Los ratones doestoievski

La epilepsia se debe a una actividad anormal, exagerada o hipersincrónica de las neuronas de una región cerebral. Esa actividad eléctrica anormal es el único punto en común entre los distintos tipos de epilepsias, que pueden ser muy diversas. Estos trastornos pueden ser transitorios o durar toda la vida, iniciarse al comienzo de la adolescencia o en plena madurez, tener un elemento causal, un desencadenante (accidente, operación, tumor,..) o ninguno identificado, pueden responder muy bien a la medicación o ser totalmente refractarios…  De hecho, para su comprensión y tratamiento probablemente sería más lógico hablar de “las epilepsias”.  En algunos casos el ataque epiléptico es iniciado por un estímulo determinado como leer, un flash de luz, o en unos hámsteres que tenemos en nuestro Instituto de Neurociencias, con un sonido determinado como agitar unas llaves. La posibilidad de generar a voluntad una crisis epiléptica es una herramienta de enorme interés para el estudio y conocimiento de este trastorno neurológico. Aunque a veces tenemos el problema contrario, algo que considerábamos inocuo y que se convierte en un elemento desencadenante, es decir, es capaz de causar una epilepsia. Como ejemplo, el 16 de diciembre de 1997, 685 niños tuvieron que ser hospitalizados en Japón víctimas de crisis epilépticas generadas por un episodio de los dibujos animados de Pokemon. Parece que un cambio rápido entre los colores azul y rojo de una escena, con esa peculiar hiperestimulación sensorial de la animación japonesa, fue la causa de aquel triste episodio.

Hay muchos personajes famosos de los que se sospecha o se sabe que han tenido epilepsia; entre ellos, Calígula, el papa Pío IX, el actor Danny Glover, Theodore Roosevelt, Van Gogh, el cantante Prince… Aunque hay también numerosos literatos en esa lista incluyendo Gustave Flaubert, Dante, Walter Scott, Tolstoi, Lewis Carroll, Santa Teresa, Moliere, Lord Byron,  en ninguno aparece la epilepsia de forma tan marcada como en la vida y en la obra de uno de los grandes de la Literatura: Fiodor Dostoievski

Dostoievski nace el 30 de octubre de 1821 en el Hospital de los Pobres de Moscú donde su padre ejercía de médico-cirujano. A los siete años despertó con unos fuertes gritos a sus padres pero no hay constancia de que aquello fuera una crisis epiléptica. A los diez años es testigo de la violación de una niña vecina suya lo que le causa una enorme alteración y un profundo impacto psicológico. A sus dieciséis años su madre muere de tuberculosis y a sus dieciocho su padre es asesinado por sus siervos. A los 22 años se gradúa de teniente en la Escuela Militar de Ingeniería. En octubre del año siguiente, 1844, sufre su primera crisis epiléptica bien documentada, presenciada por su compañero de habitación el también escritor Dmitry Grigorovich. En enero de 1846 sufre un “desmayo” en una fiesta con Turgueniev y Nekrasov. El 26 de abril del mismo año tiene un “ataque de nervios” tras recibir unas críticas muy negativas sobre su nueva novela “El Doble”. El 7 de julio de 1847 sufre una fuerte crisis en la Plaza del Senado, frente a la Catedral de San Isaac, en presencia del doctor Ianovsky, que hace un detallado informe clínico y documenta el suceso. El 1 de abril de 1849 sufre otro ataque en medio de una acalorada discusión sobre la esclavitud en una reunión política. El 23 de abril es arrestado junto a otros 34 conspiradores del círculo Petrashevski por orden del zar Nicolás I. En 1856 manda una carta al nuevo zar, Alejandro II, solicitando permiso para abandonar el ejército y alegando la epilepsia como motivo. El 6 de febrero de 1857 contrae matrimonio con María Ishaeva y tiene una crisis grave durante la luna de miel. Ese mismo año aparecen los primeros fármacos eficaces contra la repetición de las crisis epilépticas, los bromuros. El 15 de enero de 1858 vuelve a solicitar la licencia del ejército por enfermedad. Hace llegar a través del barón Wrangler dos informes médicos al zar. El 8 de mayo se le permite dejar el ejército y residir en la Rusia Occidental. El 12 de abril de 1863, la Academia Imperial de Medicina emite un informe certificando que Dostoievski sufre de epilepsia y recomendando baños de mar con lo que se le autoriza a salir del país. Tiene consultas con Trosseau en París y con Romberg en Berlín. Se encuentra con su amante Polina Suslova en París y reanuda su pasión por el juego, desarrollada durante su juventud en la Academia militar. Su hijo Alekxey muere a los tres años como consecuencia de un segundo status epiléptico de más de tres horas de duración. Tras visitar distintas ciudades y balnearios vuelve a San Petersburgo completamente arruinado. En octubre de 1866 contrata a una amanuense Anna Grigorievna Snitkina con la que se casará pocos meses después y cumple el compromiso de escribir una novela en tres semanas: “El Jugador”. Una carta fechada el 9 de diciembre dirigida a Anna explica que no podrá ir a su cumpleaños por sufrir una crisis epiléptica. El 1 de enero de 1867 nota los síntomas que preceden a las crisis y abandona una fiesta organizada por su hermana en Moscú. A finales de febrero sufre fuertes y frecuentes crisis. El gobierno ruso le autoriza de nuevo a abandonar el país para buscar tratamiento. Permanecerá cuatro años en el extranjero. En 1868 sufre fuertes crisis y muere su hija recién nacida Sonya. Los siguientes años sigue teniendo fuertes crisis epilépticas y su salud se va deteriorando. Sigue escribiendo prácticamente hasta el final de su vida que se produce el 28 de enero de 1881.

