La homeopatía es una seudociencia creada en el siglo XVIII y que sorprendentemente ha llegado a nuestros días (aunque también han llegado los horóscopos, las pulseras magnéticas y los videntes, así que no sé de qué me extraño). Su primer promotor fue Samuel Hahnemann (1755-1843), un médico alemán que abandonó la práctica médica y se dedicó a traducir libros y a escribirlos. Hahnemann era muy crítico sobre los tratamientos de su tiempo que pensaba que hacían más daño que beneficio, algo en lo que tenía cierta razón. Así escribió:
El pensamiento de convertirme de esta manera en un asesino o en alguien que hiciera el mal hacia la vida de mis prójimos seres humanos era enormemente doloroso para mí, tan terrible y perturbador que dejé completamente mi consulta en los primeros años de casado y me ocupé solamente de la química y la escritura.
En uno de los libros que traducía, el Tratado sobre la Materia Médica de William Cullen, Hahnemann leyó que la cinchona, la corteza de un árbol peruano de la que después se extraería la quinina era efectiva contra la malaria. Probó a tomar cinchona y vio que le producía unos síntomas con cierto parecido a los de la malaria, lo que le llevó a una de sus teorías principales, que lo semejante cura a lo semejante (similia similibus curentur). Según él, una sustancia que causa una enfermedad en una persona sana —un tóxico— puede curar unos síntomas similares en un enfermo. Es decir, si la cafeína no te deja dormir, si tienes insomnio la cafeína debería ser un remedio adecuado, algo que parece un sinsentido aunque ellos lo llaman la ley de los similares. Por cierto, que Hahnemann consideraba que el café era el causante de numerosas enfermedades.
Hahnemann probó directamente en sí mismo bastantes sustancias pero el problema es que muchas eran tóxicas así que empezó a diluirlas para evitar estos efectos dañinos. Los farmacéuticos y médicos están acostumbrados a lo que se llama rectas dosis-respuesta: a más dosis, mayor efecto. Sin embargo, la homepatía, sin ninguna evidencia, dice lo contrario, cuando más diluido está un remedio homeopático, es más eficaz. Esta es la segunda ley de la homeopatía o ley de los infinitesimales. La tercera es la llamada de la sucusión, que es todavía más difíciles de creer, que cuando agitas el frasco con el remedio homeopático de una manera determinada, el agua adquiere algunas propiedades de la molécula que estaba allí, la famosa «memoria del agua» y que eso «infunde a la sustancia el dinamismo o energía dinámica», una especie de «energía vital» muy acorde con las teorías del siglo XVIII. Nunca nadie jamás ha demostrado esta esotérica propiedad.
La preparación de los remedios homeopáticos se realiza diluyendo en agua o en alcohol la sustancia supuestamente activa a menudo a un grado de dilución donde no queda ni una sola molécula del compuesto original. Es posible que esto explicase una cierta buena imagen inicial de las ideas de Hahnemann, en una época donde los remedios más habituales eran sangrar al paciente o darle fórmulas magistrales sembradas de productos venenosos, contaminados o tóxicos, la homeopatía pudo ser positiva porque era lo más parecido a no hacer nada, pero eso ya no es defendible en nuestra época con medicamentos verdaderamente eficaces.
La homeopatía no tiene un remedio para una enfermedad sino que, dan cosas diferentes para la misma enfermedad. Así, según dicen, «diez casos de tuberculosis pueden requerir diez remedios diferentes mientras que diez enfermedades distintas pueden requerir el mismo producto homeopático si los síntomas son más o menos similares». Esto es contrario a todo lo que sabemos donde los medicamentos que son eficaces tienen una acción específica, valen para lo que valen y no para diez cosas diferentes.
La homeopatía es químicamente imposible, no tiene ningún fundamento físico aceptable y no se basa en ningún mecanismo biológico. Ningún ensayo clínico de calidad ha demostrado que sea útil, nunca ha demostrado ser más eficaz que un placebo porque en realidad es lo que es, un placebo, solo que uno de los caros. Aunque algunos defensores de la homeopatía han publicado artículos mostrando supuestamente resultados beneficiosos, cuando estas investigaciones son revisadas lo que se encuentra es que son resultados por azar sin relevancia estadística o tienen sesgos a la hora de presentar los resultados o están tan mal diseñados que no tienen ninguna validez científica.
Las publicaciones científicas son como los futbolistas, las hay de todas las divisiones y de todos los niveles. Los homeópatas y algunos científicos que en principio no tienen conflicto de intereses —es decir, no viven de la homeopatía o no reciben dinero de las multinacionales homeopáticas— publican en ocasiones estudios científicos sobre remedios homeopáticos. Sin embargo, nunca suelen estar en las mejores revistas, las que publican normalmente los estudios más relevantes y mejor hechos. Una excepción fue un artículo publicado por Jacques Benveniste y su grupo en la prestigiosa revista Nature. Benveniste y su grupo decían que unos anticuerpos diluidos a concentraciones homeopáticas, cuando en teoría no quedaba ya ninguna molécula en la solución, eran capaces de producir un efecto biológico: la degranulación de basófilos, un tipo celular. Por lo tanto, según el grupo francés, era cierto que el agua tenía «memoria» y la homeopatía recibía un fuerte respaldo científico. Sin embargo, Nature forzó un escrutinio de la investigación y el equipo de revisión hizo un informe demoledor:
- Los experimentos de Benveniste estaban «mal controlados estadísticamente» y «no se había hecho ningún esfuerzo sustancial para excluir el error sistemático, incluyendo el sesgo o prejuicio del observador».
