1.- Tener más información no implica aprender más.
El sistema nervioso está preparado para manejar un gran número de entradas, de información, pero llega un momento en que una enorme cantidad de contenidos es excesiva y se produce lo que algunos investigadores llaman una sobrecarga cognitiva,
El profesor también tiene que cambiar la forma en que presenta la información. Él no puede ser también otra catarata de contenidos, sino que debe organizar su asignatura en paquetes o módulos compactos, debe centrarse en experiencias previas, debe conectar con la información que el muchacho recibe por otras vías y debe eliminar los elementos no esenciales para ayudar a los estudiantes a fijar los conceptos básicos de una forma integrada, relacionada, adaptada a su edad y a sus intereses. El aprendizaje es mejor si el profesor se centra en un número reducido de temas y profundiza en ellos que si somete a sus alumnos a un bombardeo de contenidos.
2.- El cerebro está preparado para desarrollar el juicio crítico.
Vivimos en un mundo saturado de información. Hace tiempo una de las principales tareas de un profesor era buscar información y trasladarla ordenada al alumnado. Eso debe cambiar. La cantidad de información es en la actualidad abrumadora, esa información «busca» al niño o adolescente a todas horas y por todas las vías posibles.
3.- Nadie es multitarea.
Ninguno somos realmente multitarea, simplemente pasamos de una tarea a otra y algunas personas parece que son capaces de cambiar y reconcentrarse en un nuevo objetivo con más rapidez y más facilidad que otras. Es algo que se puede entrenar y se mejora. Por ejemplo, podemos cambiar súbitamente la tarea a realizar, podemos encargar un trabajo con muy poco tiempo de anticipación, podemos cambiar de un ejercicio sencillo a otro complejo o de distintas asignaturas. Nuestro cerebro responde a los retos.
4.- El cerebro es un órgano altamente dinámico.
Hasta las últimas décadas, la gente, incluso los especialistas, pensaban que las conexiones entre neuronas estaban fijadas ya desde la adolescencia o incluso antes. Uno de los principales avances para aplicar a la ciencia del aprendizaje surgió cuando los investigadores vieron que no era así, y que, de hecho, los circuitos neuronales se modificaban a cualquier edad, con cambios más relevantes y potentes de lo que se creía que incluían que el cerebro produce nuevas neuronas y muestra, a todas las edades, una formidable capacidad de adaptación.
5.- Las emociones positivas ayudan a aprender.
La capacidad para aprender, recordar y utilizar la información no depende de nuestro cociente de inteligencia y, por el contrario, en las últimas décadas ha quedado claro que el cómo nos sentimos, nuestro estado emocional, tiene un impacto considerable en cómo aprendemos cosas nuevas. Las clases en las que los estudiantes se sienten estresados, avergonzados o simplemente no están cómodos hacen que el aprendizaje sea más difícil.
La investigación revela que el circuito clave del procesamiento de las emociones en el encéfalo, el sistema límbico, tiene la habilidad para abrir o cerrar el acceso a la consolidación de recuerdos, lo que llamamos la memoria a largo plazo y que es, de nuevo, el acceso al aprendizaje. Si nuestro estudiante está en una situación de tensión o de ansiedad, si está deprimido o con una situación familiar preocupante, el cerebro bloquea el acceso al procesamiento superior y deja de formar nuevas conexiones, con lo que el proceso de aprendizaje se ralentiza o se detiene. Realmente no hace falta decir que las aulas deben ser ambientes no estresantes, donde el niño o joven se sienta bienvenido, pero distintos estudiantes tienen distinta sensibilidad o les afectan diferentes factores capaces de poner en marcha un estado emocional negativo. Es, por tanto, clave que el educador esté alerta a señales que puedan sugerir que un alumno está pasando por una situación delicada y ayuden a ampararle y reforzar su autoestima.
6.- Los errores son una parte fundamental del aprendizaje.
En las sociedades modernas, tan competitivas, fracasar es sinónimo de desastre, pero la neurociencia nos señala que en el proceso de aprendizaje, el fallo es esencial. Un estudio reciente encontraba que los estudiantes funcionaban mejor en clase y sentían más confianza en sí mismos cuando se les hacía saber que era normal que fallaran en cosas, que irían a mejor y que lo importante era aprender también de esos fallos.
También es necesario explicar que al igual que sucedió cuando aprendieron a montar en bicicleta o a usar el monopatín o una tabla de surf, pueden necesitar muchos intentos antes de dominar una tarea académica. Si se caen, no pasa nada, solo hay que volverse a levantar. Las cosas no son siempre sencillas y las soluciones muchas veces no son ni evidentes ni rápidas.
