En la época de Cajal, Pasteur ha conseguido desacreditar la teoría de la generación espontánea
…los micrógrafos, muchos de los cuales desertaron del viejo solar histológico, fundado por Schwann y Virchow, para plantar sus tiendas en el terreno casi virgen de los invisibles enemigos de la vida. Yo sufrí también el deslumbramiento del nuevo astro científico, que iluminaba con inesperadas claridades los tenebrosos problemas de la Medicina. Y cedí durante algunos meses a las seducciones del mundo de los seres infinitamente pequeños. Fabriqué caldos, teñí microbios y mandé construir estufas y esterilizadoras para cultivarlos.
Cajal llega a la Microbiología, entonces denominada Bacteriología, casi por obligación: la identificación por parte de Koch del vírgula, el bacilo del cólera tiene una cruel realidad en Valencia:
El cólera de 1885, que hizo tantos estragos en Valencia y su comarca, me obligó temporalmente a abandonar las células y fijar mi atención en el bacillus comma, el insidioso protagonista (recién descubierto por Koch en la India) de la asoladora epidemia.
Como vemos, en aquel entonces los microbios no eran considerados células, pues no se veía en ellos la estructura típica de la célula eucariota, la única conocida hasta entonces. Tendrían que pasar años hasta que quedase claro que su organización era distinta, procariota, pero también claramente celular.
En Valencia, Cajal había organizado e impartido cursos prácticos de Histología normal y patológica, un sistema de completar sus pobres emolumentos y a los que habían asistido como alumnos varios histólogos y bacteriólogos, así que es posible que, como a menudo sucede, estos alumnos no solo aprendieran sino que también enseñaran cosas al propio Cajal, útiles para el estudio de lo que se denominó cólera morbo asiático.
En medio de esa preocupación general «Eran días de intensa emoción. La población, diezmada por el azote, vivía en la zozobra, aunque no perdió nunca (dicho sea en honor de Valencia), la serenidad.», Cajal investiga el bacilo colérico:
..busqué y capturé en los hospitales de coléricos el famoso vírgula de Koch, y dime a comprobar la forma de sus colonias en gelatina y agar-agar, con las demás propiedades biológicas, ricas en valor diagnóstico, señaladas por el ilustre bacteriólogo alemán.
En los fondos del Legado Cajal (Instituto Cajal, Madrid) se conserva un valioso cuaderno de laboratorio manuscrito en el que anota sus primeras investigaciones, comenzadas en Zaragoza y continuadas en Valencia y donde, entre otras cosas, recoge experimentos sobre el microbio del cólera, con notas y dibujos del vírgula y su cultivo. También es testigo privilegiado de la llegada a Valencia del doctor Ferrán que difunde la primera vacuna anticolérica que, según él, inmunizaba tras una inyección subcutánea de vibriones coléricos vivos. Cajal cuenta de Ferrán:
Después de algunos experimentos de laboratorios practicados en conejos de Indias, y de ciertas audaces y abnegadas autoinoculaciones, creyó haber encontrado un cultivo del vírgula que, inoculado en el hombre, le inmunizaba seguramente contra el microbio virulento arribado por la vía bucal.
Ferrán propone la vacunación masiva de la población, algo que suscita intensos debates ya que hay serias dudas sobre su eficacia. Se vacuna a más de cincuenta mil personas, figurando entre los primeros inoculados muchos profesores de la Facultad de Medicina, entre ellos el propio Cajal. La vacunación se convirtió en un acontecimiento internacional y a Valencia llegan personalidades científicas y comisiones del resto de España y de Portugal, Francia, Bélgica, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Brasil, Rusia y Turquía, así como corresponsales de los principales periódicos. El enfrentamiento es álgido, el británico Edward Emanuel Klein, que había criticado inmisericorde a Pasteur y su vacuna contra el carbunco, llama a Ferrán “un bobo con ilusiones concebidas en la ignorancia”. La comisión conjunta de la Royal Society, de Londres, la Asociación Británica para la Promoción de la Investigación Médica y la Universidad de Cambrige, que no aceptaba que el vibrión colérico fuese el agente causal del cólera emitió un informe negativo. Se mezclan ideologías, nacionalismos y luchas entre escuelas académicas. Además en un momento se plantea como negocio con lo que Cajal se aleja definitivamente
Ciertos devotos fervientes de Ferrán llevaron su celo higiénico hasta organizar un comité o sociedad encargada de hacer propaganda, fabricar en grande escala la vacuna, gestionar del Gobierno y de las autoridades autorización para ensayar la nueva inmunización, y, en fin, una vez logrado, el permiso, efectuarla sistemáticamente en todas las provincias atacadas.
Invitado insistentemente por el citado comité, yo decliné humildemente la honra de colaborar en la obra común; deseaba conservar mi independencia de juicio y quedar inmune de toda sospecha crematística.
