Joselito, Delgado y el control cerebral

6a00d8341bfb1653ef01630595bbfc970dEl 16 de mayo, en todos los ruedos del mundo, los toreros hacen el paseíllo sin cubrirse con la montera, los aficionados se ponen en pie y todos guardan un minuto de silencio en memoria de Joselito, el diestro más universal que ha dado la Tauromaquia y que moría en la plaza de Talavera de la Reina, en una fecha como ésa de 1920.

Joselito, José Gómez Ortega, conocido también como Gallito, porque era el más pequeño de la dinastía de los Gallo, hijo, hermano y nieto de toreros, gitano, fue un niño prodigio de la Tauromaquia. Su primera corrida con público fue el 19 de abril de 1908, a los 12 años, acompañado de José Gárate Limeño, con quien formaría pareja en numerosas tardes con un enorme éxito durante los siguientes dos años. joselitoSegún el Anecdotario Taurino, el niño de trece años escribió a su madre, bailaora flamenca, pidiendo que le dejase torear y no interrumpiera su carrera «porque se me pasa la edad«. De esta manera, con ese ansia de triunfar, fue dejando de ser Gallito y convirtiéndose en el Gallo, el torero más completo, con más dominio y destreza, un gran maestro cuya rivalidad con Juan Belmonte, el Pasmo de Triana, definió la llamada Edad de Oro del toreo y abrió puertas hacia el desarrollo moderno de la Tauromaquia.

Mejias_JoselitoLa tarde de su muerte, Joselito tenía que haber toreado en Madrid pero estaba enojado con la afición madrileña que, a su vez, y como sucede ahora con las figuras, le acusaban de usar su prestigio y ascendiente sobre  empresarios y ganaderos para conseguir toros blandos y manejables. Joselito cambió los planes y decidió  torear en Talavera de la Reina un mano a mano con su cuñado, Ignacio Sánchez Mejías, el torero de la generación del 27. macarena lutoEl quinto toro, “Bailador”, pequeño y burriciego -solo veía de lejos- le pegó una cornada en el vientre que le causó la muerte con rapidez. Tenía 25 años. Ese día, por primera y única vez, la Esperanza Macarena de Sevilla vistió de negro y lució las mariquillas –cinco esmeraldas engarzadas en forma de rosas- que había regalado el diestro.

En una ciudad tan taurina como Ronda nació en 1915 José Manuel Rodríguez Delgado. Delgado obtuvo un doctorado en Medicina en la Universidad de Madrid justo antes de la Guerra Civil y formó parte del cuerpo de Sanidad del ejército republicano por lo que al terminar la contienda pasó cinco meses en un campo de prisioneros y  tuvo que volver a obtener su título de doctor, ahora en el Instituto Cajal. Aunque su padre era oftalmólogo y su intención inicial era seguir sus pasos, quedó fascinado por la obra de Ramón y Cajal y “por lo poco que sabíamos y sabemos del cerebro” así que decidió encaminar su carrera hacia el estudio de la Neurociencia. En 1946 Delgado recibió una beca de la Universidad de Yale y se trasladó a Estados Unidos donde desarrolló toda su carrera. Figure11Part2PsychosurgeryDesde 1950 fue profesor en esta prestigiosa universidad norteamericana.

Este fisiólogo se especializó en el control cerebral de los comportamientos. La Neurociencia de su época, los años 1950, había conseguido localizar las zonas encefálicas implicadas en las principales funciones mentales, identificar las conexiones entre esas zonas y los órganos efectores y situar también las poblaciones neuronales responsables de ellas. Delgado dedicó buena parte de su trabajo científico a modificar la actividad de estas redes neuronales mediante estimulación eléctrica. implants_image001Su investigación se centró en las respuestas que se obtenían tras la aplicación de corrientes en distintos núcleos y capas encefálicas y luego en ver si esa estimulación conseguía modular desde el exterior las conductas de un animal. La idea era teóricamente sencilla. Si estimulo una zona encargada de los comportamientos agresivos, el resultado será presumiblemente más agresiones y si estimulo una segunda región, que inhibe normalmente la primera, conseguiré un comportamiento más pacífico.

