¿Recuerda esos cuadernitos para colorear, algunos comprados en el kiosco como regalo especial, que nos tenían entretenidos un buen rato? Libros y cuadernos que quizá haya comprado para sus hijos o que probablemente utilice en el aula de Infantil como material didáctico complementario si tiene usted uno de los trabajos más bonitos de este planeta: ser maestro de niños pequeños. Sabemos que además de su carácter lúdico estas publicaciones son un excelente recurso para desarrollar la psicomotricidad fina, para mejorar la atención, para ir trabajando la flexibilidad ante los errores e incluso para aprender a gestionar el tiempo. Pues bien, todos estos beneficios quedan bajo la sombra de una nube de desigualdad en cuanto al perfil de sus imágenes. Las escasas investigaciones realizadas sobre estos cuadernos concluyen que en muchos de ellos se mantienen roles estereotipados en detrimento de la mujer.
En la escuela se producen aprendizajes inconscientes a partir de propuestas simbólicas que vemos en los libros de texto, en los de cuentos, en materiales escolares o en la práctica diaria de rutinas que reproducen en clase prejuicios sexistas, muchas veces de manera inconsciente. Si nos centramos en el material que complementa al libro de texto en las etapas de Infantil o los primeros cursos de Primaria, todos estos preconceptos se concretan en mostrar personajes femeninos asociados a papeles subsidiarios, a funciones asistenciales, a tareas de cuidados, niñas y mujeres que están preocupadas por su aspecto físico o que son consideradas objetos de deseo. Es decir, vamos a encontrar en la mayoría de estos materiales una discriminación negativa por razón de sexo, generalmente dejando en una posición poco favorable a los personajes femeninos. Y esto en el siglo XXI en el que nos movemos desde hace ya dos décadas. Desgraciadamente, los estereotipos de género siguen siendo una de las constantes más visibles en los modelos femeninos presentes en los recursos curriculares.
A este respecto, hay una extensa investigación en libros de cuentos que revela una prevalencia de estereotipos, auténticos cimientos para un esquema de género sesgado. Sin embargo, desde 1974 no se había realizado un análisis sistemático de los libros para colorear. Para retomar estas investigaciones, Maureen Fitzpatrick y Barbara McPherson realizaron en 2010 un estudio en el que examinaron a 889 personajes de 56 libros para colorear publicados en Estados Unidos.
Los libros se seleccionaron mediante un muestreo aleatorio estratificado de una región de California, codificando la prevalencia de cada género, los roles estereotipados, el grado de actividad, las profesiones y la edad de los personajes.
Al evaluar estos libros para colorear se quería demostrar también que los estereotipos encontrados en ellos eran similares a los que ya constaban en otros medios impresos para niños, y compararlos con el único análisis de contenido sistemático de los libros para colorear que, como dijimos, fue realizado en 1974 por Susan Rachlin y Glenda Vogt, hace ya casi cincuenta años.
Un dato llamativo es que la mayoría de estos cuadernitos estaban dirigidos a niñas, con portadas rosas y motivos de gemas y flores; esto no deja de ser otro prejuicio: ¿dibujan y colorean más ellas que ellos?, ¿es femenino el mundo de los colores?
Al colorear, los niños también observan un predominio de personajes masculinos de todo tipo. Esto tiene consecuencias para las niñas. La cantidad a menudo implica importancia, especialmente para una mente impresionable. Ver más del otro género puede llevar a las niñas a valorarse a sí mismas como menos necesarias o como ciudadanas de segunda clase. En cuanto a los niños, el verse representados a sí mismos con más frecuencia, no solo en libros para colorear sino en muchos materiales que manejan (películas, cuentos, manuales, cajas de juegos de mesa, de puzles, de construcciones, de herramientas, de material de pequeños científicos, etc.), sesga la formación del concepto de sí mismos.
En el estudio se observó también un predominio de roles estereotipados sobre todo en los libros para colorear dirigidos a las niñas. Desde hace ya unas cuantas décadas, existen criterios, pautas y normativas elaborados por editoriales o por instituciones educativas, para reducir los estereotipos en los libros de texto. Aun así, todavía vemos mujeres en roles que las encasillan en lo supuestamente femenino y hombres en roles masculinos estereotipados. Si aparecen estos sesgos en los libros de texto, ¿por qué no van a estar en los cuadernitos para colorear? Las investigadoras esperaban encontrar imágenes más igualitarias y fue desalentador descubrir que los hombres participaban en solo el 3% de lo que se consideran comportamientos tradicionalmente femeninos.
Del mismo modo, se encontró que solo el 6% de los personajes femeninos se involucraba en acciones que de forma estereotipada se considerarían actividades masculinas. No había científicas, navegantes, escaladoras o inventoras.
Un dato curioso es que, aunque ya contábamos con datos de estudios anteriores en los que hombres y mujeres aparecían con la misma probabilidad rescatando a otros, no fue este el caso en la investigación que nos ocupa. También en los comportamientos neutrales como este de personas rescatadoras, predominaban los varones. El 68% de los comportamientos que podríamos definir como neutros al género fueron realizados por hombres frente al 32%, que fue realizado por mujeres.