El verano de 1885 Cajal marcha con toda su familia a la finca de la Torre de los Canales en San Juan de Mozarrifar, propiedad de su padre y situada a las afueras de Zaragoza en la vega del río Gállego. Cajal, incapaz de estar sin trabajar, realiza allí caldos y cultivos utilizando siembras de muestras que ha traído de Valencia. La epidemia se ha extendido también por Aragón y Cajal analiza también las deyecciones de los labradores de San Juan. Ese mismo verano el ayuntamiento de Zaragoza premia a su padre, Justo Ramón Casasús, por su encomiable actividad médica clínica en la lucha contra el cólera que ha afectado a la capital del Ebro. Cajal, que ha vivido el epicentro de la epidemia en Valencia, es experto en microscopía y es aragonés, es nombrado por la diputación provincial de Zaragoza para analizar la epidemia y emitir un dictamen sobre si la profilaxis de Ferrán funciona. Cajal comprueba que tras repetidas inyecciones subcutáneas de vibriones vivos en cobaya, se obtiene cierta resistencia ante nuevas inoculaciones cada vez con mayor concentración de microbios pero solo de manera local, ya que no se produce una infección intestinal similar a la que se desarrolla cuando la infección tiene lugar en humanos.
Ferrán tenía parecidos y diferencias con Cajal. Como él tenía alma de inventor y había fabricado un aparato de telefonía con el que estableció comunicaciones entre Tortosa y Tarragona, solo dos años después de la primera comunicación de Alexander Graham Bell. También le encantaba la fotografía y en 1879 publicó un procedimiento instantáneo basado en una emulsión de bromuro de plata y gelatina que años más tarde generaría un ruidoso pleito entre las firmas Young y Kodak. Entre las diferencias fue que Cajal era muy riguroso en observaciones, «la religión de los hechos» mientras que Ferrán lanzó una fantasiosa hipótesis de la que llamó Peronospora barcinonae, que fue criticada por el propio Koch y que desacreditó su trabajo. Las críticas, entre ellas las de Cajal, insistieron en la necesidad de estadísticas rigurosas y amplias para verificar el valor profiláctico de la vacuna, otra de las limitaciones indudables de Ferrán y sus colaboradores. López Piñero, riguroso siempre lo ha expuesto así
Una audacia, cercana a la ligereza e incluso a la irresponsabilidad, le llevó a poner en peligro vidas humanas sin las debidas garantías y a defender, durante cierto tiempo, una morfología fantástica de vibrión o medidas preventivas pintorescas. Por su parte, cometió el imperdonable error de intentar mantener el “secreto” de su vacuna para explotarla comercialmente.
Cajal prepara, a petición de la institución provincial un informe titulado Estudios sobre el microbio vírgula del cólera y las inoculaciones profilácticas, que imprime la diputación. Esta obra es la principal aportación de Cajal a la microbiología e incluye:
- Mejoras técnicas como un procedimiento práctico y sencillo para teñir el bacilo y otro encaminado a conservar, colorear y montar definitivamente sus colonias en gelatina y agar.
- Observaciones singulares como la demostración de que el microbio de Koch, poco patógeno en inyección subcutánea, resulta sumamente virulento en el peritoneo del cobaya.
- Criterios clasificatorios como una análisis comparativo minucioso de los microbios «de las aguas y deyecciones, dotados, a semejanza del vírgula de la propiedad de liquidar la gelatina».
- Críticas teóricas, como que «difícil parece admitir que la mera inoculación hipodérmica en el hombre de un cultivo puro de vírgulas, incapaces de emigrar hasta el intestino, ni de provocar, por consiguiente, trastorno alguno análogo al cólera, sea poderosa a esterilizar concretamente el tubo digestivo, órgano en continuación del mundo exterior y exclusivo terreno donde prospera y desarrolla su formidable poder patógeno el germen de dicha enfermedad».
- Desarrollo de una vacuna química. Cajal propone vacunar mediante la inoculación de cultivos del vírgula muertos por calor. De esta manera, plantea por primera vez en la Historia, el concepto de vacuna química al no emplear microbios vivos. Es un formidable avance científico que aún en nuestros días sigue mencionándose como propuesto por primera vez por los bacteriólogos Salmon –en cuyo honor se bautizó a la Salmonella— y Smith, aunque Cajal lo publica un año antes.
También publica el mismo año en una revista científica local de Valencia La Crónica Médica un estudio sobre morfologías anómalas del vírgula titulado Contribución al estudio de las formas involutivas y monstruosas del coma-bacilo de Koch (20 de diciembre de 1885), donde es una dura crítica al barroco ciclo propuesto por Ferrán aunque se lo envía personalmente y le anuncia su intención de dejar los estudios sobre el cólera «yo voy a dejar definitivamente el vírgula, cuyo terreno juzgo ya muy estéril y voy a emprenderla por otros derroteros». Fue otro estudio que fue ignorado por la comunidad científica internacional y fue posteriormente «descubierto» años después, sin conocer los resultados pioneros de don Santiago.