Delgado había leído los trabajos del fisiólogo suizo Walter Rudolf Hess, que había demostrado que podía iniciar comportamientos como la rabia, el hambre o el sueño estimulando diversos puntos del cerebro de un gato con unos electrodos y unos cables. Hess recibió el premio Nobel junto con Egas Moniz, el descubridor de las lobotomías. pg94bDelgado, que entre sus compañeros tenía fama de ser un manitas, inventó el stimoceiver, un aparato que se controlaba mediante un mando a distancia y que modulaba la actividad cerebral mediante corrientes aplicadas a electrodos implantados en regiones precisas del sistema nervioso central. Los stimoceiver eran bastante pequeños y permitían al sujeto experimental una gran libertad de movimientos.

En una crónica publicada en La Vanguardia el 30 de marzo de 1951 y titulada “Científicos españoles en Yale”, el corresponsal en Estados Unidos del diario barcelonés Augusto Assía hablaba de su “descubrimiento” de Rodríguez Delgado

Estoy en New Haven, pequeña ciudad donde los industriales, los agricultores y la menestralía se codean con la erudición y la investigación. Sobre el “green” está Yale una de las dos más famosas universidades de los Estados Unidos. La otra es Harvard. Yo he venido a New Haven atraído por las vagas noticias que en Nueva York oí sobre las investigaciones y experimentos de un español. Este español es el doctor Rodríguez Delgado…José Rodríguez Delgado puede hacer bueno el mito de Frankenstein.

Rodríguez Delgado llegó aquí desde Madrid hace un año. Antes había estado ya con una beca en Yale seis u ocho meses. Tiene más bien aire de buen y recio mozo castellano con huellas asturianas que de tremendo conspirador que, de día y noche, desde un pequeño laboratorio en los bajos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, cabildea para apoderarse del mundo y dirigirnos a usted y a mí, a Bertrand Russell y a un cacique negro de Kenia, al estudiante de Oxford y a Stalin, como perros por una cadena.

–       ¿Y dígame, usted, doctor no pondría en sus últimas consecuencias el procedimiento ser aplicado por radio a una persona determinada sin que ella se diera cuenta o a un ejército entero en el campo de batalla? –le pregunté a Rodríguez Delgado después de verle cómo estimulaba en un gato mansedumbre o docilidad, apetito o desgana, le hacía levantar una pata o tirarse boca arriba, las cuatro patas al aire, perdido el sentido del equilibrio con solo tocar un resorte eléctrico en uno de los diabólicos instrumentos de que Delgado se rodea como Fausto de sus probetas.

Cual si yo le hubiera penetrado al doctor, como él le penetra a los gatos, perros y monos, la zona más recóndita y misteriosas de sus ambiciones, Delgado sustituyó el gesto campechano y amistoso por una mueca mitad sorprendida y mitad mefistofélica

-¿Por qué no?

 Los animales más usados en experimentación biomédica son dentro de los invertebrados, las moscas y dentro de los vertebrados, los roedores, ratas y ratones. pg85Delgado empezó sus estudios utilizando gatos pero posteriormente hizo investigaciones en monos y en humanos, tanto personas sanas como pacientes psiquiátricos. En el hospital mental de Rhode Island realizó experimentos con esquizofrénicos y epilépticos, que tuvieran una situación desesperada sin responder a ningún tratamiento siguiendo los métodos de localización de focos epilépticos utilizados por Wilder Penfield. Cuando colocó los electrodos en el septo, el resultado fue un sentimiento de euforia. Esta sensación conseguía imponerse incluso en pacientes que sufrían de un fuerte dolor crónico o de una depresión. Delgado también vio que si lo que activaba era la corteza motora también podía conseguir reacciones físicas como el movimiento de una pierna o el cierre de la mano. Un paciente con los electrodos implantados que había intentado sin éxito “oponerse” al movimiento que Delgado le estaba generando con su stimoceiver le comentó “su electricidad es más fuerte que mi voluntad”. El stimoceiver conseguía causar sensaciones que se parecían a emociones o sentimientos. Tras colocar sus electrodos en distintas zonas del hipocampo y la amígdala conseguía “sensaciones placenteras, júbilo, una profunda concentración, sentirse raro, una gran relajación, visiones en color y otras respuestas.”