La neurociencia también sugiere que el mejor camino para aprender algo no es centrarse en los errores, sino en hacer algo correctamente. Ese proceso llevará de forma natural a que los errores vayan desapareciendo. Focalizarse en el error solo refuerza la ruta neuronal que lleva a él y eso aumenta la posibilidad de que el error se repita. La neurociencia sugiere construir una nueva ruta neuronal, abandonar la ruta del error y dejar que se vaya borrando. Por tanto, es mejor apostar por la creatividad y por la resolución de problemas que centrarse en la memorización y en la puntuación de los exámenes, dos actividades que refuerzan recordar los errores.
7.- El cerebro necesita novedades
El aburrimiento nos distrae, el cerebro busca cosas nuevas, cosas distintas que capten su atención. La repetición es esencial, pero lo que realmente encanta al cerebro es la novedad, la sorpresa. El aburrimiento disminuye nuestra capacidad para atender y aprender.
La novedad activa el sistema dopaminérgico cerebral, diseminando este neurotransmisor a través del cerebro. Aunque normalmente se considera a la dopamina como la molécula de «sentirse bien» las investigaciones han encontrado que juega un papel mucho más amplio, favoreciendo la motivación e incitando al cerebro a aprender sobre esos estímulos novedosos. Este avance ha llevado a cambios sobre nuestra idea de cómo aprendemos y a plantearnos en las escuelas cómo alimentar esa ansia de novedades y experiencias diferentes.
8.- La capacidad del cerebro no es infinita.
No sabemos cuál es la capacidad del cerebro, pero es limitada. Las analogías con nuestras máquinas no funcionan: nos resulta difícil recordar más de diez o quince números, pero recordamos sin problemas cientos o miles de caras.
9.- El cerebro funciona con un sistema de «o lo ejercitas o lo pierdes».
Todos hemos tenido la experiencia de aprender algo, un idioma por ejemplo o hacer integrales y que se nos va olvidando por una razón simple, no lo hemos vuelto a usar. Se supone que los circuitos neurales donde se almacena esa información se van debilitando; sin embargo, volver a ello, hace que esa memoria se recupere. Ésta es la razón de que si no practicas un idioma o cómo hacer raíces cuadradas o cualquier otra tarea, los circuitos se vayan debilitando con el tiempo y esa habilidad se vaya perdiendo.
El cerebro funciona con un sistema antieconómico. Genera muchas más neuronas de las que necesita, el cerebro de un niño de dos años tiene el triple de neuronas que un adulto, y luego aquellas que no reciben estímulos químicos y eléctricos adecuados de otras neuronas, mueren. El cerebro tiene que recibir estimulación de forma regular para que una vía determinada mantenga a las neuronas que forman parte de ella. Es por eso que el aprendizaje debe ser a lo largo de toda la vida, porque si no esas áreas que hemos creado y potenciado se irán perdiendo.
Estos resultados tienen importancia también a la hora de planificar las vacaciones estivales de la población escolar. Los estudiantes que no reciben estimulación intelectual durante el verano tienen mas posibilidades de haber olvidado habilidades significativas, en particular en lectura y matemáticas, cuando vuelven a clase.
10.- El aprendizaje es un proceso social
A veces tenemos la idea de que aprender va unido a estar estudiando un libro en soledad y en silencio, pero mucho de nuestro aprendizaje es social, toman parte en él otras personas. Aunque algunos individuos pueden aprender encerrados en una biblioteca con una torre de libros, la mayoría necesita un ambiente social para maximizar su aprendizaje. Las investigaciones han demostrado que desde la infancia los estudiantes aprenden mejor a través de pistas sociales tales como emular las acciones de otro, hacer de profesor frente a sus compañeros o recordar las palabras de otra persona.
Además de las señales sociales, la socialización genera otros beneficios para el aprendizaje. La colaboración entre iguales ofrece a los estudiantes acceso a una gran variedad de experiencias y requieren el uso de prácticamente todos los sentidos, lo que a su vez genera una mayor activación neuronal y refuerza la memoria a largo plazo. El trabajo en grupo, en particular cuando capitaliza las fortalezas de cada uno de los miembros, ha demostrado tener claros beneficios para el aprendizaje.
11.- El aprendizaje es mejor cuando se fundamenta en habilidades innatas.
Todos nosotros, desde que nacemos, poseemos habilidades innatas para encontrar patrones en lo que vemos y en lo que escuchamos. Un ejemplo es detectar cosas con sentido en un paisaje general, como puede ser identificar erratas en una sopa de letras. Una forma de enseñar es reforzar esas capacidades innatas, algo que puede ayudar a los niños a aprender más y a tener cerebros más creativos y agudos.
