Bernard Rimland

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Bernard Rimland (1928 –2006) fue un psicólogo norteamericano con una gran influencia en el ámbito de los trastornos del neurodesarrollo. Por un lado, fue uno de los primeros que planteó que el autismo tenía una base biológica, e indicó la posibilidad de un componente genético y alteraciones bioquímicas. Por otro, promovió distintas teorías sin una base científica y que quedaron posteriormente desacreditadas, pero que causaron y causan todavía un profundo daño. Entre ellas está la relación entre vacunas y autismo, el uso de la comunicación facilitada como estrategia de intervención, las terapias de quelación y la supuesta existencia de una relación entre la secretina y el autismo.

Rimland estudió la carrera en la San Diego State University y posteriormente obtuvo un doctorado en psicología experimental y diseño de la investigación en la Pennsylvania State University. Al acabar el doctorado la familia volvió a San Diego y él empezó a trabajar como psicólogo en una de las grandes infraestructuras de la Armada norteamericana en la zona, la base naval de Point Loma. Uno de sus hijos, Mark, fue diagnosticado por él de autismo a los dos años y Rimland empezó a estudiar este tema. La teoría prevalente en aquel momento eran las ideas sobre las madres frías, pero eso contrastaba con la experiencia directa de Rimland, su mujer no era así, y empezó a buscar explicaciones alternativas.

En 1964, Rimland publicó su libro Infantile Autism: The Syndrome and Its Implications for a Neural Theory of Behavior. En esta obra, Rimland afirmaba que el autismo no era una manifestación psicológica causada por padres que no expresaban sus sentimientos, una idea ampliamente difundida en la época, sino el resultado de un déficit bioquímico «generado por una agresión ambiental». Reconocía que también podía haber un componente genético que predispusiera a algunos niños a sufrir esta condición y argumentaba que el autismo podía «ser tratado o al menos mejorado con terapias biomédicas y comportamentales». El libro de Rimland tuvo un amplio impacto, sobre todo entre los padres que veían como se reducía su culpabilización y empezó a recibir numerosas llamadas y cartas de personas que querían contarle su historia o solicitar ayuda o consejo. Rápidamente le escribieron y le plantearon crear una organización nacional.

Otra aportación significativa de Rimland es que creó la primera lista de opciones para el diagnóstico de autismo. También fue el primero que realmente consiguió que los profesionales se juntaran para hablar de autismo. Por otro lado, desde muy pronto sus controvertidas afirmaciones le pusieron en contra de la comunidades médica y científica que le acusaban de realizar afirmaciones muy graves sin pruebas, de atacar elementos claves de la salud pública como los antibióticos y las vacunas y de no presentar datos que justificasen sus propuestas sobre el autismo.

Junto con un pequeño grupo fundó en 1965  la Autism Society of America (ASA), una organización de concienciación y ayuda al autismo para «trabajar a favor de los niños autistas y sus familias a los niveles local, estatal y nacional». Dos años después, Rimland fundó el Autism Research Institute (ARI), una organización no gubernamental con sede en San Diego y dedicada a investigar y recoger información sobre el autismo y otros trastornos relacionados. El ARI mantenía una base de datos e historias de casos y realizaba y apoyaba investigaciones que fueran dirigidas a encontrar la causa del autismo y a desarrollar tratamientos eficaces. El primer congreso de la America’s National Society for Autistic Children tuvo lugar en julio de 1969 en Washington. Fue una ocasión memorable no solo porque por primera vez el ser humano pisó la Luna, algo retransmitido por todas las televisiones del mundo, sino también porque en ese congreso Leo Kanner hizo una declaración, que ahora nos parece chocante pero que descargó formalmente a los padres de responsabilidad en el autismo de sus hijos al declarar: «Padres, yo os absuelvo».

Rimland apoyó el Applied Behavioral Analysis (ABA), un modelo educativo muy estructurado que fue popularizado por Ivar Lovaas, de la Universidad de California Los Angeles. El ABA sigue vigente en la actualidad con una gran polémica entre defensores y detractores. Para los primeros es una técnica eficaz, que consigue avances claros en la evolución del niño autista, Para los segundos es una estrategia de intervención carísima, con una dedicación en horas que casi ninguna familia se puede permitir, con un modelo de premios y castigos que aniquila la personalidad del niño y con algunas intervenciones conductistas que llegan a calificar de torturas.