La epilepsia tiene también una presencia importante en su obra. En octubre-diciembre de 1846 empieza una novela “La Patrona”, donde aparece su primer personaje epiléptico: Murin. El 9 de julio de 1861 termina su novela “Humillados y ofendidos” donde aparece su segundo personaje epiléptico: Nelly. En 1868 publica “El idiota” con su tercer personaje aquejado de epilepsia, el príncipe Myshkin. El 22 de enero de 1873 publica “Los demonios” donde aparece el cuarto personaje epiléptico de su obra: Kirillov. En diciembre de 1880 publica “Los hermanos Karamazov”. Uno de los personajes, Smerdyakov, suicida como Kirillov, es epiléptico y finge una crisis como coartada para encubrir el parricidio que ha cometido.

Dostoievski usa la epilepsia como fuente de inspiración y la incorpora a su obra. Como uno más de los chamanes epilépticos que han existido a lo largo de la historia, el escritor ruso intenta abrir a través de sus libros, esos mundos desconocidos que explora la Literatura, pero que llevan a lo más profundo del ser humano, a su lugar en el mundo, a su relación con Dios, a enfrentarse y encontrarse consigo mismo.

La epilepsia de Dostoievski no era como la de la mayoría de la gente ya que decía experimentar un aura de éxtasis antes de un ataque, mientras que la mayor parte de las personas afectadas experimentan una sensación desagradable previa a la crisis. De hecho, a ese tipo menos frecuente se le denomina en la actualidad epilepsia de Dostoievski o epilepsia extática y se ha relacionado con una personalidad característica. Así lo cuenta el príncipe Myshkin en El idiota:

«Durante unos momentos antes del ataque, experimento una tal sensación de felicidad imposible de imaginar en un estado normal y del que otra gente no tiene idea. Me siento en total armonía conmigo y con el mundo entero, y esta sensación es tan fuerte y tan deliciosa que por unos segundos de tal bendición daría unos gustosos diez años de su vida si no la vida entera».

