Sakel publicó sus resultados en 1933 y sus métodos fueron rápidamente adoptados por otros psiquiatras. Un grupo de psiquiatras británicos visitó Viena en 1935 y 1936 y en 1938, 31 hospitales tenían unidades de tratamiento de insulina. En 1936 Sakel, que era judío, se trasladó a Estados Unidos y a finales de la década de 1940 la mayoría de los grandes hospitales psiquiátricos americanos usaban el tratamiento de choque insulínico. Aún así, era una técnica compleja que necesitaba largos tratamientos (inyecciones diarias de insulina durante dos meses), personal muy especializado y salas diseñadas específicamente para esta terapia.
Tras realizar una batería de pruebas Sakel cuantificó que la terapia de choque insulínico producía una mejoría en el 88% de los pacientes y se convirtió en una técnica básica en la gran mayoría de los hospitales mentales mundiales. Sin embargo, los estudios posteriores fueron mucho más críticos sobre su balance riesgos/beneficios, algunos pacientes morían y en general lo vivían como algo terrorífico y la terapia insulínica fue progresivamente abandonada y sustituida por la terapia electroconvulsiva.