Desde el siglo XVII al XX la masturbación fue tratada por distintos autores, de Tissot a Freud, como si fuera una enfermedad y un elemento desencadenante de distintos trastornos. Entre los problemas relacionados con la Neurociencia se dijo que la masturbación causaba ceguera, epilepsia, vértigo, pérdida de oído y locura. También afectaba -supuestamente- a otras partes del cuerpo y se le hizo responsable del acné, la dispepsia, la calvicie, las constricciones de la uretra, la fatiga crónica, las arritmias cardíacas, el raquitismo, la conjuntivitis catarral crónica y el cáncer. Otro apartado eran los trastornos sexuales, y si a alguien le quedaban todavía ganas de tocarse, también se dijo que causaba impotencia y disfunción eréctil en los hombres e infertilidad y ninfomanía en las mujeres, un trastorno que según comentó alguno era más común en las rubias que en las mujeres de cabello castaño.
La masturbación era asimismo culpable de generar alteraciones en los genitales externos, incluyendo alargamiento del clítoris, enrojecimiento y congestión de los labios mayores, alargamiento de los labios menores en las mujeres y adelgazamiento y empequeñecimiento del pene en los hombres.
Así que todo esto podemos agruparlo en un terrible y resistente mito: la masturbación es mala para la salud. Pero la realidad es que nada de esto es cierto y si alguien lo dice es un ignorante peligroso con intenciones turbias. Si estos mitos fuesen ciertos viviríamos entre una población con las manos más peludas que el lomo de un gorila pero calvos, ciegos, sin hijos y repletos de granos.
La ciencia actual considera que la masturbación es normal, saludable y divertida. De hecho, los médicos señalan que tiene efectos beneficiosos sobre la salud: reduce el estrés, mejora el insomnio, alivia los dolores de cabeza, disminuye los dolores de la regla, protege del cáncer de próstata, disminuye los síntomas del síndrome de las piernas inquietas y suaviza el llamado síndrome premenstrual.
El motivo de la sensación placentera de la masturbación es conocido: en el orgasmo nuestro cerebro libera endorfinas, unas pequeñas moléculas con una estructura química parecida a la de la morfina que alivian el dolor, elevan nuestro estado de ánimo y nos hacen sentir mejor, un maravilloso regalo de la evolución. El orgasmo también genera una descarga súbita de dopamina, una fuente de placer que hace que el escáner de un cerebro experimentando un orgasmo se parezca al de alguien bajo los efectos de una dosis de heroína.
Segundo mito: la masturbación es cosa de chicos, las chicas no lo hacen. Por ello las amenazas de terribles efectos secundarios se han dirigido de manera mucho más intensa hacia los chicos.
Hay quien defiende que la masturbación se convierte en un problema si es compulsiva, pero nadie tiene claro cuándo su práctica empieza a ser excesiva y, por otro lado, no falta quien puntualice que el problema es la existencia de una compulsión y no la masturbación en sí. Es decir, no hay un problema si uno se masturba muchas veces al día, el problema es si eso le impide tener una vida normal, si es una forma de calmar una ansiedad o una depresión no tratada, o altera la vida laboral, las relaciones de amistad o de pareja. Los investigadores han seguido a personas que se masturbaban cuatro o más veces al día durante años y no presentaban más enfermedades que las personas que no se masturbaban tanto.
Tercer mito: los deportistas no deben masturbarse. Esta idea parte de una concepción moralista: lo que es bueno para el espíritu es bueno para el cuerpo, mens sana in corpore sano. Por tanto, al ser considerada la masturbación como un comportamiento sexual inmoral necesariamente debía causar un daño orgánico.
En la creación de estos mitos también ha jugado un papel la tradición judeocristiana. La masturbación se denomina también onanismo en referencia a Onán, un personaje menor que aparece en el capítulo 38 del Génesis.
Unos siglos más tarde, Clemente de Alejandría, aunque sin hacer una referencia explícita a Onán, expresa el desagrado de los primeros cristianos ante el hecho de «derramar la semilla» y lo hace con estas palabras:
Debido a su institución divina para la propagación del hombre, la semilla no debe eyacularse vanamente, ni debe ser dañada, ni debe ser desperdiciada.
Sin duda la escritora norteamericana Dorothy Parker tenía en mente esta prescripción cuando bautizó a su periquito como Onán debido a que «desperdiciaba la semilla, esparciéndola por el suelo», un chiste que entiende cualquiera que haya tenido un pájaro en casa.
Con frecuencia, la masturbación ha estado asociada a una sensación de culpa o pecado que lleva un compromiso de no hacerlo más y a la sensación de fracaso e impureza cuando se vuelve a recaer en «el vicio solitario». Eso hace que el que se masturba sea visto como alguien débil y sin suficiente voluntad, sobre todo por uno mismo puesto que una persona con fibra moral debería mostrar más autocontrol. Esta forma de pensar no hace sino reforzar esa «problemática» en torno a la masturbación.
Cuarto mito. Solo los que no tienen pareja se masturban. No, la masturbación no tiene nada que ver con tener pareja sexual o no y, de hecho y generalizando, las personas que tienen pareja se masturban más que los que están solteros.
A pesar de que estos mitos todavía subsistan, hemos recorrido un largo camino. A finales del siglo XIX un médico americano, el Dr. John Harvey Kellogg, propuso que los niños fueran circuncidados «sin administrarles anestésicos, y así el breve dolor durante la operación tendrá un efecto saludable sobre su mente».
Para leer más:
- Carroll AE, Vreeman RC (2014) Don’t put that in there! And 69 other sex myths debunked. St. Martin’s Griffin, Nueva York.
- Engelhardt, H J Jr. (1974) The disease of masturbation: values and the concept of disease. Bull Hist Med 48(2): 234-248.
- Grohol JM The Top 10 Myths Behind Masturbation. Psych Central http://psychcentral.com/lib/the-top-10-myths-behind-masturbation/
- Kellogg JH (1888) Treatment for Self-Abuse and Its Effects,’ in Plain Facts for Old and Young, pp. 294–296.
- http://en.allexperts.com/q/Masturbation-1658/2009/3/frequency-masterbation.htm
- http://www.seventeen.com/health/sex-health/advice/a8069/love-yourself/
Los cereales de desayuno nunca volverán a ser lo mismo . . .
Saludos.
Oh! Casualidad, nunca comprara Kellogg, pero ayer atraída por una bonita lata los compré. Ya se me están atragantando:)
Bromas a parte, qué estupendo artículo.
Siempre aprendiendo contigo, gracias José Ramón
Muy interesante…
Recuerdo de chico que tremendo sentimiento de culpa padecía tras masturbarme. Mis padres me inculcaron qué tal acto era un pecado contra Dios. Aún hoy cuesta sacar esos sentimientos.
Una pregunta me viene a la mente: ¿Una persona con depresión e insomnio moderado debe abstenerse de la masturbación? O por el contrario le ayudara a relajarse?.
Gracias, y saludos.