«The walking dead» y la encefalofagia

the-walking-dead-online“The walking dead” es una serie de televisión desarrollada por Frank Darabont (productor, guionista y director) de la que se han producido ya cuatro temporadas de episodios, muñecos de los protagonistas y videojuegos. La serie surge a partir de una serie de cómics con el mismo nombre donde los diálogos son obra de

Robert Kirkman y las ilustraciones de Tony Moore y Charlie Adlard. La serie ha tenido un número creciente de espectadores y ha sido nominada a los premios del gremio de escritores de América y a los Globo de Oro en la categoría de mejor serie dramática.

La serie cuenta las aventuras y desventuras de un pequeño grupo de supervivientes que busca un nuevo hogar y un futuro mientras es atacado por zombis aislados o en grupos.
La figura del zombi comedor de cerebros parece que surge de la tetralogía de películas de muertos de George A. Romero (“La noche de los muertos vivientes”, “El amanecer de los muertos”, “El día de los muertos” y “Survival of the dead”) y es un nuevo subgénero de las películas de terror describiendo una situación donde la mayoría de la Humanidad ha sido transformada en estos monstruos que atacan a los pocos supervivientes que deben defenderse de ser asesinados, comidos o contagiados. Romero estableció las reglas básicas del fenómeno zombi: si te muerden, te infectas; puesto que están muertos no es fácil librarse de ellos y hay que dispararles en la cabeza, cortársela o quemarlos «vivos»  y forman parte de un escenario catastrófico, una distopia, un panorama desesperanzado llamado el apocalipsis zombi. hr_the_walking_deadComo es habitual en las películas de este subgénero, en la serie se muestra la descomposición de la sociedad actual, la pérdida de los valores y la forma de vida civilizada, todo ello aderezado con mensajes muy norteamericanos como son la necesidad de disponer de armas para la defensa de uno mismo y tus seres queridos o que no vale de nada esperar la llegada del gobierno y sus funcionarios (ejército, policía, políticos) porque cuando de verdad les necesitas nunca aparecen.
La idea de comer cerebros no es extraña a nuestra especie. Los hombres han comido cerebros de cerdos, ardillas, caballos, vacas, ovejas, cabras, pollos y monos, entre otros. En muchas culturas, algunos tipos de cerebro son considerados un manjar exquisito, un plato único. Los sesos se pueden preparar de muchas maneras, rebozados, en tacos de sesos, con pasta o formando parte de la famosa tortilla del Sacromonte. Un plato popular en el sur de los Estados Unidos son los llamados “eggs ’n’ brains”, sesos con huevos revueltos que tienen tal popularidad que pueden conseguirse enlatados para prepararlos en un pis-pas. Comer cerebros tiene también un fuerte componente cultural y simbólico. Los Anyang, una tribu de Camerún tenía una costumbre tradicional en la que el nuevo jefe del grupo comía los sesos de un gorila mientras que otro anciano comía su corazón. La tribu de los foré de Nueva Guinea comía cerebros como parte de complejos rituales para apoderarse de la fuerza y espíritu de sus enemigos. Estas prácticas desembocaron en epidemias de una enfermedad neurodegenerativa, el kuru, un caso único de una patología que se transmite a través del canibalismo.
A la hora de que nos coman el cerebro en vida hay cosas más probables que un zombi. En diciembre de 2011, los servicios médicos de Louisiana (Estados Unidos) establecieron una alerta sobre la irrigación de la nariz con solución salina preparada con agua del grifo. naegleria-fowleriDos personas, una mujer de 51 años y un hombre de 20, habían muerto tras realizar ese procedimiento con una especie de tetera e infectarse con la llamada por la prensa sensacionalista, la «ameba come-cerebros», Naegleria fowleri, aunque en realidad no es una ameba sino otro tipo de protista (Heterolobosea). El error de estas personas fue usar agua del grifo en vez de agua destilada o hervida para añadirla sal e irrigar la cavidad nasal. El agua corriente es sana para beberla pero no para usarla en la nariz. La infección ocurre normalmente cuando la gente nada o bucea en agua dulce templada en lagos y ríos o en una piscina que no esté adecuadamente clorada. La ameba viaja por el sistema olfatorio y causa una encefalitis amébica que genera una rápida necrosis del tejido nervioso. En la fase temprana, los síntomas son similares a los de una meningitis bacteriana incluyendo dolor de cabeza, fiebre, náuseas, vómitos y rigidez en el cuello. Según la infección progresa, se puede tener confusión, pérdida del equilibrio, ataques epilépticos y alucinaciones. La enfermedad progresa con rapidez y puede causar la muerte una o dos semanas después de su inicio. De hecho, la mayoría de los casos se diagnostican postmortem.
Una investigación publicada en 2010 en la revista Biology Letters encontró un animal “comecerebros” en el que nadie había pensado, unos pequeños y bonitos pájaros llamados carboneros (Parus major). En invierno cuando otras fuentes de comida escaseaban, estos simpáticos pajarillos localizaban los dormideros de los murciélagos comunes (Pipistrellus pipistrellus) e iban allí a comerse sus cerebros.  El fuerte pico del carbonero, especializado para abrir semillas y granos no tiene ningún problema para romper los huesos del cráneo del pobre quiróptero. No es sin embargo una comida preferida sino al parecer un elemento de subsistencia. En el experimento realizado si los investigadores colocaban un comedero con granos y semillas a la entrada de la cueva, solo se observaba una captura de un murciélago. Sin el comedero, la disponibilidad de comida se reducía drásticamente y esos días se veían hasta 17 capturas de murciélago. El dormidero de murciélagos era una auténtica despensa de emergencia para la supervivencia de los carboneros.
