agua de Londres estaba formada por numerosos pozos superficiales donde la gente podía bombear agua y llevarlo a su casa en cubos y cántaros y una docena de canalizaciones que llevaban agua desde el Támesis y la distribuían por una reducida red de tuberías que llegaba a las viviendas de la clase alta. El sistema de alcantarillado era aún más precario y la gente vaciaba normalmente sus orinales en patios, fosas sépticas o pozos negros que iban lentamente filtrando a los terrenos adyacentes. Por eso, el olor putrefacto de las heces de personas y animales -en Londres había más de 100.000 caballos- combinado con la basura a medio pudrir era el fundamento de la teoría de los miasmas pero el verdadero problema era que los pozos se contaminaban pues las aguas de consumo y las aguas residuales se mezclaban.

En septiembre de 1854 hubo un nuevo brote de cólera en el distrito del Soho, cerca de la casa de Snow. Decidió entonces que era la oportunidad para aclararlo y realizó un mapa donde fue dibujando la situación de los trece pozos públicos de esa zona y los casos de cólera que iban falleciendo alrededor, colocando cada uno en cada calle y en cada casa y comprobando que los muertos eran mucho más numerosos alrededor de una bomba de agua que estaba situada en las intersección entre Broad Street y Cambridge Street. wellsExaminó después muestras de agua al microscopio y vio una bacteria desconocida en aquellas muestras. A pesar del escepticismo de las autoridades locales, consiguió que clausuraran la bomba de Broad Street y el brote de cólera empezó rápidamente a remitir.

Snow no se conformó e hizo un mapa mucho más detallado para apoyar su teoría. Construyó una serie de polígonos que marcaban las zonas que rodeaban a cada pozo, definiendo las casas que hacían uso de cada uno de ellos y realizó entrevistas para aclarar algunas inconsistencias. Aquel mapa le permitió explicar dos anomalías presentes en la versión anterior. thiessenPor un lado, la gran casa al norte de Broad Street, un edificio que albergaba más de quinientos pobres que vivían hacinados en condiciones miserables y donde, sin embargo, hubo muy pocos fallecimientos. La explicación fue que tenían su propio pozo y aunque estaban muy cerca de la bomba de la esquina nadie tenía interés en ir cargado para traer agua cuando disponían de ella debajo de sus viviendas. Del mismo modo, en la cervecería que estaba una manzana al este de la fuente no hubo ningún fallecimiento. El motivo era que los que allí trabajaban podían beber toda la cerveza que quisieran, la fermentación mata a las bacterias y ninguno enfermó. Por otro lado, Snow pudo comprobar que muchas de las muertes que se produjeron en otras partes de la ciudad era gente que iba a trabajar o a hacer compras cerca de Broad Street y bebían agua de ese pozo, que tenía fama de tener agua de mejor sabor que la que salía de otros pozos en los alrededores.

En palabras del propio Snow:

Tras registrar el sitio, encontré que prácticamente todas las muertes habían tenido lugar a poca distancia de la bomba [de Broad Street]. Solo hubo diez muertes en casas que estaban situadas claramente más cerca de otra bomba de la calle. En cinco de esos casos las familias del difunto me informaron que siempre mandaban a por agua a la bomba de Broad Street, ya que aquel agua era mejor que el de otras bombas más cercanas. En otros tres casos, los fallecidos eran niños que iban a la escuela cerca de la bomba de Broad Street…

Con respecto a las muertes acontecidas en los lugares próximos a la bomba, hubo 61 casos en los que me informaron que las personas fallecidas solían beber de la bomba de agua de Broad Street, ya fuese de forma constante u ocasionalmente… El resultado de esta averiguación, entonces, es que no ha habido un brote particular o una prevalencia de cólera en esta parte de Londres excepto entre las personas que tenían la costumbre de beber el agua de la mencionada bomba de pozo.

He tenido una reunión con el Comité de Vigilantes de la parroquia de St. James, en la tarde del 7 de septiembre y les he presentado las circunstancias arriba mencionadas. Como consecuencia de lo que he dicho, la manivela de la bomba fue retirada al día siguiente.

John Snow

Carta al editor de Medical Times and Gazette

john_snow_pubSnow es considerado uno de los fundadores de la epidemiología y sus descubrimientos impulsaron cambios en los sistemas de conducción de agua y alcantarillado de Londres, que a su vez generaron cambios similares en otras ciudades. El resultado fue una mejora sustancial de la salud pública por todo el mundo. Miles de personas, sin saberlo, debieron sus vidas a un médico al que le gustaba dibujar mapas. En la esquina donde estaba la bomba hay ahora un pub ¿su nombre? el John Snow.

 

Para leer más:

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

ORCIDLensScopusWebofScienceScholar

BNEDialNetGredosLibrary of Congress


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