La inmensa mayoría de los mapas orientan la imagen de manera que el norte está arriba, el sur abajo, el oeste a la izquierda y el este a la derecha. Sin embargo, es algo puramente arbitrario y otras orientaciones son igualmente correctas e igualmente posibles. Seguimos colocando el norte arriba primero porque llevamos muchos siglos haciéndolo así —una convención aceptada—; segundo, porque los países que han formado los grandes imperios mundiales (China, Roma, Grecia, Bizancio, el Califato Islámico, España, Inglaterra, Francia, Estados Unidos) han sido los principales productores de mapas, están en el Hemisferio Norte; y tercero, porque los países dominantes han buscado dar a su país en esos mapas por ellos realizados una situación preponderante.
Es muy posible que haya sesgos pues el mapa no es más que una representación artificial de un territorio, una cultura y a menudo una ideología. Al igual que tendemos a asociar «norte» con «arriba» y «sur» con «abajo», a menudo unimos también «arriba» con «bueno» y «mejorar» (venirse arriba, tener un subidón, superior, estar en la cima, ascender) y «abajo» con «malo» y «empeorar» (estar hundido, venirse abajo, inferior, tener un bajón). Consciente o inconscientemente aplicamos ese criterio a nuestros mapas. Todos los realizados en el Hemisferio Norte colocan el Norte arriba pero algunos países del Hemisferio Sur, como Australia o Chile, han publicado mapas con el Sur arriba para reivindicar su situación geoestratégica o política. El mapa chileno fue diseñado por el geógrafo y senador Carlos Cantero, a petición del Instituto Geográfico Militar de Chile y según su autor «la idea que acompaña este nuevo concepto es la de fijar un criterio de Chile como plataforma comercial en la cuenca del Pacífico y educar y capacitar a la ciudadanía en esa línea».
A veces llegamos a retorcer (o girar) la realidad. Un ejemplo puede ser la famosa fotografía llamada la «canica azul»(blue marble) y que fue realizada desde el Apolo 17 cuando estaba situado por debajo del Ecuador. La foto original tenía el Polo Sur en la cima, la isla de Madagascar la izquierda, cerca del centro, África continental a su derecha y la península arábiga en la parte inferior. Sin embargo, fue girada para colocar el norte arriba y así aparece en la mayoría de las publicaciones.
El tema ha interesado al mundo de la cultura, en particular en los países latinoamericanos conscientes de los desequilibrios con los países norteamericanos y europeos. El profesor y artista constructivista uruguayo Joaquín Torres García dibujó Sudamérica con el sur en la porción superior (América invertida, 1943 (Museo Juan Manuel Blanes, Montevideo). Torres fundó la Escuela del Sur, que defendía que el arte no estaba limitado a las capitales europeas o a Nueva York sino que también habitaba en América Latina. «He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte».
La propia Mafalda recrimina a Libertad en una viñeta de Quino el estar colocando al revés un mapa en la pared y ésta le contesta ¿Al revés respecto de qué? La Tierra está en el espacio, y el espacio no tiene ni arriba ni abajo. Eso de que el hemisferio Norte es de arriba es un truco psicológico inventado por los que creen que están arriba para los que creemos estar abajo sigamos creyendo que estamos abajo. Y lo malo es que si seguimos creyendo que estamos abajo vamos a seguir estando abajo. ¡Pero desde hoy, san se acabó!
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