Es llamativo que estando Dostoievski afectado por un trastorno mental sea considerado el escritor que más y mejor ha construido la psicología de sus personajes. Según Stefan Zweig el escritor moscovita ha sido “el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos”. Su obra está llena de vitalidad, drama, pasiones, atmósferas explosivas, escándalo, sufrimiento, el problema del mal, la inocencia y la culpabilidad, la búsqueda de Dios. Como le contaba Oliver Sacks a Enric González “Estas disfunciones neurológicas pueden tener el mismo efecto positivo que puede tener el dolor: hacen a quien las sufre más lúcido, más consciente de sí mismo. Podría decirse que no difuminan la identidad, sino que la refuerzan, aunque, como el dolor, también pueden tener un efecto destructivo y anular a quien las padece.”

Si hemos dicho que la epilepsia es como una tormenta eléctrica en el cerebro, las causantes de la diferencia eléctrica entre el interior y el exterior de las neuronas son bombas, pequeños motores bioquímicos capaces de mover iones de un lado a otro de las membranas de las neuronas. Más de un tercio de la energía de nuestro organismo, de todo lo que conseguimos mediante la alimentación lo gastamos en operar las bombas de las células por su enorme importancia para la supervivencia del organismo.

La bomba más importante es la de sodio y potasio, puesto que estos dos iones son los principales responsables de la asimetría atómica y eléctrica a ambos lados de la membrana. La bomba sodio potasio está formada por dos proteínas, llamadas subunidad beta y subunidad alfa, de la que hay tres variantes: alfa1, alfa2 y alfa3, codificadas por tres genes Atp1a1, Atp1a2 y Atp1a3 que se expresan en el cerebro de mamíferos. Alfa1 se encarga del mantenimiento básico en diversos tipos celulares, alfa2 es predominante en células gliales en los humanos adultos y alfa3 se encuentra exclusivamente en las neuronas.

Se sabía algo interesante, si inyectábamos en el cerebro de un roedor una molécula llamada ouabaína, que actúa como un inhibidor de la bomba de sodio/potasio se inducían ataques epilépticos. Pero en ratones mutantes a los que les faltaban tanto la alfa1 como la alfa2, no se producían ataques epilépticos. Por tanto el gen Atp1a3, el que codifica la alfa3, tenía que ser el jugador clave.

Steven Clapcote de la Universidad de Leeds en Gran Bretaña generó una raza de ratones mutantes donde el gen Atp1a3 tenía una copia mutada, con lo que bomba alfa3 funcionaba peor, comprobando que estos ratones, con solo un gen mutado, eran mucho más propensos a las crisis epilépticas. Los genes Atp1a3 de ratón y hombre son prácticamente idénticos. Clapcote considera que es un “serio candidato” para explicar algunos tipos de epilepsia humana. La bomba funcionaría peor, el equilibrio de sodio y potasio sería imperfecto, y el modelo de descargas eléctricas, que se basa en movimientos de sodio y potasio estaría alterado, produciéndose las crisis epilépticas.

El equipo de investigación pudo demostrar que podía tratar los síntomas de los ratones con ácido valproico, un medicamento estándar para el tratamiento de la epilepsia. No solo eso, sino que también podían “curar” la epilepsia al menos en la siguiente generación. Inyectaron fragmentos de ADN que contenían una variante normal del gen Atp1a3 en óvulos de ratón. Con ello consiguieron una nueva raza de ratones que producía copias extras de la proteína alfa3 normal y los cruzaron con los ratones mutantes que tenían la bomba estropeada. La mitad de los ratoncitos nacidos de ese emparejamiento tenían el gen alfa3 fallido pero no tenían epilepsia porque habían heredado las copias extras del gen alfa3 normal de la madre modificada. Es un resultado impactante para nuestra lucha contra la epilepsia aunque todavía sin una aplicación práctica en humanos.

La raza o cepa de ratones desarrollada por Clapcote y su equipo fue denominada Myshkin en recuerdo del personaje de El Idiota que sufría epilepsia. Colin Barras los denominó los “ratones Doestoievski” y tampoco está de más recordar que en ruso, “mysh” significa… ¡ratón!

Para leer más:

José Ramón Alonso

CATEDRÁTICO EN LA Universidad de Salamanca

Neurocientífico: Producción científica

ORCIDLensScopusWebofScienceScholar

BNEDialNetGredosLibrary of Congress


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