Interleucina-35 en el autismo

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La causa de los trastornos del espectro autista todavía no está clara, pero es evidente que se produce una interacción compleja entre numerosos genes y numerosos factores ambientales. El autismo afecta no solo a los aspectos que se usan para el diagnóstico: interacción social, comunicación y comportamientos restringidos y repetitivos, sino también a numerosos otros factores relacionados con la biología del organismo.

Uno de los ámbitos de mayor interés en el estudio del sustrato biológico del autismo son las alteraciones en el sistema inmunitario, el conjunto de elementos y procesos que mantiene el equilibrio interno del organismo y nos defiende de amenazas internas y externas. La implicación de este sistema, la base de las defensas del cuerpo, en la patofisiología de los TEA queda de manifiesto en estudios en modelos animales y en seres humanos que muestran activación inmunitaria materna (AIM). La activación inmunitaria materna es un sistema puesto en marcha por estímulos infecciosos o parecidos a infecciones que generan una cascada de alteraciones en los niveles de citocinas y en otros aspectos inmunológicos; estos cambios se transmiten al feto y generan alteraciones adversas, en particular en el sistema nervioso central.

Las citocinas son proteínas de bajo peso molecular que se encargan de la comunicación intercelular, inducen la activación de receptores específicos de membrana, modulan la proliferación y diferenciación celular, la quimiotaxis, el crecimiento y controlan la secreción de inmunoglobulinas. Intervienen en la inflamación, la respuesta inmunitaria, la reparación tisular, la hematopoyesis, la apoptosis y muchos otros procesos biológicos.

Las personas con TEA muestran, en una proporción más alta que la población general, alergias, asma y enfermedades autoinmunes. Muchos estudios se centran en la activación o el aumento de elementos proinflamatorios como las citocinas, los auto-anticuerpos y distintas poblaciones de células inmunitarias. Aunque la evidencia es importante en relación con los efectores múltiples que se activan en los TEA, no hay un consenso sobre cuál es el mecanismo específico de respuesta que explique las diferentes partes del sistema inmunitario que aparecen alteradas en las personas con TEA. De hecho, datos recientes sugieren que un mecanismo subyacente puede ser la ausencia de una regulación inmunitaria correcta.

La regulación inmunitaria está mediada por la combinación de la actividad de células inmunitarias reguladoras y la liberación de citocinas anti-inflamatorias. En los TEA se ha visto una disminución de citocinas regulatorias como el factor de crecimiento transformante beta-1 (TGFβ1) o la interleucina (IL)-10 y también de tipos celulares específicos como las células T reguladoras (Tregs). Estas células son una subpoblación especializada de linfocitos T que actúa suprimiendo la activación del sistema inmunitario, manteniendo así la homeostasis del sistema y favoreciendo la tolerancia hasta los autoantígenos, las proteínas de la membrana celular que son específicas de cada individuo y actúan como «carné de identidad molecular» para que las células de nuestro sistema inmunitario reconozcan a nuestras células como propias y no las ataquen.

IL-35 es una nueva citocina que se ha visto recientemente que tiene actividad supresora inmunitaria. Es un miembro la familia de citocinas de la IL-12 y es liberada por varios tipos de células inmunitarias: células reguladoras CD4+ y CD8+ T (Treg), células dendríticas y células B reguladoras. El principal mecanismo efector de la IL-35 parece ser la inhibición de las células T “helper” tipo 17 (TH17) y la estimulación de la proliferación de las Treg. La IL-35 parece ser un elemento interesante y de hecho se ha visto una caída en la concentración de la IL-35 en condiciones autoinflamatorias como la esclerosis múltiple, el colon inflamado, el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide y la psoriasis.

Hay estudios que señalan que en las personas con TEA hay una desregulación en el equilibrio entre las células TH17 y las Treg c, lo que haría que la IL-35 pudiese ser un elemento clave en esta dinámica, tanto en condiciones normales como cuando el sistema se desequilibra. Rose y Ashwood (2019) estudiaron los niveles de IL-35 en niños con TEA y en controles de las mismas edades y ciudades. También examinaron la posible asociación entre esos niveles de IL-35 y la gravedad de su autismo usando la escala Aberrant Behavior Checklist (ABC), que mide las alteraciones en el comportamiento.

