Desgraciadamente, su madre murió de neumonía cuando ella tenía doce años y marchó a vivir con su abuela materna a Portsmouth (New Hampshire) donde continuó su escolarización. Fue una niña precoz que desde muy pronto buscó «una forma de continuar mi educación más allá de la escuela secundaria». Consiguió su objetivo cuando su padre la matriculó en un programa de dos años en la academia Welshing, donde cogió los mismos cursos preparatorios que seguían los muchachos que querían acceder a universidades prestigiosas como Harvard, el currículum académico más exigente.
Se graduó como «valedictorian», el estudiante con las mejores notas de la promoción y decidió seguir su educación en el Vassar College, una de las famosas Siete Hermanas, las siete universidades femeninas más prestigiosas de los Estados Unidos.
Tras acabar la carrera, Ladd enseñó ciencias y matemáticas en una escuela secundaria de Washington (Pennsylvania). También le interesaba la divulgación científica y envió setenta y siete problemas de matemáticas, con sus soluciones, al Educational Times de Londres. También publicó seis artículos en The Analyst: A Journal of Pure and Applied Mathematics y otros tres en American Journal of Mathematics. En 1878 fue admitida en el programa de posgrado de la Universidad Johns Hopkins con la ayuda de James J. Sylvester, un matemático inglés que recordaba aquellos acertijos matemáticos que Ladd había publicado en el Educational Times.
Johns Hopkins era una de las universidades que no admitían la educación conjunta de hombres y mujeres. Por eso, al principio, a Ladd solo le permitieron asistir a las clases de Sylvester. Pero después de que sus resultados académicos en esa asignatura fuesen excepcionales se le permitió asistir a otras clases con otros profesores.
Ladd presentó una tesis titulada «On the Algebra of Logic» con Pierce como director. Su tesis fue publicada en Studies in Logic (Peirce, ed.) en 1883. Fue la primera mujer que recibió formación de postgrado tanto en matemáticas como en lógica simbólica. Puesto que no se permitía que las mujeres se doctorasen en Johns Hopkins se le negó su Ph.D. en Matemáticas y Lógica aunque había sido la primer mujer que completó todos los requisitos que esa universidad exigía para obtener el doctorado. Johns Hopkins le concedió finalmente el doctorado en 1927, 44 años después de merecerlo, cuando Chistine Ladd tenía setenta y ocho años.
En 1884, su último año de posgrado, se casó con un compañero de clase, Fabian Franklin, doctor en matemáticas y cambió su apellido a Ladd-Franklin.
En el curso 1891-92 el matrimonio y su hija Margaret, entonces con 7 años, viajaron a Alemania para un sabático de Fabian. En la primera mitad de la estancia, Christine trabajó con el psicólogo alemán G.E. Müller en su laboratorio de Göttingen, realizando distintos experimentos sobre la visión. En la segunda mitad lo hizo con Arthur König, un físico interesado en los procesos de la visión en colores, en el laboratorio de Helmholtz en Berlín, a quien pudo escuchar sus conferencias sobre la teoría de la visión en colores. Müller era un discípulo de Hering, mientras que König seguía las ideas de su jefe Helmholtz, pero mientras ella escribía unos experimentos se dio cuenta de que podía proponer una teoría, que sumaba las evidencias de los dos laboratorios en un marco conceptual mejor.
Alemán, diagramas, y todo, con objeto de asegurar la prioridad. Y König me dice que espera ver la teoría definitiva publicada cada vez que coge una revista… Estas prisas es todo idea suya. No conoce mi teoría todavía y solo le he dicho que es buena. ¿No es un encanto?
Finalmente publicó su teoría en 1929 en una monografía titulada Color and Color Theories.
En 1893 intentó conseguir un puesto de profesora en Johns Hopkins pero le fue denegado. No cejó en su empeño ni perdió su determinación. Once años después, en 1904, se le dio permiso para enseñar a una clase al año. Durante los siguientes cinco años ese puesto fue evaluado y renovado anualmente hasta 1909. Las mujeres que conseguían un puesto académico en una universidad a menudo elegían ese trabajo a pesar de que era ad honorem, es decir, que no les pagaban. Christine hizo lo mismo. Esas decisiones fueron una rémora económica para ella y su familia, pero valoraba enormemente el conseguir las credenciales académicas que le permitirían contribuir exitosamente en su campo.
La teoría de Ladd-Franklin se basaba en la evolución. Para ella «algunos animales son ciegos a los colores y debemos asumir que la visión acromática apareció lo primero en la evolución y que la visión en colores vino después». Asumió también que el ojo humano llevaba fragmentos de su desarrollo evolutivo previo.
Ladd-Franklin concluyó que la visión en color evolucionaba en tres etapas: visión acromática (en blanco y negro), sensibilidad al azul-amarillo y sensibilidad al rojo-verde. Para ella el que la sensibilidad al rojo-verde fuese la más tardía en aparecer explicaba porqué muchas personas presentaban ceguera a esos colores.
Como otras mujeres de su época, finales del siglo XIX y comienzos del XX se enfrentó a lo que llamaban la «elección cruel», la necesidad de elegir entre la carrera para la que se había formado o el matrimonio y la vida familiar. Al casarse con Fabian Franklin se excluyó de los puestos a los que podría haber optado, una cátedra en una universidad femenina o en un college docente. También la dejaron fuera, en esa época fundacional de la Psicología, de redes como «Los Experimentalistas», el grupo formado por E.B. Titchener en la Universidad de Cornell que ponía en contacto a jóvenes profesores con estudiantes entusiastas.
Volvió a Alemania a realizar otra estancia en el laboratorio de Helmholtz pero su relación con König se agrió. En una carta a Fabian le acusaba de «meterse en su terreno», de no darle suficiente reconocimiento a su «pequeño descubrimiento de la ausencia de adaptación en la fóvea», añadiendo exasperada «pero ¡qué se puede esperar de un hombre!».
Para leer más:
- Finger S (2002) Women and the history of the neurosciences. J Hist Neurosci 11(1): 80-86.
- Furumoto L (1994) Christine Ladd-Franklin’s Color Theory: Strategy for Claiming Scientific Authority? Ann N Y Acad Sci 727: 91-100. doi: 10.1111/j.1749-6632.1994.tb27502.x.
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