Las terapias con células madre son una de las esperanzas de la medicina del siglo xxi, pues ofrecen la posibilidad de abordar enfermedades o afecciones para las que existen pocos tratamientos. Entre ellas están la diabetes, la enfermedad de Alzheimer, la artrosis, los infartos o algunos tipos de ceguera. En unas pocas situaciones esta promesa terapéutica es ya una realidad. Uno de los mejores ejemplos es el tratamiento de las leucemias. Una estrategia exitosa ha sido destruir el sistema hematopoyético alterado del paciente y luego reconstruirlo con células madre de un donante. Basta una célula madre para reconstruir todo el sistema hematopoyético y recuperar una vida normal.
Las terapias con células madre tienen como objetivo regenerar o sustituir las células afectadas por trastornos y enfermedades, reparando un tejido u órgano hasta que su funcionamiento sea mucho más parecido al de una persona sana. Las terapias con células madre pueden compensar la presencia de células con un defecto genético, pueden sustituir a células que se han perdido o pueden promover la liberación de sustancias que compensen un déficit y consigan un ambiente bioquímico en el tejido afectado más cercano a la normalidad.
Las células madre reprogramadas pueden lograrse aislando células madre del paciente o de un donante y convirtiéndolas en las células deseadas en un laboratorio antes de trasplantarlas en el paciente. En un enfoque alternativo, las células madre pueden trasplantarse sin diferenciarlas fuera del cuerpo del paciente con la esperanza de que el tejido receptor dicte su destino. Esta idea se basa en el supuesto de que cada tejido contiene moléculas de señalización específicas que indican a las células madre en qué deben convertirse.
Lo primero que hay que decir es que al día de hoy no ha habido ensayos clínicos con las garantías suficientes que demuestren que el uso de células madre en niños y adultos con autismo es seguro y eficaz. Ha habido algunas pruebas con muy pocos casos, a veces sin controles adecuados y con resultados nulos o difíciles de creer. Sin embargo, hay clínicas en numerosos países, incluido España, que publicitan y llevan a cabo tratamientos con células madre.
Un ejemplo de estos estudios clínicos es el artículo publicado por Dawson et al. (2020) en la revista Journal of Pediatrics. El ensayo clínico de fase II fue realizado con pacientes con TEA que recibieron una trasfusión de sangre de cordón umbilical, una fuente de células madre. Este estudio prospectivo, aleatorizado, controlado con placebo y doble ciego incluyó a 180 niños con TEA, de entre 2 y 7 años, que recibieron una única infusión intravenosa de sangre del cordón autólogo (n = 56) o alogénico (n = 63) frente a otro grupo que recibió un placebo (n = 61) y todos fueron evaluados a los 6 meses después de la infusión. La conclusión fue que no se veía una mejoría de las habilidades de socialización ni una reducción de los síntomas del autismo.
Si no hay datos científicos determinantes sobre la seguridad y eficacia de estos tratamientos ¿cómo es posible que se ofrezcan en muchos países incluido España? Una parte de la explicación es que la ciencia no tiene solución para el autismo, lo considera una condición de por vida, entonces las familias desesperadas se agarran a un clavo ardiendo, están dispuestas a pagar lo que tienen y lo que no tienen y hay quien detecta la oportunidad de negocio. Al principio las clínicas de células madre estuvieron en países en desarrollo, donde la legislación es muy laxa, como Panamá, Rusia o Ucrania.
Un ejemplo puede ayudarnos a una idea de la situación. En 2017 la clínica Nutech Mediworld de Nueva Delhi (Indica) anunció que había usado células madre para tratar a 14 personas con síndrome de Down. El anuncio causó una enorme alarma pues ni los expertos en síndrome de Down ni los expertos en células madre veían cómo estas células podían tratar un trastorno genético causado por tener un cromosoma extra.
John Rasko, de la Sociedad Internacional para Terapia celular, declaró «El uso de estas células no tiene sentido biológico y puede poner a los bebés en un riesgo considerable de efectos secundarios». La situación en el caso del autismo no es muy diferente, el autismo tiene un claro componente genético y no hay ningún resultado riguroso que muestre que eso se puede revertir o paliar mediante el uso de células madre.
Es importante sacar también el tema de las patentes. Una patente propiedad de Geeta Shroof, directora médica de la clínica de Nueva Delhi, de 2007, protege comercialmente la idea de que las células madre pueden ser útiles para más de 70 condiciones diferentes, de síndrome de Down a la enfermedad de Alzheimer, pasando por incluso estados vegetativos.
Shroof ha publicado artículos sobre el uso de células madre en el tratamiento de la esclerosis múltiple, la parálisis cerebral, el daño por lesión medular o la diabetes, pero las mismas revistas que han aceptado esos artículos han alertado sobre problemas éticos en estas publicaciones. Una publicación vale tanto como valen sus resultados y la labor de revisión que se haya hecho sobre ellos. Hay revistas malas que publican lo que sea y hay revistas regulares que pueden estar interesadas en publicar resultados provisionales o discutibles como forma de llamar la atención y conseguir nuevas audiencias, aumentando sus citas y difundiendo el nombre de la revista. Finalmente, hay revistas buenas a las que se les puede «colar» un artículo malo. La publicación en revistas especializadas con revisión por pares es uno de los sistemas garantes de la calidad de la ciencia, pero eso no quiere decir que sea infalible.
Schroff publicó un caso de un niño con síndrome de Down. Según esa publicación el niño recibió células madre procedentes de un embrión donado que fueron inyectadas en la sangre, en los músculos de la espalda, bajo la piel y aplicadas en un espray nasal. Según ella el niño desarrolló una mejor comprensión, un mejor tono muscular de las extremidades y mejoró la capacidad de reconocer a sus familiares. Elisabeth Fisher, del University College de Londres le contestó que «No hay comparación con individuos similares con síndrome de Down, y no hay indicación de que esta terapia haya tenido ningún efecto en absoluto, por lo que la autora no tiene ninguna base para decir que las inyecciones fueron beneficiosas». Indicaba por otro lado que «la autora parece no tener idea de dónde están yendo las células ni de qué están haciendo». Pone los pelos de punta.
Nutech Mediworld, la clínica de la India, no es la única que ofrece tratamientos con células madre. Un análisis dirigido por Rasko en 2016 identificó 417 sitios web que ofertaban tratamientos con células madre directamente a los pacientes. De ellos, 187 estaban vinculados a 215 clínicas de Estados Unidos. A la hora de vender charlatanerías y tratamientos sin evidencias, Estados Unidos, el país con la mejor ciencia del mundo, suele también estar en el primer lugar.
Para leer más:
- Coghlan A (2017) Clinic claims it has used stem cells to treat Down’s syndrome. New Scientist 8
- Dawson G, Sun JM, Baker J, Carpenter K, Compton S, Deaver M, Franz L, Heilbron N, Herold B, Horrigan J, Howard J, Kosinski A, Major S, Murias M, Page K, Prasad VK, Sabatos-DeVito M, Sanfilippo F, Sikich L, Simmons R, Song A, Vermeer S, Waters-Pick B, Troy J, Kurtzberg J (2020) A Phase II Randomized Clinical Trial of the Safety and Efficacy of Intravenous Umbilical Cord Blood Infusion for Treatment of Children with Autism Spectrum Disorder. J Pediatr 222: 164-173.