Además de ser capaces de ver y oír, la mente humana tiene una serie de estas habilidades de nacimiento, por ejemplo la habilidad para aprender un lenguaje que aprovechadas de una manera apropiada, pueden ayudar a aprender cualquier concepto, incluso uno abstracto, de una forma mucho más fácil. Por poner otro ejemplo, estudiar una misma palabras en diferentes idiomas puede ayudar a comprender matices y conceptos más avanzados al mismo tiempo que se amplía el vocabulario. Combinando estas habilidades innatas con la práctica estructurada, la repetición y el entrenamiento pueden hacer que nuevas ideas y conceptos se fijen mejor y tengan más sentido.
12.- El aprendizaje cambia la estructura del cerebro.
La estructura del cerebro y su función son dos caras de la misma moneda, si el cerebro ha aprendido algo, memoriza algo, ha participado en cualquier proceso, se producen cambios. La disciplina que estudia eso es la plasticidad neuronal y los cambios son más profundos, más llamativos, más persistentes y más flexibles de lo que hasta ahora pensábamos.
La modificación de la estructura cerebral permite añadir nuevas funciones y el ejercitar una nueva función cerebral, leer por ejemplo, altera la estructura cerebral. Otro ejemplo serían las células que se estimulan en la percepción y en la acción. Las lecciones que implican a ambos grupos permiten que los estudiantes se identifiquen más fácilmente con sus profesores y aprendan nuevos conceptos con rapidez, ya que sus neuronas reciben tanto el efecto de la atención como el de la actividad.
Para leer más:
14 respuestas a «Doce resultados de la neurociencia aplicados al aprendizaje»
Hola José Ramón , interesante post.
Al siguiente párrafo creo que le faltan unas palabras para rematarlo, aunque se imaginan por el contexto de la oración siguiente.
“Para un ordenador, no es así, recordar cientos de páginas llenas de números no cuesta nada y ocupa muy poca memoria mientras que recordar caras, sobre todo si varían (ángulo de la imagen, presencia de vello facial, corte de pelo, accesorios como gafas, etc.) ”
Saludos
Me interesa saber y conocer más sobre el tema. Actualmente estoy haciendo un posgrado y esta informacion es base para el proceso que llevo a cabo…
En el blog tienes un apartado de Neuroeducación donde tienes bastante información, referencias, resultados de investigaciones, etc. Confío que te sea útil. También te puedes descargar gratuitamente esta publicación de la Fundación Lilly en la que he tenido el honor de colaborar https://www.fundacionlilly.com/global/img/es/2020-pdf/cita-con-las-ciencias/ensenando-ciencia-con-ciencia-web.pdf Un saludo cordial
me encantaria informarme y aprender mas de neurociencias, soy directora de una escuela y me parece fundamental estar preparado para lograr mejores resultados con las siguientes generaciones!
Me alegro de que lo encuentre interesante y útil. En el blog vamos colgando distintos artículos sobre distintos temas de Neuroeducación. Confío que puedan ser de su interés. Un saludo cordial
Me interesa mucho tus artículos obtengo un mayor aprendizaje sobre los temas aquí tratados y relacionados con la educación
Reblogueó esto en Anna Forés Miravalles.
Desconocia este blog, Muchas gracias por esta aportación desinteresada
Qué interesante artículo, mientras alimentamos al cerebro con información relevante, nuestra memoria nos agradecerá… Qué diferencia hay entre plasticidad cerebral y plasticidad neuronal?
Hay grandes cambios plásticos en el cerebro (reorganización de áreas corticales, aparición de nuevas conexiones) pero también se plasman en neuronas concretas por lo que la mayoría de la gente lo usa como sinónimos.
“El aprendizaje es mejor cuando se fundamenta en habilidades innatas”
Es muy significativo, ya que el aprendizaje está conectado con las naturalezas, el saber en el hombre es imprescindible de los cambios que se da en el medioambiente y por esto se aprende de forma natural y esto ayuda al ser humano, a adaptarse a el entorno y adoptar empíricamente muchos conocimientos y de diferentes formas. Creando en cada ser humano un mundo diferente de acuerdo a la estabilidad y la autorrealización que este tenga en el ambiente, de manera personal.
Muy interesante artículo.
Me podría dar un poco más detalle a dos preguntas:
1. ¿Por qué es importante la neurociencia en el aprendizaje?
2. ¿Por qué es necesario la neurociencia en la educación?
Gracias
Muy instructivo el artículo, hay cosas que no sabia y otras que posiblemente no las acabo de comprender pero es interesante para afrontar la última etapa de mi vida, que ya está en vías de extinción
Dicen que nadie es tan joven que no pueda morir mañana ni tan viejo que no pueda vivir un año más. Me alegro de que el artículo le haya resultado instructivo. Si algo no lo ha comprendido, es fallo mío, no culpa de usted. Estoy a su disposición si le puedo aclarar alguna cosa. Un saludo cordial