Aunque Cajal se lamenta de que su labor microbiológica no tuviera eco en los laboratorios de París y Berlín aún declarando «y con ello, no se perdió cosa mayor» tuvo una recompensa inesperada y clave para su carrera. La Diputación de Zaragoza, agradecida por el celo y desinterés con que trabajó para cumplir su encargo le regaló un magnífico microscopio Zeiss que le puso al nivel técnico de sus colegas extranjeros. Este microscopio era su mayor orgullo y cuando se nos quiere vender la idea de que el dinero no es tan importante para la investigación y ahí está el ejemplo de Cajal,
Al recibir aquel impensado obsequio, no cabía en mí de satisfacción y alegría. Al lado de tan espléndido Statif, con profusión de objetivos, entre otros el famoso 1,18 de inmersión homogénea, última palabra entonces de la óptica amplificante, mi pobre microscopio Verick parecía desvencijado cerrojo.
También aparece la microbiología en sus relatos de divulgación científica titulados Cuentos de vacaciones. Narraciones seudocientíficas y que firma precisamente con el seudónimo de Doctor Bacteria. En cierta manera está don Santiago también, como en cualquier escritor, presente en la ficción. Así, el protagonista de El pesimista corregido es un médico joven, que acaba de finalizar «sin éxito, pero con honra» unas oposiciones a cátedra —Cajal también fracasó en sus primeras oposiciones a cátedra— y que está convaleciente de unas graves fiebres tifoideas como Cajal lo estuvo del paludismo contraído en Cuba y la tuberculosis que le afectó posteriormente.
Durante un corto período, en aquel momento crucial de la historia de la Ciencia, Cajal se debatió seriamente entre dedicarse a la Histología o a la Microbiología. Lo cuenta así en Recuerdos de mi vida: Historia de mi labor científica
El camino histológico me condenaba sin remisión a la pobreza… mientras que el camino de la bacteriología, menos trillado entonces y bordeado de tierras casi vírgenes, prometía al investigador afortunado inagotables veneros económicos, popularidad ruidosa, y acaso gloriosa epifanía.
Escoge la histología por sus gustos personales «movido por mis tendencias» y también por razones de índole económica. Con un buen microscopio como ya tenía entonces solo necesitaba para sacar adelante su investigación histológica unos reactivos bastante baratos y algunos animales fáciles de conseguir. La Microbiología, por el contrario «es ciencia de lujo. Su culto requiere un arca de Noé de víctimas propiciatorias. Cada experimento encaminado a fijar el poder patógeno de un germen, o la acción de toxinas y vacunas, exige una hecatombe de conejos, conejillos de Indias, a veces de carneros y caballos. Súmese a esto el dineral que cuesta la cría y reposición de tantos animales de experimentación, amen del gasto de gas indispensable al régimen de autoclaves y estufas de esterilización e inoculación».
Así que esos motivos tan prosaicos del coste de los animales de experimentación y los elementos básicos del laboratorio fueron los que animaron a Cajal «a guardar fidelidad a la religión de la célula y a despedirme con pesar del microbio, al cual solo de tarde en tarde, con ocasión de análisis periciales o de investigaciones comprobatorias, me digné saludar». Eso que ganó la Histología y eso que perdió la Microbiología.
Para leer más:
- Ramón y Cajal S (1966) Charlas de café: pensamientos, anécdotas y confidencias. Espasa Calpe, Madrid.
- Ramón y Cajal S (1981) Recuerdos de mi vida: Historia de mi labor científica. Alianza Universidad, Madrid.
- Ramón y Cajal S (2007) Mi infancia y juventud. El mundo visto a los ochenta años. Ed. Prames, Zaragoza.
- Ramón y Cajal Junquera S (2005) Santiago Ramón y Cajal y la patología. En: Ramón y Cajal y la ciencia española (Fernández Ruíz B, ed.). Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid.
- http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=ferran-clua-jaime
3 respuestas a «Cajal, microbiólogo»
[…] Cajal, microbiólogo […]
JR, excelente artículo.
¡Y hay que recordar que Pasteur era químico de formación y sus primeras investigaciones fueron en Química!
:)
Tienes toda la razón. Con la vacuna de la rabia tuvo dos médicos al lado pues se podía meter en un lío legal monumental. Me permito sugerirte otro post http://jralonso.es/2011/11/10/el-nino-alsaciano-y-monsieur-pasteur/
Un gran abrazo desde el borde de la piscina