Su nombre de pila era Jacob Gershovitz y sus padres eran judíos rusos que emigraron a Estados Unidos y se establecieron en Brooklyn. Su talento musical se manifestó tempranamente pues aprendió a tocar el piano de forma prácticamente autodidacta con un instrumento de segunda mano que los padres habían comprado para su hermano mayor. De 1920 a 1924 componía una obra anual para George White. Un día, el director de la orquesta del foso del teatro, Paul Whiteman, se le acercó y le pidió una obra de jazz que diera cierta respetabilidad al género. A Gershwin se le olvidó hasta que vio un anuncio donde se decía que el nuevo concierto de Whiteman tendría una pieza de Gershwin. Se puso a escribir de una forma frenética intentando llegar a tiempo y aquello fue Rhapsody in Blue.
Aunque se fue convirtiendo en uno de los compositores más exitosos de su época estuvo a menudo preocupado por su mala base técnica e intentaba, a pesar de haber triunfado en su profesión, seguir mejorando en su formación. Cuentan, aunque es posible que sea una leyenda, que intentó ser discípulo de Ígor Stravinski. El maestro le preguntó: «¿Cuánto dinero ganó usted el pasado año?». «200 000 dólares», fue la respuesta del joven Gershwin. «Entonces soy yo el que debería tomar clases con usted», le respondió Stravinski. Tampoco lo consiguió con otro de los grandes compositores del siglo XX, Maurice Ravel. Ravel se negó a darle clases, argumentando lo siguiente: «Usted perdería su gran espontaneidad melódica para componer en un mal estilo raveliano. ¿Para qué quiere ser un Ravel de segunda, cuando puede ser un Gershwin de primera?».
En 1935 Gershwin estrenó su ópera Porgy y Bess, un retrato de la vida de una comunidad negra en el sur de Estados Unidos. A pesar de que los comienzos fueron un poco accidentados, Porgy y Bess se convirtió en un gran éxito y se estrenó rápidamente en escenarios de todo el mundo. A partir de entonces, George Gershwin comenzó a componer música para películas, se mudó a California y escribió «Shall we dance?» (¿Bailamos?) para Fred Astaire y Ginger Rogers, y «A damsel in distress» (Una damisela en apuros) para Astaire, Joan Fontaine y Gracie Allen.
Aunque estaba en el mejor momento de su carrera, Gershwin empezó a mostrar problemas de salud. Él, que era un extrovertido, empezó a tener brotes de melancolía en la segunda mitad de 1936 pero su médico no encontraba nada al explorarle. A comienzos de 1937 empezó a tener unas fuertes migrañas, se le trababa un poco la lengua y apareció una cosa muy llamativa, tenía un tipo concreto de alucinación olfatoria: notaba a su alrededor un olor a goma quemada.
Los problemas quimiosensoriales, del olfato o del gusto, son un problema de salud preocupante porque disminuyen nuestra habilidad para detectar olores que implican peligro (gas, comida estropeada, incendio…), son una traba también para tomar una dieta saludable y afectan, de una forma que no llegar a imaginar los que no lo sufrimos, a la calidad de vida.
Si los médicos de Gershwin hubieran sabido lo que conocemos en la actualidad habrían estado más preocupados aunque es dudoso que hubieran podido hacer algo más. Las fantosmias pueden ocurrir por un traumatismo craneoencefálico, por una infección de las vías respiratorias superiores, por una inflamación de los senos nasales y frontales, por la enfermedad de Parkinson o por una epilepsia del lóbulo temporal, pero en muchos casos son la primera señal de un tumor. En diez de los trece pacientes mencionados anteriormente se pudo averiguar la causa de la epilepsia y esas alucinaciones olfatorias: tenían un tumor cerebral.
Las cosas se fueron precipitando. El 11 de febrero de ese año, Gershwin tocó su Concierto para piano en F como solista, junto con la sinfónica de San Francisco.
La localización anatómica exacta de las auras olfatorias ha sido objeto de discusión: hay quien piensa que las zonas epileptogénicas están situadas en las regiones medio-temporales y órbitofrontales pero sensaciones parecidas a las experimentadas por Gershwin se han generado también tras estimular la amígdala o el bulbo olfatorio. Todo ello parece indicar que no debe existir un origen único para las fantosmias, sino una implicación de distintas regiones del encéfalo.