Eran los años de la Guerra Fría y según algunas fuentes Delgado colaboró con la CIA y fue uno de los científicos implicados en el proyecto Pandora, un programa de investigación cuyo objetivo era generar respuestas aberrantes en el cerebro de los soldados enemigos, causadas mediante el uso de potentes campos electromagnéticos que distorsionaran la transmisión nerviosa. Según el propio Delgado, que años después negó esa implicación con los servicios de inteligencia y se autodefinía como un pacifista, su investigación había sido apoyada por distintas agencias civiles y por la Oficina de Investigación Naval pero nunca por la CIA. Según el investigador rondeño, la estimulación cerebral podía “aumentar o disminuir el comportamiento agresivo” pero no era posible “dirigir el comportamiento agresivo hacia un objetivo determinado” por lo que no tenía interés militar.

El experimento más famoso de José María Rodríguez Delgado —y aquí viene la conexión con Joselito— no usó como animal de experimentación un gato o una rata sino uno verdaderamente inusual: un toro bravo. En una plaza de tientas de Córdoba, Delgado se enfrentó al animal, más bien un novillo, al que había implantado un stimoceiver en su cerebro. toroNo muy alejado de un burladero, Delgado retó al morlaco que cargó sobre él. Al apretar un botón del mando de su stimoceiver, Delgado consiguió detener el animal. Al parecer, el implante estaba situado en el núcleo caudado. Aunque se dijo, y alguno lo atribuye al propio Delgado, que había conseguido suprimir el instinto agresivo del animal, el caudado está implicado en el control de los movimientos voluntarios por lo que el resultado fue más una inhibición de la carrera que una reducción del instinto de ataque. Probablemente Delgado decidió no jugársela y era más directo y seguro inhibir el movimiento que inhibir la agresividad en un morlaco que ya se hubiese arrancado. La historia fue portada del New York Times el 17 de mayo de 1965 bajo el titular “Matador con un radiotransmisor consigue detener a un toro”. Según el periódico, se trataba de la más espectacular demostración de las posibilidades de control externo de la mente que se hubiese realizado jamás.

El video que Delgado grabó se puede ver[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=6nGAr2OkVqE[/youtube]

En 1969 Delgado publicó un libro titulado “Physical Control of the Mind: Toward a Psychocivilized society”. El libro, basado en su investigación, estaba ilustrado con fotografías de monos, gatos, el toro y dos mujeres jóvenes que escondían sus stimoceivers debajo de sendos turbantes. 38632477Parte del libro tenía un tonillo inquietante: la tecnología neurofisiológica estaba a las puertas de “conquistar las mentes” y crear “un hombre menos cruel, más feliz y mejor”. Por otro era valiente, sugerente y ha sido motivo de controversia desde su publicación.

Dos investigadores de Harvard con los que Delgado había tenido una corta colaboración, Frank Ervin y Vernon Mark, habían publicado un libro titulado “Violence and the Brain” donde sugerían que la estimulación cerebral o la psicocirugía podían ser la solución para las «tendencias violentas de los negros» que se manifestaban en el interior de las ciudades norteamericanas, lo que se consideraba el principal problema social del momento. Esos disturbios, que sucedieron el año anterior en 125 ciudades, habían sido la respuesta de la comunidad afroamericana al asesinato de Martin Luther King.

heathEn 1972, la inquietud sobre la manipulación cerebral aumentó al conocerse que Robert Heath, un psiquiatra de la Universidad de Tulane, había intentado cambiar la orientación sexual de un hombre homosexual mediante la estimulación de su región septal —la que daba sensación de bienestar y placer— mientras mantenía relaciones sexuales con una prostituta. Otro psiquiatra, Peter Breggin, atacó estos procedimientos en una declaración ante el Congreso de los Estados Unidos indicando que estas investigaciones buscaban crear una “sociedad en la que todo el que se desviase de la norma sería mutilado quirúrgicamente”, y llamó a Delgado “el gran apologista del totalitarismo tecnológico”.

