En el encéfalo eso se plasma en dos sistemas diferentes. El sistema 1 es evolutivamente antiguo, rápido, automático y paralelo y nos permite tomar decisiones de forma intuitiva y muy rápidamente en situaciones que son familiares. También se le conoce como sistema heurístico o «el atleta». El sistema 2, en cambio, opera más lentamente, es secuencial, se basa en reglas y nos permite desarrollar el razonamiento lógico abstracto y el pensamiento hipotético. También se le llama sistema analítico y «el jugador de ajedrez».
Un aspecto clave de cómo funciona el pensamiento es que el sistema analítico es capaz de inhibir el sistema heurístico e imponerse sobre él cuando es necesario. Por así decirlo, la consciencia toma el mando y bloquea las respuestas instantáneas. Al llevar esta cuestión al aula observamos esta inhibición del instinto cuando nuestros estudiantes son capaces de pensar las cosas cuidadosamente y con éxito siguiendo un razonamiento lógico en lugar de dar una respuesta inmediata, automática y a menudo errónea.
Las técnicas de neuroimagen han puesto de manifiesto en adultos que cuando la gente pone en marcha el sistema 2 e inhibe el sistema 1 se ve más actividad en la corteza prefrontal, la parte más anterior del cerebro, justo detrás de nuestra frente.
El proyecto UnLocke se basa en estas premisas y se ha centrado en la educación en ciencias y matemáticas en la etapa de Educación Primaria. El objetivo es poner en marcha un procedimiento en el aula que anime a los niños a recurrir al sistema 2 cuando les toque resolver problemas de matemáticas y cuestiones de ciencias, intentar que no respondan tan deprisa sino que piensen, analicen, comparen con datos almacenados en su memoria a largo plazo y razonen la respuesta correcta.
Pongamos un ejemplo: la idea intuitiva (¡y falsa!) es que el Sol gira alrededor de la Tierra. No hay más que mirar hacia arriba ¿verdad? Antes pensábamos que cuando el niño aprendía que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol su teoría previa era «machacada» por la nueva información, pero la evidencia disponible sugiere que esas teorías falsas e incorrectas se mantienen almacenadas en nuestro cerebro incluso con las nuevas evidencias y hace falta el control inhibitorio para suprimirlas. Si no lo hacemos así, nuestra mente seguirá pensando que cuando voy hacia casa al terminar el día, en mi caso hacia el oeste, el Sol «se está ocultando» después de su recorrido sobre una Tierra plana.
En el aula es muy común observar esos errores persistentes que surgen cuando a los niños se les pregunta sobre conceptos que son contrarios a la intuición y que se apoyan en informaciones mal interpretadas (como el supuesto movimiento del Sol a lo largo del día). El problema es que en la escuela vamos enseñando teorías cada vez más complejas según los cursos avanzan y tenemos la confianza de que eso elimina las teorías previas, pero no es así. Otro ejemplo: enseñamos a los niños los números naturales (1, 2, 3, 4, 5…) y aprenden que 5 es mayor que 1. Los niños practican estos conceptos hasta dominarlos y responder con rapidez y exactitud qué número es mayor. Pero entonces, en un curso posterior, les enseñamos los números negativos, donde -5 es menor que -1. Los niños comenten frecuentemente el error de decir que -5 es mayor que -1 porque en su cerebro persiste el criterio 5 es mayor que 1 y responden como una escopeta. Para contestar correctamente bien tendrían que inhibir la respuesta automática y razonar lo que les hemos enseñado sobre los números negativos. Este razonamiento debe ser consciente y controlado por el niño hasta que la nueva teoría sea asimilada y llegue a formar parte de la reserva de conocimientos previos del alumno.
En Inglaterra se ha puesto en marcha un programa de ordenador llamado Stop and Think (Detente y Piensa) para favorecer el pensamiento analítico, pero no ha tenido el éxito esperado. La predicción de que los resultados en matemáticas y ciencias mejorarían tras el entrenamiento informático no se cumplió tras realizar el análisis estadístico. Sin embargo, si se medían las matemáticas y las ciencias por separado, el programa generaba una mejoría equivalente a un progreso de dos meses en ciencias que era estadísticamente significativa y a un progreso equivalente a un mes en matemáticas, que no era estadísticamente significativo.
Quizá sea un problema de ampliar la muestra o de mejorar el programa de ordenador, pero lo que está claro es que necesitamos establecer estrategias o hábitos que nos hagan detenernos y pensar.
Para leer más:
- http://unlocke.org/neuroscience.html
- Diamond A., Lee, K. (2011). Interventions shown to aid executive function development in children 4 to 12 years old. Science, 333, 959–964.
- Mareschal, D. (2016) The neuroscience of conceptual learning in science and mathematics. Current Opinion in Behavioural Sciences, 10,14-18. doi:10.1016/j.cobeha.2016.06.001
- Stavy, R., & Tirosh, D. (2000). How students (mis-) understand science and mathematics.New York: Teachers College Press.
4 respuestas a “Detente y piensa”
Buenas tardes, podría facilitarme artículos sobre Síndrome de Miller Fisher y ¿cómo mejorar los síntomas?.
Un saludo y Gracias
Enhorabuena por sus artículos y la difusión de la neurología.
Buenos días
No tengo esos artículos, lo siento. Y no se puede hablar de mejorar los síntomas de alguien a quien no has visto. Lo siento, no es serio y en las normas del blog indico que no comento sobre diagnósticos ni tratamientos. Un saludo cordial y disculpe.
Muy interesante.
ME apasiona la neurologia aplicada al aprendizaje, puesto que para poder enseñar/aprendre es necessario y funda mental aprendre como funciona el cerebro.
He leido un poco sobre “inhibición”. Y pienso que a nuestro alumnes actual és, les falta reflexionar, pensar, meditar…
Però creo q en la sociedad de la inmediatez, para ellos es casi imposible.
Deberiamos empezar a enseñar que significa estos aspectos.
Gràcias.
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