El tema es importante porque en los TEA muchas personas presentan una desregulación inmunitaria que puede generar inflamación cerebral. La interleucina-35 es nueva y tiene al parecer propiedades antiinflamatorias, pero sus niveles en los TEA no habían sido investigados. El estudio se llevó a cabo usando la técnica ELISA (enzyme-linked immunosorbent assay) en 30 niños con TEA y en 39 controles neurotípicos.

El principal resultado es que los niños con TEA presentaban niveles significativamente menores de IL-35 en plasma.

Más aún, los niños que presentaban peor comportamiento, tal como se valora con la escala ABC, eran precisamente los que tenían los niveles mínimos de IL-35. Estos estudios encajan con observaciones previas donde se había visto que las personas con TEA presentaban una caída en citocinas regulatorias tales como el factor de crecimiento transformante beta-1 y la IL-10, y donde también se veía esa asociación con la gravedad de los comportamientos. La conclusión del estudio es que regular la expresión de IL-35 puede ser una diana interesante para el tratamiento de las alteraciones inmunitarias en los TEA y para afrontar el desequilibrio entre las señales pro- y antinflamatorias que parecen ir ligadas a cambios en el comportamiento de las personas afectadas.

 

Para leer más:

  • Rose D, Ashwood P (2019) Rapid Communication: Plasma Interleukin-35 in Children with Autism. Brain Sci 9(7): 152.

 

 

 

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

ORCIDLensScopusWebofScienceScholar

BNEDialNetGredosLibrary of Congress


4 respuestas a «Interleucina-35 en el autismo»

  1. Avatar de F e r m i n Romero de Torres

    Ya … un poco mareado de tanto término celular, molecular y hepatoclínico metaendorfínico. Perdón, me gusta inventar palabras. A lo que iba. Desde que me diagnosticaron como persona con TEA he estado pensado que alguna relación podría haber con mis diversas enfermedades auto inmunes.
    Y leo por añadidura aquí sobre las madres y recuerdo el hecho de que mi madre tuvo con mi feto una mala relación. Dijo que mi, su embarazo conmigo, resultó muy estresante por cómo había cambiado su vida durante aquellos años con tantos hijos pequeños seguidos etc hasta el punto de desear abortar de un servidor ( ay, Dios mío, qué antiguo suena eso ). Bueno, no se hubiera perdido mucho este mundo, la verdad.
    Nada, cuando quieras un poco de sangre para un estudio me lo dices.

    1. Avatar de José R. Alonso

      Sí, hablamos así y pensamos que todo el mundo usa las mismas palabras. ¡Lo siento! Nada que haga una madre tiene que ver con el desarrollo del autismo de su hijo. Le agradezco su ofrecimiento, pero de momento nuestra investigación la hacemos con ratones. Un saludo

      1. Avatar de F e r m i n Romero de Torres

        La lotería genética, la epigenética y todo lo demás conforman un cóctel multicasual demasiado complejo para llegar con facilidad a una conclusión llana, supongo.
        Al menos superamos la terrible época de las «madres nevera» y tratamos de superar la nefasta moda contra las vacunas porque algunos dijeron que derivan en autismo mientras otros quieren «lavar» con lejía nuestros cerebros. Qué tiempos. A más información, más necesaria se hace la educación y más intenso debe ser el razonamiento para no insinuar tonterías como las que acabo de.

        Se agradecen claridad y sapiencia desde el lado de la ciencia:
        «NADA QUE HAGA UNA MADRE TIENE QUE VER CON EL DESARROLLO DEL AUTISMO DE SU HIJO.»

  2. Avatar de Marta
    Marta

    Como siempre, el tema me gusta y el artículo es muy interesante. Pero ahora le añado el placer del audio; este era especialmente difícil y está leído maravillosamente. Gracias a la narradora.

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