Más sobre la gripe A

En un post anterior comentaba sobre la vacuna contra la gripe A. En la última semana han seguido surgiendo noticias sobre la pandemia, sobre si fue un peligro real o una falsa amenaza generada artificialmente por las compañías farmacéuticas para vender más vacunas y medicamentos antivirales y hacer más negocio.

Los cálculos de los efectos de la epidemia son variados. La OMS declaró el 13 de diciembre de 2009 que la gripe A H1N1 había causado 10.582 muertos en 208 países y territorios. Sin embargo, la Organización Médica Colegial de Estados Unidos indicó que se habían infectado 45 millones de norteamericanos, con unas 200.000 hospitalizaciones y unos 10.000 muertos. Como dice mi amigo Manolo, son pocos si a no ti te toca. El virus ha sido menos letal de lo inicialmente temido y también se ha visto que mientras se pensaba que eran necesarias dos dosis de vacuna por persona para una inmunización completa, parece ahora que una única dosis es suficiente.

Una primera respuesta ha sido reestructurar los pedidos. Francia está pensando cancelar 50 de los 94 millones de dosis que encargó a las cuatro grandes farmacéuticas. Alemania ha cancelado un tercio de los 50 millones de dosis que encargó a GlaxoSmithKline. El Reino Unido, Suiza, Holanda y España han indicado que también están pensando en recortar sus pedidos o vender las dosis que no necesitan a otros países según informó el Wall Street Journal. Quatar ha comprado 200.000 dosis y Egipto estaba negociando comprar dos millones. Seguro que consigue un buen precio. En Estados Unidos, por el contrario, el gobierno ha informado que piensan vacunar a tanta gente como sea posible y no tienen ninguna intención de cancelar pedidos o vender sus stocks.

Un segundo efecto ha sido la respuesta política. El presidente Sarkozy indicó el pasado martes que el gobierno había hecho lo correcto y que él siempre prefería “pasarse de prudente” en asuntos relacionados con la salud de la gente, que no mostrar prudencia suficiente. En Alemania, un portavoz del Ministerio de Sanidad declaró que se rebajaban los pedidos porque bastaba con una dosis, cosa que no se sabía al comienzo y porque “la gente no corría a por la vacuna”

Ha existido un cierto vaivén de posiciones, en distintos países incluidos Francia y España. En principio, solo se iban a vacunar los grupos de riesgo: embarazadas, servicios médicos, servicios de emergencia, niños, adultos menores de 25 años con una enfermedad crónica, personal de guarderías), luego ante la demanda de más y más colectivos que consideraban que ellos eran también grupos de riesgo, se amplió al total de la población. Finalmente, ha existido poca demanda popular, habiendo sido vacunada menos del 10% de la población en Francia, Alemania o España.

La polémica sobre el proceso ha llegado a las instituciones. La asamblea parlamentaria del Consejo de Europa ha programado una sesión con el sugerente título, que parece comprometer el resultado de la investigación, de “Falsas pandemias, una amenaza para la salud”. El presidente de la Comisión de Sanidad, el alemán Dr. Wolfgang Wodarg, ha hecho unas declaraciones explosivas indicando que  las farmacéuticas influyeron en la decisión de la OMS de declarar una pandemia, que el brote de H1N1 fue “uno de los mayores escándalos médicos del siglo” y que “tenemos una gripe leve y una pandemia falsa”. Wodarg indicaba que había contratos blindados entre las farmacéuticas y los gobiernos desde hace cinco años para garantizarse el suministro, lo que les aseguraba ganancias enormes sin ningún riesgo y que solo hacía falta que la OMS declarase una pandemia para “activar los contratos”. Glaxo ha declarado que estas “alegaciones de influencias indebidas son desafortunadas e infundadas. La OMS declaró que la gripe porcina H1N1 cumplía los criterios de pandemia”. Keiji Fukuda, consejero especial de la directora general de la OMS para la gripe A ha respondido en el Washington Post rechazando también las acusaciones indicando que “el mundo está atravesando una pandemia real. La descripción de ello como un engaño es a la vez falsa e irresponsable”. Será interesante ver qué conclusiones se derivan de esa sesión.

Finalmente, el New York Times examinaba la respuesta en los Estados Unidos y mencionaba que había puesto al descubierto algunas de las debilidades de su sistema sanitario: tecnología sobre vacunas anticuada y lenta, dependencia de empresas productoras de vacunas extranjeras y grandes hospitales llevados al límite por una epidemia relativamente leve”. Quizá la gripe nos deje algo bueno, una mejora de la transparencia en las relaciones entre gobiernos, OMS y empresas farmacéuticas y una revisión de los puntos débiles de nuestro sistema de respuesta a las epidemias. No está nada mal.

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

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