La situación para Delgado se fue volviendo más y más complicada. Distintos individuos le acusaban de haberles implantado stimoceivers en sus cerebros sin ellos haberse dado cuenta ni sin su consentimiento. Una mujer con esta peregrina idea demandó a Delgado y a la Universidad de Yale por un millón de dólares. Aún así, era considerado uno de los científicos más prominentes del país y en 1970 el New York Times Magazine le llamó  “el apasionado profeta de una nueva sociedad psicocivilizada cuyos miembros podrían influir y alterar sus propias funcionales mentales.”  20120512vpalsiIEn 1974 el ministro  Villar Palasí, el creador de la EGB, le pidió su colaboración invitándole a volver a España incorporándose a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, la joya del régimen. Delgado volvió a nuestro país y pasó aquí casi dos décadas, regresando posteriormente a Estados Unidos.

Delgado fue un pionero del chip cerebral, y aunque nos pueda recordar a Matrix o a los Cybermen de Dr. Who en la actualidad estos implantes se utilizan experimentalmente para el tratamiento de la epilepsia, la enfermedad de Parkinson, la parálisis, la ceguera y otros trastornos mentales. Junto a esto, la idea del control del comportamiento mediante el implante de electrodos y su activación no ha desaparecido. Robo-rat graphicRoboRat salió a la luz en mayo de 2002. Una rata con electrodos implantados en su cerebro podía ser controlada a distancia y dirigida en una dirección u otra. El proyecto RoboRat había sido financiado por la famosa –y para algunos siniestra- agencia DARPA, la agencia de proyectos científicos avanzados de Defensa del Pentágono. Los objetivos parecían positivos: desactivar explosivos colocados por un ejército enemigo o terroristas, aumentar la eficacia de las tropas en combate, ayudar a los heridos a recuperarse convirtiéndose –supongo que otro animal que no fuese una rata- en mascotas terapeutas y poder generar información científica útil para toda una serie de trastornos físicos y mentales. Sin embargo para otros los implantes cerebrales son un arma del deseo de los poderosos de controlar el libre albedrío y tener ejércitos de zombis dispuestos a seguir sus órdenes –matar, morir- como autómatas sin voluntad y uno de los riesgos del futuro. A los 91 años, Delgado fue entrevistado en un episodio de un documental de la serie Horizontes de la BBC emitido en 2006 y titulado “Humano versión 2.0”.

Pero volvamos a la Macarena tras la muerte de Joselito. Con la proclamación de la II República algunos grupos de radicales o directamente de delincuentes se dedicaron a saquear algunos templos sevillanos. El sacristán de la Basílica del barrio de San Gil donde se veneraba la imagen fue a ver a Ignacio Sánchez Mejías, el amigo de Federico García Lorca, cuñado de Joselito y testigo de su muerte y le dijo “Don Ignacio, hay que salvar a la Virgen de la Macarena.” Cuándo el torero le preguntó dónde estaba, el sacristán le contestó que la había bajado del altar y la había escondido en su casa y “para no llamar la atención —una opinión en la que no sé si estaba muy acertado— la he metido en mi cama como si fuera una persona”. Entierro_joselitoEsa noche, el torero cargó una camioneta con cuerdas, una escalera y mortero y fue a recoger la estatua a casa del sacristán. A primera hora de la mañana se dirigió con su cargamento al cementerio de San Fernando y le explicó al guarda, que afortunadamente no debía ser  muy taurino, que era un marmolista que iba a reparar una tumba. Con su llave personal abrió la placa de metal que daba acceso al sepulcro situado bajo el monumento funerario de Joselito y allí depositó la sagrada imagen de la Virgen. Durante más de dos meses toda Sevilla comentó indignada la desaparición de su Macarena sin sospechar que estaba escondida bajo la protección de los restos mortales de quien tantas veces en vida había implorado su ayuda.

 

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José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

ORCIDLensScopusWebofScienceScholar

BNEDialNetGredosLibrary of Congress


2 respuestas a «Joselito, Delgado y el control cerebral»

  1. Avatar de molinos

    Increíble historia y espectacularmente contado.

    Gracias. Me ha flipado.

    1. Avatar de José R. Alonso

      ¡Gracias a ti!
      Me alegro mucho de que te haya gustado. Yo disfruté un montón escribiéndolo y buscando datos. Abrazo fuerte

Muchas gracias por comentar


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