La noche del 9 de julio, Gershwin, que se había trasladado a una casa prestada por el libretista Yip Harburg, se desmayó. Le llevaron inmediatamente al hospital Cedros del Líbano donde entró en coma. Solo en ese momento, los médicos se dieron cuenta de que lo que tenía era un tumor cerebral. Leonora llamó a Emil Mosbacher, amigo íntimo de George y decidieron localizar un neurocirujano de forma urgente.
Para leer más:
- Rawal S, Hoffman HJ, Bainbridge KE, Huedo-Medina TB, Duffy VB (2016) Prevalence and Risk Factors of Self-Reported Smell and Taste Alterations: Results from the 2011-2012 US National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES). Chem Senses 41(1): 69-76.
- Teive HAG, Germiniani FMB, Cardoso AB, Paola L de , Werneck LC (2002) The uncinated crisis of George Gershwin. Arq. Neuro-Psiquiatr 60(2B)
- http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0004-282X2002000300033&script=sci_arttext
6 respuestas a “Las fantosmias de George Gershwin”
Hola.
La entrada me ha encantado, por ello me permito un pequeño apunte en relación con la siguiente frase: «Las cosas se fueron precipitando. El 11 de febrero de ese año, Gershwin tocó su Concierto para piano en F como solista, junto con la sinfónica de San Francisco».
Se ha deslizado la nomenclatura de las notas musicales en inglés al mencionar el nombre del Concierto para piano. La «F» en inglés se corresponde con nuestra «Fa», o, quizás, tan sólo ha sido una errata…
Saludos cordiales, de una seguidora habitual.
¡Muchas gracias, Marian!La cruda realidad es que lo anoté en la nomenclatura inglesa y luego se me olvidó buscar la correspondencia. Te agradezco mucho la corrección y me da alegría que sigas el blog. ¡Buen fin de semana!
No me gusta comentar sin aportar algo (soy de los que devoran artículos y comentarios y no quiero molestar) así que le felicito por el post, que deja ver un gran trabajo de investigación y me encanta leer sus historias, siempre me saben a poco. (Y así de pasada, en letra pequeña, supongo que es «bulbo olfatorio», que esto queda escrito para toda la eternidad …)
Buenas tardes,
ante todo, felicitarle, me encanta lo que expones. Y aprovechando que le veo muy informado me gustaría consultarle algo ya que es un tema poco tocado.
Me presento, mi nombre es Elia, tengo 27 años y creo padecer fantosmia desde los 13 años aproximadamente, aunque justo hoy conocí su nombre. En un principio pensé que podría ser sinestesia, ya que desde esa edad en algunas ocasiones siento oler lo que veo o pienso por asociación «ilógica» o real hasta el punto que he conseguido controlar el recrear algunos voluntariamente e incluso al inspirar con más fuerza oler con más intensidad y/o saborearlo. Pero después de tantos años con una simple pregunta al aire sobre el olor o oler mi propio y verídico perfume se me pasa.
Mi duda es si estoy equivocada y no lo es, ya que a veces la recreación es consciente y que los olores que comenta no los he olido (creo) nunca y en su mayoría son evocadores y agradables.
Hace poco me anunciaron un posible tumor benigno debido al problema hereditario de prolactina, detectada aproximadamente a los 12 años. ¿Podría ser consecuencia de este trastorno? ¿Debería comentarlo al neurologo?
Muchas gracias por su atención.
Estimada Elia,
Es muy difícil, por no decir imposible, responder a lo que me pregunta. Al final es prácticamente una diagnóstico y siempre digo que es imposible hacerlo a distancia, sin ver al paciente y que no es un ejercicio serio. Como he comentado las fantosmias suelen ser de olores desagradables pero no siempre. La posible relación del tumor dependería en primer lugar de su localización. La consulta con el neurólogo, este blog siempre recomienda hablar con un especialista. Usted deberá ver si es algo constante o que va a más y desde luego, si tiene una revisión, yo lo comentaría.
Gracias por compartir su experiencia. Un saludo muy cordial
Gracias a ti por el tiempo dedicado.