En 1988, Rimland hizo de consultor técnico en el rodaje de la película Rain Man. Fue él el que sugirió que Raymond Babbitt, el protagonista autista de la película interpretado por Dustin Hoffman, presentase habilidades extraordinarias, lo que normalmente llamamos el síndrome de savant. Hoffman se reunió con Mark, el hijo de Rimland para preparar su actuación y consideraba que la película mostraba a las personas con autismo de una forma positiva y empática. Una anécdota divertida es que los productores de la película hicieron una donación de 75 000 dólares destinada originalmente al Autism Research Institute de Rimland. Sin embargo, por un error, el cheque se extendió a nombre de la Autism Society of America, una sociedad distinta con la que Rimland no tenía ya nada que ver. Rimland presentó una demanda para intentar que le devolvieran el dinero, pero su solicitud fue desestimada por el tribunal porque no presentó su demanda a tiempo.

Rimland emprendió una cruzada contra lo que consideraba las principales causas de autismo: los contaminantes ambientales, los antibióticos y las vacunas. Eso le enfrentó con la mayor parte de la comunidad biomédica y optó entonces por las medicinas alternativas. En una carta al editor del Washington Post en 1997, Rimland escribía: «La razón de que el público, y el Congreso, apoyen la medicina alternativa es que la medicina convencional a pesar de su arrogancia es demasiado ineficaz, demasiado dañina, demasiado costosa. La medicina no convencional es una alternativa racional a un mal mucho mayor, la medicina convencional». Muchos lo consideraron un sinsentido.

La idea de Rimland sobre que era necesario centrarse en medios «naturales, no tóxicos» para tratar los síntomas del autismo le hizo defender que las vitaminas (en particular la B6), los minerales (en particular, el magnesio) y las hormonas (en especial, la secretina) podían ayudar a la química del organismo y generar cambios positivos en el comportamiento de los niños con autismo. Por ejemplo, señaló que el uso de la secretina, una enzima intestinal, era «posiblemente el descubrimiento más importante en la historia del autismo» y que generaba en los niños tratos «una mejoría súbita y espectacular». Sin embargo, investigadores de Carolina del Norte y de Chicago hicieron estudios independientes, con las garantías de los ensayos científicos y vieron que los resultados no eran mejores que después de tomar un placebo, pero también generó un grupo de seguidores acérrimos.

Rimland consideraba que las vacunas eran un «sospechoso principal» en la aparición del autismo. Mantenía, sin pruebas, que había un vínculo directo entre el timerosal, un preservante basado en el mercurio que entonces se usaba en algunas vacunas y el autismo. Apoyó la idea, totalmente desacreditada en la actualidad, de Andrew Wakefield sugiriendo que había una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo, que la vacuna suponía una carga excesiva para el sistema inmunitario de los niños y que el incremento de los casos de autismo era consecuencia directa de la generalización de las vacunaciones. Cuando diversos estudios desmontaron cada una de estas afirmaciones y no se aportó ni un solo dato que las apoyara, Rimland afirmó que «era demasiado pronto para desechar la hipótesis de las vacunas». Esta teoría disparatada ha contribuido a reducir los niveles de vacunación y a que mueran niños de enfermedades evitables.

Rimland también apoyaba la terapia de quelación un tratamiento para aliviar un envenenamiento por plomo y otros metales pesados en los niños con autismo, algo que fue rechazado por la American Academy of Pediatrics y por la Food and Drug Administration: Ni los niños mostraban niveles superiores de metales pesados ni los tratamientos de quelación generaban ninguna mejoría. También tuvo enfrentamientos con los padres. En un congreso de la Autism Society of America, la misma asociación que él había ayudado a fundar y que había cambiado de nombre, consiguió que se aprobara una propuesta que establecía que todos los niños con diagnóstico de autismo debían someterse automáticamente a un tratamiento con vitamina B12. Ed Ritvo, investigador de UCLA cuenta

Yo me levanté y dije que aquella era una organización dirigida por padres, que no había evidencia de que la vitamina B12 funcionara y que nosotros no queríamos aceptar ese tratamiento. Rimland replicó “Si queréis seguir a Ritvo, entonces, dimito”. Como los delegados dudaban, presenté mi dimisión, pero entonces hubo otra votación, yo fui reelegido, y Rimland, expulsado. Estuvo enfadado por esto hasta el día de su muerte.

Un fallecimiento que tuvo lugar en 2006. Rimland murió de un cáncer de próstata en El Cajon (California), a los 78 años.

 

Para leer más:

 

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

ORCIDLensScopusWebofScienceScholar

BNEDialNetGredosLibrary of Congress


Una respuesta a «Bernard Rimland»

  1. Avatar de R.

    Con el paso del tiempo, lo apasionante para mí es escrutar el funcionamiento de la neurotipicidad (tal que opciones políticas, sesgos, sectas, síndromes de estocolmo, relaciones de pareja, maltrato de pareja por años)

Muchas gracias por comentar


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