- «La interpretación se había difuminado por la exclusión de medidas que chocaban contra lo que se buscaba».
- Había una insuficiente «evitación de contaminación» (el agua supuestamente pura contenía polvo, caspa y otros contaminantes).
- Había conflictos éticos. El estudio no había revelado previamente que los salarios de dos de los coautores del artículo fueron pagados por la compañía francesa Boiron et Cie., uno de los mayores fabricantes de remedios homeopáticos.
- «El fenómeno descrito no es reproducible».
- «Creemos que los datos experimentales se han presentado sin ninguna crítica y no se ha informado adecuadamente de sus imperfecciones».
La reputación de Benveniste quedó a la altura del zapato y su carrera quedó gravemente dañada. Aún así, los defensores de la homeopatía siguen en sus trece y usan algunos argumentos risibles.
- Que la homeopatía es buena porque cuesta menos que los medicamentos convencionales. Por supuesto, agua con un poco de azúcar debe ser más barato que un fármaco probado clínicamente, pero eso no hace que sea útil ni eficaz.
- Que es criticada porque las multinacionales farmacéuticas ven peligrar su negocio. Cuando en realidad las multinacionales de productos homeopáticos buscan igualmente sus beneficios.
- Que a no-se-quién le funcionó (uno que trató a su perro con homeopatía) sin valorar que el método científico permite precisamente distinguir una anécdota o una causalidad de un procedimiento eficaz.
El problema de la homeopatía no es que la gente lo consuma porque un poco de agua y un poco de azúcar no hace daño a nadie aunque lo pagues más caro que el caviar, el problema es que a veces los incautos se fían de esta superchería y abandonan los tratamientos que son verdaderamente eficaces. En el ámbito de la Neurociencia, los homeópatas recomiendan el uso de remedios para problemas como el trauma cerebral, la isquemia, la fatiga mental, las hemorragias cerebrales o los tumores cerebrales. También se emplean, con la misma ausencia de resultados para trastornos como al depresión o el déficit de atención con hiperactividad. Es una tragedia que alguien se trate estas cosas con remedios homeopáticos.
Un estudio realizado en Alemania, donde la homeopatía tuvo su origen y tiene más vigencia que en otros países, indicaba que en torno al 40% de los pacientes con un glioma, un tipo de tumor cerebral, usaban terapias alternativas como remedios homeopáticos, suplementos vitamínicos o terapia psicológica. El primer autor del estudio, Oliver Heese decía que «los médicos deben ser conscientes del deseo de los pacientes de buscar tratamientos alternativos y animarles a una discusión abierta sobre las opciones. Esta guía puede ser muy apreciada, especialmente con tratamientos que son dudosos, caros o potencialmente dañinos». Se estudiaron 621 personas con gliomas incurables de grados II a IV. Curiosamente, las terapias alternativas eran más usadas por las personas más jóvenes, las mujeres y los que tenían mayor nivel educativo que los de mayor edad, hombres y con estudios más elementales. La mayoría no lo hacían porque estuvieran insatisfechos con el tratamiento convencional sino porque querían «intentar hacer algo más», «apoyar a la terapia normal», «reforzar la resistencia del cuerpo» o «hacer algo por el tratamiento por mi cuenta». Comprensible en personas que se enfrentan a una enfermedad sin solución y que buscan cualquier cosa a la que aferrarse, cosa de la que otros se aprovechan.
Me parece una vergüenza que los colegios oficiales de médicos, farmacéuticos y enfermeros no se pronuncien en contra de los tratamientos sin fundamento como la homeopatía. Está claro que los profesores universitarios cuando dimos clase a estos profesionales sanitarios o no les trasmitimos bien los principios científicos o no les transmitimos bien los principios éticos. Son, en mi opinión, ignorantes (no saben cómo se comprueba si un medicamento es eficaz) o sinvergüenzas (lo saben pero les da igual porque ganan dinero con ello).
Para leer más:
- Davenas E, Beauvais F, Amara J, Oberbaum M, Robinzon B, Miadonna A, Tedeschi A, Pomeranz B, Fortner P, Belon P, et al. (1988) Human basophil degranulation triggered by very dilute antiserum against IgE. Nature 333(6176): 816-818.
- Heese O, Schmidt M, Nickel S, Berger H, Goldbrunner R, Tonn JC, Bähr O, Steinbach JP, Simon M, Schramm J, Krex D, Schackert G, Reithmeier T, Nikkhah G, Löffler M, Weller M, Westphal M (2010) Complementary therapy use in patients with glioma: an observational study. Neurology 75(24): 2229-2235
- https://www.aan.com/PressRoom/Home/PressRelease/884
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