Otro comportamiento de los pájaros muy inteligente y tampoco muy atractivo es que se ha visto que algunas especies recogen colillas y se las llevan a su nido. Montserrat Suárez-Rodríguez y su grupo de la UNAM demostró que los gorriones (Passer domesticus) y los carpodacos domésticos (Carpodacus mexicanus) hacían esto. Estas dos especies de pájaros colocan en sus nidos mientras los construyen colillas de cigarrillos. Se cree que los filtros con su alto contenido en nicotina, que es un potente insecticida, unido a la presencia de alquitranes y otros residuos reducen el número de parásitos en los nidos. Entre los parásitos destacan los ácaros algunos de los cuales no causan problema por que se alimentan solamente del tejido muerto de las plumas pero otros pueden ser mucho más dañinos. La disminución del número de parásitos hace que la vida de los pollos sea más cómoda, más grata y más sana. El método parece eficaz porque los investigadores pudieron comprobar que cuantas más colillas había en el nido, éste contenía menos parásitos, aunque algunos de los componentes del tabaco presentes en los filtros de los cigarrillos pueden tener cierta toxicidad. También se comprobó que cuando se atraían los parásitos a trampas de calor con y sin colillas llegaban menos parásitos a las primeras, presumiblemente debido a la repulsión causada por  la nicotina. Se sabía que otras especies traían al nido plantas frescas que contenían compuestos volátiles que repelían a los parásitos pero en este caso se trata de un producto artificial, las colillas, presente tan solo desde hace unas décadas de forma habitual. Parece lógico pensar que para pájaros que viven en un ambiente urbano sea más fácil conseguir colillas que plantas específicas y es curioso pensar cómo habrán llegado los pájaros a la conclusión de su utilidad teniendo en cuenta que su olfato, un sentido que parecería idóneo, está muy poco desarrollado en las aves.
Otro ejemplo de adaptación a los ambientes urbanos por parte de otros pájaros fue el caso de los carboneros (Parus major) y los herrerillos (Cyanistes caeruleus) con las botellas de leche. En el Reino Unido, se estableció un sistema de reparto de leche a domicilio donde los lecheros dejaban las botellas de leche fresca a la puerta de la casa al amanecer. Blue Tit (Parus caeruleus) drinking from milk bottle, EuropeWinston Churchill fue el que dijo que una democracia era un lugar donde si llamaban a tu puerta a primera hora de la mañana era muy probable que fuera el lechero. Pues bien, estos pájaros que nunca habían visto algo parecido antes aprendieron a romper la tapa de papel de aluminio de las botellas y poder así comer la crema que se formaba en la parte de arriba de la leche. Era un aporte de nutrientes de especial interés durante el invierno cuando la disponibilidad normal de alimentos de estos animales (insectos y semillas) es muy baja. Esa costumbre tan interesante de estas aves se ha perdido en los últimos años. Ello ha sido por un cambio en las costumbres alimenticias (tomamos cada vez más leche desnatada y semidesnatada en vez de entera) y en nuestros hábitos de compra (el reparto de leche a domicilio ha desaparecido en la mayoría de países y ciudades y la gente la compra en una tienda o un supermercado).
Los investigadores han podido demostrar que muchos de estos comportamientos se aprenden de unos animales a otros, es decir, se transmiten culturalmente. Como en casi cualquier otra especie de animal, lo más importante para la supervivencia de un pájaro es conseguir comida y evitar a los predadores. Distintas especies de pájaros son capaces de aprender observando lo que hacen otras aves. Se ha estudiado en distintas especies de carboneros (Parus majorParus caeruleus y Parus palustris) y tordos (Turdus merula y Turdus philo-melos). Estos estudios se realizan teniendo unos pájaros que actúan de “demostradores”, son los que saben encontrar la comida, por ejemplo, debajo de una tela y otros pájaros que actúan de “observadores” y ven cómo se realiza esa estrategia de éxito. greattit002Es curioso que en condiciones normales un pájaro se acerca para aprender siempre a un individuo de su misma especie, pero si el que tiene éxito en conseguir alimentos es de otra especie, el observador se acerca a él como si le considerara un maestro mejor. En igualdad de condiciones, los pájaros aprenden mejor de un individuo de su misma especie y aprenden más rápido si previamente han visto cómo se resuelve un problema y se encuentra una solución. Hay especies que aprenden más rápido que otras, algo que puede estar relacionado con el tamaño de sus cerebros. Sin embargo, no hay diferencias entre los individuos de distintas especies que nunca han sido sometidos a una experiencia de aprendizaje, lo que sugiere que lo que varía es la velocidad de aprendizaje, que hay especies que son más flexibles en su capacidad de instrucción, más adaptables a un ambiente cambiante y consiguen ir mejorando sus respuestas basándose en la solución de problemas previos. La especie que aprende más rápido, el carbonero común Parus major, es la que mayor éxito tiene en los ambientes urbanos, donde el hombre genera situaciones muy cambiantes.
El consumo de cerebro o nata es interesante energéticamente en un invierno duro pero no son alimentos sanos. Los dos contienen un alto porcentaje de grasa y, en particular, altas cantidades de colesterol. En los humanos se ha reducido mucho el consumo de sesos de vaca al demostrarse que su consumo podía terminar en el desarrollo de encefalopatías espongiformes transmisibles. A los zombis no parece importarles porque total, si ya estás muerto, no vas a ponerte picajoso con lo que comes aunque su dieta es nutricionalmente y moralmente muy poco recomendable.

 

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José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

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