En un análisis más detallado, también se mostró una posible relación entre el tipo de libro para colorear (es decir, aquellos dirigidos a niñas, niños o libros neutrales en cuanto al género). Los libros dirigidos a las niñas contenían la mayoría de los estereotipos. En cambio, los libros para niños no contenían tantos estereotipos evidentes.
Otra hipótesis que se corroboró fue que los personajes masculinos se mostraron en estados más activos, tanto en animales como en humanos. Las autoras del estudio no pretendían ver solo una dicotomía activo versus pasivo y codificaron tres niveles de actividad: estático, ocupado (parado, pero con movimientos de motricidad fina como dibujar) y activo (movimientos de motricidad gruesa). Plantearon la hipótesis de que los hombres serían representados en roles más activos, como ya se había concluido en investigaciones de otros medios impresos para niños.
En cuanto a la edad de los personajes, hubo una diferencia significativa; los varones tenían casi el doble de probabilidades de presentarse como adultos que como niños. En cambio, las mujeres tenían casi cuatro veces más probabilidades de ser representadas como niñas que como adultas.
En otro apartado del estudio se clasificó el tipo de personaje como humano, animal, fantasía, superhéroe o un objeto creado por el hombre (por ejemplo, autos o robots personificados). Observaron que las mujeres se representaban principalmente como seres humanos, seguidas de seres de fantasía y animales, y era muy raro que aparecieran como superhéroes u objetos animados. Los hombres, en cambio, aparecían por este orden como animales (salvajes, libres, fuertes), seres de fantasía, seres humanos y superhéroes.
Otro aspecto que queda reflejado en la aparición de animales para colorear es que a los niños se les presenta una preponderancia de animales machos feroces, salvajes o «indómitos». Por tanto, los niños pueden identificarse con estos animales machos. En la elaboración de su esquema de género, van incorporando estas características de lo que significa ser hombre. En la categoría de superhéroes, el 90% eran hombres. Este hallazgo sobre los superhéroes es similar a los encontrados en otros estudios de personajes de dibujos animados de televisión. También este dato sugiere a los niños una creencia sesgada sobre sus cualidades, capacidades y posibilidades.
Analizados en conjunto, estos hallazgos muestran que cuando los niños pequeños colorean en libros con imágenes, éstas les representan en un entorno en el que son poderosos: salvajes, fuertes, imprescindibles, sensatos, maduros, adultos y heroicos;
Es preocupante que estos adjetivos que describen las imágenes para colorear sean los mismos que observó Turner-Bowker en 1996 en su estudio del lenguaje utilizado en la literatura infantil. En ambos casos las palabras describen a los hombres como feroces, grandes, terribles, valientes y orgullosos; mientras que las mujeres son hermosas, dulces, amables, asustadizas y complacientes. No hemos avanzado mucho en la mirada de género en los materiales educativos; no reflejan una sociedad equitativa, justa, inclusiva. No muestran el mundo que debemos y queremos construir.
Como educadores, padres, maestros, somos conscientes de que los niños y niñas, en una etapa en la que comienzan a tomar conciencia de sí mismos, que escuchan, leen o colorean personajes de ambos sexos, están aprendiendo lo que significa ser hombre y mujer. Podemos pensar que sólo son cuadernitos para colorear, algo inocente, pero si sumamos juegos y privilegios en el patio, responsabilidades en el aula, expectativas rosas o azules por parte de algunos docentes, las letras de muchas canciones infantiles, etc., etc., vemos que queda mucho camino por recorrer y es posible mejorar la perspectiva de género. Tanto ellos como ellas merecen una educación con el abanico más amplio de posibilidades que podamos ofrecerles, sin escatimarles oportunidades para crecer en igualdad.
Referencias
- Fitzpatrick M.J., McPherson B.J. (2010). Coloring within the lines: gender stereotypes in contemporary coloring books. Sex Roles 62, 127–137. DOI: 10.1007/s11199-009-9703-8
- Rachlin S.K., Vogt G.L. (1974). Sex roles as presented to children by coloring books. Journal of Popular Culture 8, 549–556. DOI: 10.1111/j.0022-3840.1974.0803_549.x
- Turner-Bowker D.M. (1996). Gender stereotyped descriptors in children’s picture books: does “Curious Jane” exist in the literature? Sex Roles 35, 461–488. DOI: 10.1007/BF01544132
2 respuestas a «Trazos desiguales. Estereotipos en libros para colorear»
Se le ha colado un prejuicio en el artículo, en el párrafo que empieza:
En otro apartado del estudio …. o un objeto creado por el HOMBRE.
¿Acaso las mujeres nunca crearon nada?.
Este error es muy frecuente incluso en divulgadores científicos como es el caso y creo que es uno de los últimos bastiones del machismo inconsciente en que hemos estado inmersos toda la historia.
Pues tiene razón, Darío. Podría usar la excusa de que nos queríamos referir a hombre como genérico, pero creo que no es el caso, creo que se nos ha colado. Tantas y tantas mujeres inventoras, tantas creadoras, tantas que innovaron, que aportaron conocimiento en todos los ámbitos.
Gracias por el comentario.